El gigante sudamericano no deja de batir récords y cada vez se fortalece más como epicentro de la pandemia del coronavirus (y ya no solo a nivel regional)A las 11.40 am del pasado 9 de mayo sonó el teléfono. Del otro lado de la línea el mismísimo papa Francisco. El cardenal Odilio Pedro Sherer, arzobispo de San Pablo (Brasil), se sorprendió e inmediatamente compartió públicamente parte de aquella conversación.
Entre otras cosas, una sencilla pero profunda pregunta del Papa: “Cómo están en San Pablo”. Es que Francisco tenía información sobre la gravedad del avance de la pandemia del coronavirus, en particular en esta gran ciudad de Brasil y fue así que manifestó su gran preocupación por el número creciente de enfermos y fallecidos, prometiendo rezar por todos.
“También quería saber cómo están los pobres (…) Expresado su proximidad y solidaridad con toda la población de San Pablo y dijo que estaba orando por nosotros”, dijo Sherer en un comunicado (ver aquí).
Es que la llamada del Papa verdaderamente se ha transformado en “gesto de amor” y ejemplo a seguir a nivel general en un momento en donde lo único que se ve a nivel de medios de comunicación es el constante aumento de casos positivos y personas fallecidas en Brasil.
El gigante de América Latina no para de batir récords en cuanto a la pandemia. Recientemente se informó que en tan solo 24 horas eran casi 900 las personas fallecidas y superando a países como Alemania con más de 170.000 casos positivos.
Lo que sucede en Brasil –donde también ha trascendido la difícil situación de los hospitales y hasta de cementerios que no dejan de enterrar a muertos en sitios como Manaos- no solo preocupa a la región, sino que ha generado la atención a nivel mundial.
No son pocos los especialistas que ya lo posicionan como epicentro de la pandemia (siendo que en las últimas horas América ya destronó a Europa en la lastimosa y desdichada competencia).
Efectivamente, lo de Brasil ya no solo representa un complejo estadístico. Verdaderamente se ha convertido en un drama humano. Y en el medio de todo esto, las idas y vueltas constantes a nivel de autoridades y aumento de advertencias de organismos como la Organización Panamericana de la Salud (OPS) que no dejan de manifestar preocupación.
En tanto, en medio de este panorama, la Iglesia, que no deja de tender la mano y apoyar a las víctimas a través de diversas iniciativas, como ya hemos contado en Aleteia.
Es por todo esto que, si conoces a alguien en Brasil, no dudes en contactarlo, preguntarle cómo está. Lejos de todo “sensacionlismo”, solo por una cuestión de empatía. Lo más noble del corazón y con la confianza de que todo mejorará. Pero hoy más que nunca es necesario que también puedas acompañar y expresar cercanía -desde donde estés- en esta hora tan complicada.
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