Ser un actor famoso puede que tenga muchas cosas buenas pero también tiene algunas malas, como que de vez en cuando tengan que besar a gente que no les gusta, no les atrae o simplemente, les cae mal
En el cine nada es lo que parece, especialmente en cuanto al amor. Repasamos algunos de esos besos incómodos en los que actores y actrices tuvieron que terminar compartiendo ciertas intimidades que en otras circunstancias jamás habrían llevado a la práctica.
1. A pesar de la truculenta fama que tiene Woody Allen, lo cierto es que el actor, guionista y director es muy escrupuloso a la hora de ir dando besos a diestro y siniestros. Suele dejar muy claro que cuando tiene que dar uno a una actriz tiene que ser sin ningún tipo de intercambio de fluidos. Tal vez por esto, cuando Helena Bonham Carter tuvo que besarlo en Poderosa Afrodita, dijo que besar a Allen fue “como besar al muro de Berlín”.
2. En 1994 Nick Nolte y Julia Roberts protagonizaron una película juntos sí, aunque nadie se acuerde de ella. En España se estrenó bajó el discutible título de Me gustan los líos. El caso es que al parecer, Nolte y Roberts nunca se llevaron bien. Hasta tal punto fue el asunto que según cuentan ambos actores rodaron por separado sus escenas para no tener que coincidir en plató. Sin embargo, cuando llegó el momento de darse un beso no hubo más remedio que compartir ubicación espacio-temporal. Aunque fuera a regañadientes. Julia Roberts llegó a decir de Nick Nolte, un hombre con reconocidos problemas con el alcohol, que era “un ser humano repugnante”.
3. El que probablemente fue uno de los besos más emotivos y estéticos del cine moderno fue cuando Kirsten Dunst tuvo que besar a Tobey Maguire disfrazado de Spider Man mientras colgaba de un cable. Maguire estaba boca abajo y además llovía (por lo que el agua se le metía por la nariz) y Dunst le cubría toda la boca mientras lo besaba. Algo tan básico como respirar fue especialmente complicado en esa escena tan recordada.
4. En uno de los momentos más implícitamente tórridos de Con faldas y a lo loco, Tony Curtis y Marilyn Monroe comparte un beso detrás de otro, cada vez más apasionado. Según las crónicas del rodaje la Monroe fue un desastre detrás de otro, llegaba tarde todos los días, exigía repetir las tomas hasta el delirio, solía romper a llorar después de ellas y costaba horrores que se aprendiera sus frases. En general caía bastante mal. Curtis llegó a decir que “besar a Marilyn Monroe fue como besar a Hitler”.
5. Gary Oldman y Winona Ryder tuvieron que poner toda la carne en el asador y demostrar que eran actores de primera en Dracula de Bram Stoker, porque ambos se llevaban realmente mal y según el guión, estaban locamente enamorados el uno del otro. Las escenas de besos y sexo implícito de la cinta fueron un suplicio para Ryder que por si fuera poco fue quien enseñó el guion a Coppola y quien, en esencia, puso esa película en pie. Algo que por cierto, nunca se le ha reconocido.