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Papa Francisco ante la tumba de Juan Pablo II: “El Señor hace 100 años visitó a su pueblo”

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Ary Waldir Ramos Díaz - publicado el 17/05/20
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En el 100 aniversario del nacimiento de san Juan Pablo II, la Basílica Vaticana y otras iglesias en Italia abrieron sus puertas para el regreso de las misas con fieles tras una escalonada reapertura por la pandemia del coronavirus. El Señor hace 100 años visitó a su pueblo, envió a un hombre, envió a un pastor para que guiara a su pueblo en la misericordia, dijo el papa Francisco, quien presidió una misa especial en memoria del centenario del nacimiento de Juan Pablo II en la Capilla donde se encuentra la Tumba del santo dentro de la Basílica Vaticana este lunes 18 de mayo de 2020. 

En su homilía, Francisco destacó tres rasgos que hicieron pasar a la historia a Karol Wojtyla, santo, que se convertiría en el primer pontífice no italiano, con numerosos récord en su largo pontificado: “la oración, la cercanía al pueblo, el amor a la justicia”, destacó.

En tiempos de la pandemia del COVID-19, el pontífice encomendó al pueblo de Dios a la intercesión de San Juan Pablo II,  mientras Italia reabrió hoy las puertas de las iglesias para el regreso de las misas con fieles en el contexto de una escalonada de las restricciones por coronavirus.  

Ante la tumba del santo polaco que instituyó la Fiesta de la Divina Misericordia, el papa Francisco rezó “para que nos dé a todos la gracia de la oración, de la cercanía y de la justicia que es misericordia y de la misericordia que es justicia”.

Después de 71 días de clausura por la pandemia y luego de un trabajo de saneamiento de la Basílica Vaticana para evitar contagios, los fieles podrán volver a rezar ante la tumba del santo polaco, la cual fue trasladada tras su beatificación desde la cripta de San Pedro hasta la Capilla de San Sebastián que está en la Nave Central. 

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© Vatican Media

Fiesta 

La Iglesia católica celebrará este 18 de mayo con varias iniciativas el centenario del nacimiento en 1920 en Wadowice, un pequeño pueblo en el sur de Polonia, en el seno de una familia humilde, de Karol Wojtyla.

El 16 de octubre de 1978 fue elegido Juan Pablo II,  en el llamado “año de los tres Papas”, y Karol Wojtyla continuó con su pontificado hasta el 2 de abril de 2005, día de su muerte, después de una larga enfermedad. Su beatificación fue celebrada el primero de mayo de 2011 en una Plaza San Pedro llena de fieles y peregrinos de todo el mundo, por su inmediato sucesor, Benedicto XVI. Fue el papa Francisco quien lo proclamó santo, junto con Juan XXIII, el 27 de abril de 2014.

26 años y cinco meses, su pontificado es el tercero más largo en la historia de la Iglesia Católica, después de los del primer papa, San Pedro y Pío IX (1846-1878).

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© Vatican Media

El Señor amó a su pueblo enviando a Juan Pablo II

A continuación, la homilía del papa Francisco en honor de la memoria de San Juan Pablo II: “El Señor ama a su pueblo. Lo hemos cantado en el estribillo. Una realidad que el pueblo de Israel repetía y le gustaba repetir: El Señor ama a su pueblo. En los momentos malos, el Señor ama siempre, a la espera de como se manifestará este amor. 

El Señor enviaba un profeta o un hombre de Dios por este amor. El pueblo reaccionaba diciendo: El Señor ha visitado a su pueblo porque lo ama. Lo mismo decía la multitud que seguía a Jesús, viendo las cosas que hacía: El Señor ha visitado a su pueblo. 

El Señor ha visitado a su pueblo y ha enviado a un pastor, Juan Pablo II, porque lo ama

Hoy, nosotros aquí, podemos decir, después de cien años: El Señor ha visitado a su pueblo. Dios ha enviado a un hombre, lo ha preparado para hacerlo obispo y guiar la Iglesia. Haciendo memoria de Juan Pablo II, recuperamos esto: ‘El Señor ama a su pueblo, el Señor ha visitado a su pueblo y ha enviado a un pastor’.

¿Cuáles son las pruebas del buen pastor que encontramos en san Juan Pablo II? Tantas. Digamos tres, dicen que los jesuitas explican las cosas de a tres: La oración, la cercanía al pueblo, el amor a la justicia”.

Oración

San Juan Pablo II era un hombre de Dios porque rezaba tanto. ¿Cómo es posible que un hombre tan ocupado, con tanto trabajo al guiar la Iglesia ocupara tanto tiempo en la oración?

Él sabía muy bien que la primera tarea de un obispo era orar y esto no lo ha dicho el Vaticano II, lo ha dicho San Pedro cuando ha ordenado (a un grupo de) diáconos: ‘Y para nosotros los obispos la oración es el anuncio de la palabra. Primera tarea de un obispo es orar’. Él lo sabía y él lo hacía: modelo de obispo que reza, ¡la primera tarea!

Juan Pablo II sabía que su primera tarea como obispo era rezar mucho

Nos ha enseñado que un obispo cuando hace examen de conciencia en la noche debe preguntarse: ¿Cuántas horas hoy he rezado? Un hombre de oración.

Cercanía

La segunda prueba: hombre de cercanía. No era un hombre distante del pueblo. Al contrario, iba a encontrar al pueblo y giró el mundo entero encontrando su pueblo, buscando a su pueblo, haciéndose cercano. Y la cercanía es uno de los rasgos de Dios con su pueblo. 

Recordemos que el Señor dice al pueblo de Israel: Mira, dime ¿cuál es el pueblo que ha tenido a sus dioses tan cerca, así como tú lo has tenido conmigo? La cercanía de Dios con su pueblo y que luego se hace más estrecha con Jesús, se fortalece con Jesús. 

Un pastor está cerca al pueblo, por el contrario no es un pastor, es un jerarca, es un administrador, a lo mejor bueno, pero no es un pastor. Cercanía al pueblo y San Juan Pablo II nos ha dado ejemplo de esta cercanía: cercano a los grandes y a los pequeños, a los próximos y a los alejados. 

San Juan Pablo II nos ha dado ejemplo de cercanía. “Un pastor que no esté cerca al pueblo es un jerarca, es un administrador, a lo mejor bueno, pero no es un pastor”

Amor a la justicia

Tercer rasgo: el amor a la justicia. Pero a la justicia plena. Un hombre que quería la justicia social, la justicia de los pueblos, la justicia que acaba con las guerras: la justicia plena. Por eso, san Juan Pablo II era un hombre de misericordia porque justicia y misericordia van juntas.  No se pueden distinguir. Están juntas: justicia y misericordia, pero la una sin la otra no se encuentran. 

Y hablando del hombre de justicia y de misericordia pensemos a cuánto hizo Juan Pablo II para que la gente entendiera la misericordia de Dios. Pensemos cómo él promovió la devoción a Santa Faustina (Kowalska) y que acompaña hasta nuestros días a la Iglesia en la memoria litúrgica.

San Juan Pablo II fue ejemplo de un pastor amante de la justicia misericordiosa y de la misericordia justa

Él había sentido que la justicia de Dios tenía este rostro de misericordia, esta actitud de misericordia y este es un dono que nos ha dejado él: la justicia misericordiosa y la misericordia justa. 

Recémosle hoy para que nos de a todos, especialmente a los pastores de la Iglesia, pero a todos, la gracia de la oración, la gracia de la cercanía y la gracia de la justicia misericordiosa y la misericordia justa”, concluyó Francisco.



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