Reabrir las iglesias: con precauciónEn todos los países del orbe católico la emoción por volver a Misa y comulgar podría pasar por encima de las normas de higiene, cautela y distanciamiento social propuestas por las autoridades de cada país.
Sin embargo, estas normas deben ser seguidas a pie juntillas por los fieles y por los sacerdotes, aunque parezcan excesivas y, a menudo, fuera de lugar entre los católicos cuya confianza está puesta en el Señor.
Pero un caso –aunque un caso no es la generalidad—de una parroquia de Houston (Texas) debería poner en guardia a quienes quisieran “volver a la normalidad” en lo que respecta al culto, a los sacramentos y a la vida católica en general.
Dos sacerdotes dan positivo
Se trata de la parroquia del Espíritu Santo, situada en el barrio de Bellaire, quien tuvo que cerrar nuevamente después que cinco de los siete miembros de la comunidad redentorista, incluyendo dos sacerdotes que habían estado activos celebrando misas en público, dieron positivo por COVID-19.
La parroquia está cerrada desde el jueves 14 de mayo. Basándose en el consejo de un médico, los miembros de la comunidad redentorista decidieron entrar en cuarentena. Y tres días después, el diagnóstico evidenció el contagio.
El detonador de este hecho fue la muerte del padre Donnell Kirchner, sacerdote redentorista de 79 años, quien murió el miércoles 13 de mayo y cuyo fallecimiento tiene ligas con el coronavirus.
El anciano sacerdote estuvo previamente internado en un hospital de Houston, víctima de neumonía, y había sido enviado a reposar en la comunidad para cuidarse solamente con medicamentos. La parroquia del Espíritu Santo reabrió el 2 de mayo y desde entonces hasta el cierre, solamente se sabe que una de las personas asistentes ha dado positivo al coronavirus. Pero podría haber más.
No hubo descuido
“Si alguien ha asistido a misas en persona en la Iglesia del Espíritu Santo desde la reapertura, le recomendamos encarecidamente que controle su salud para detectar cualquier síntoma y que se haga la prueba de COVID-19, como medida de precaución”, dijo en un comunicado la parroquia.
Por su parte, la arquidiócesis de Houston-Galveston, informó que si bien el templo del Espíritu Santo tiene una capacidad de aproximadamente 900 personas, la asistencia en persona a la Misa ha sido controlada de cerca.
“Las misas dominicales nunca han superado los 179 asistentes desde que las misas públicas se reanudaron el 2 de mayo y la asistencia a misas entre semana fue una pequeña fracción de esa cantidad”, recalcó en el comunicado de la arquidiócesis que encabeza el cardenal Daniel D. DiNardo.
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