La pinacoteca del Papa abre sus puertas tras el confinamiento provocado por el coronavirusDos figuras femeninas alegóricas de la “Justicia” y la “Amistad”: reflejos de una armonía que parece imposible de plasmar con un pincel. Los Museos Vaticanos volvieron a abrir sus puertas, el 1 de junio, tras el confinamiento impuesto por el coronavirus, con una sorpresa monumental: el desvelamiento de dos obras desconocidas de uno de los pintores más grandes de todos los tiempos, Rafael.
Se trata ni más ni menos que de las últimas obras del pintor y arquitecto de Urbino, fallecido con tan solo 37 años de edad, víctima de una fiebre de causas desconocidas, hace exactamente cinco siglos.
Descubrimiento excepcional
El descubrimiento ha tenido lugar gracias a las complejas obras de restauración de la Estancia de Constantino, realizadas por el Laboratorio de Restauración de los Museos del Vaticano, que han requerido cinco años.
La atribución de estas dos figuras a la mano de Rafael ha podido comprobarse gracias a corroborados análisis científicos e históricos.
El anuncio oficial del descubrimiento estaba previsto para el 20 de abril pasado, con motivo de un congreso internacional, que tuvo que ser cancelado a causa del confinamiento.
Fue ilustrado por la directora de los Museos Vaticanos, Barbara Jatta, el 13 de mayo, en un acto de desvelamiento ante unos veinte expertos e investigadores, recogido por las imágenes de los medios de comunicación del Vaticano que ilustran este artículo.
Proyecto truncado por la muerte
La decoración artística de la Sala de Constantino fue comisionada por el Papa León X en 1518 a Rafael, quien falleció en 1520, cuando había terminado de concebir los bosquejos en cartón y se preparaba para realizar la obra. Sus alumnos se encargarían de su ejecución al morir el maestro.
Por este motivo, historiadores y críticos de arte también atribuían a los discípulos de Rafael esas dos figuras, las dos únicas imágenes de mujer, las dos únicas realizadas con pintura al óleo.
“Amistad” (figura femenina a la izquierda) de Rafael de Urbino. Fotograma del vídeo producido por Vaticannews.va
Los trabajos de restauración, realizados gracias al apoyo de los Patrons of the Arts in the Vatican Museums, han permitido comprender que en un primer momento Rafael preparó las paredes de la sala con una técnica sumamente compleja para poder realizarla con pintura al óleo.
Comenzó su cometido precisamente inmortalizando con su talento a esas dos figuras de mujer que representan las virtudes humanas y cristianas de la justicia y de la amistad.
Rafael representó a la “Justicia” a la derecha del gran cuadro que representa la “Batalla del Ponte Milvio”, victoria del emperador Constantino (28 de octubre de 312), quien según la tradición vio en el cielo una cruz con la leyenda: “con este signo vencerás”.
Aquel episodio llevó al final de las persecuciones contra los cristianos y a la legalización del cristianismo en el Imperio Romano, cambiando para siempre la historia de Europa.
La “Batalla” es obra del discípulo de Rafael, Giulio Romano. Como ha expresado Paolo Violini, uno de los restauradores de los Museos Vaticanos, Romano fue un gran artista, pero no era capaz de plasmar “el estilo, la armonía de colores y la inconmensurable gracia” de la figuras femeninas de Rafael.
El artista colocó la “Amistad” a la derecha del “Discurso” (Adlocutio) de Constantino.
“Amistad” de Rafael de Urbino. Fotograma del vídeo producido por Vaticannews.va
Tras su imprevista muerte, un Viernes Santo, 6 de abril de 1520, después de padecer quince días de enfermedad provocada por una fiebre “continua y aguda”, sus alumnos se desanimaron ante la dificultad de continuar con sus complejas técnicas la realización de las pinturas de la Sala de Constantino.
Optaron por la tradicional técnica del fresco, más rápida y de resultados más seguros para ellos, volviendo a preparar nuevamente las paredes para este objetivo. Ahora bien, conservaron e integraron con armonía las dos imágenes que el maestro ya había realizado.
Ahora la armonía de la “Justicia” y la “Amistad” esperan a los visitantes que llegarán al Vaticano, según se vayan abriendo las fronteras de las naciones al concluir el confinamiento.