El arte de un joven pintor venezolano exalta las figuras que el país venera y necesitaUn joven y galardonado pintor venezolano prepara una exposición sin precedentes: los íconos que representan la fe del venezolano en obras de impresionantes dimensiones, con una técnica única y orientada su obra a ofrecer un hermoso tributo de
Desde muy pequeño, Jorge Dager manifestó claramente su pasión por la pintura. De casta le viene al galgo pues su padre, abogado y ganadero, es un hábil caricaturista.
Entró en clases para comenzar a manejar el pincel y comprender los colores. Lo hizo tan bien que rápidamente avanzó hasta hacerse conocer y arrancar a vender sus famosos “bodegones”. La gente en Caracas decía: “Si no tienes un bodegón de Dager en tu comedor, no estás en nada!”.
Las famosas “transparencias”
Eran hermosos, de tonos vivos y de un realismo tal que, en una ocasión, un productor de televisión colocó uno de ellos como back-in para un programa de cocina y, antes de iniciar la grabación, el director gritó: “Un momento, retiren el plástico del cuadro!”. No había tal plástico. Era una cubierta que el artista había colocado al grupo de frutas sobre una mesa de madera que había pintado. Parecía real, tan real que la confusión generó carcajadas y la anécdota se esparció.
Tiene tendencia a dibujar en lienzos gigantes, lo cual enfatiza el realismo de sus obras. En un comedor o pantry, de dimensiones adecuadas, un bodegón de Dáger es suficiente. No hay que decorar más.
Más que realista, hiperrealista, su estilo es muy figurativo, muy personal. “La pintura de Dager tiene un tono poético afectivo emocional muy personal, tonos que tocan claves visuales y sensaciones neurolingüísticas”, expresó una vez el crítico Carlos Maldonado-Bourgoin
Por su impresionante representación del vidrio y el plástico logró llamar la atención -en su etapa de “Transparencias ”- de los críticos de la Unión Europea, quienes le otorgarían el Premio Internacional de Bellas Artes Salvador Dalí en Pragha, República Checa convirtiéndolo así en el único venezolano con este honor hasta la fecha. En la actualidad incursiona con éxito en la escultura, la orfebrería y el esmalte sobre metal.
La disciplina es el secreto
Jorge comenzó sus estudios con un reconocido pintor de origen árabe quien sintió profunda admiración por los clásicos europeos y de allí adquirió no sólo técnicas sino también esa influencia. Le inculcó al joven la pintura como oficio, la disciplina y la constancia, independientemente del estilo que siguiera o de la inspiración que lo apasionara. Le hizo ver la formación rígida de la academia. Su esposa, Soraya Gabaldón, periodista y gran promotora de arte revela para los lectores de Aleteia: “Cada mañana, Jorge se viste y se mete en su taller a trabajar como si se tratara de acudir a una oficina. Se establece un horario y metas precisas”.
Ese rigor ha dado sus frutos y hace poco abrió sus puertas la exposición *Equus*, donde la muestra –en conjunto con otro talentoso pintor- expresa todo el poder, la gallardía, la belleza y majestuosidad de uno de los animales más nobles de la Creación, el caballo.
Jorge confiesa admirar iconos, personajes, reales, contemporáneos o épicos. Se inspira en lo espiritual a pesar de no ser una persona que llamaríamos religiosa ni practicante. Pero algo en su interior estimula una creatividad que parte de esa raíz.
Su trabajo de taller llevaba esa inspiración pero no lo concebía como algo para mostrar. “Mostraba bodegones –dice Soraya- figuras inertes, mostraba caballos que son su otra pasión, sorprendentes esferas transparentes. Pero en taller siempre emergía esa inquietud por personajes y héroes”.
Hércules ha sido tallado en madera por las manos de Dager, también deidades griegas y romanas. Hasta que sintió llegado el momento de comenzar a dedicarse a figuras humanas, pero no cualquier humano sino imágenes ligadas a iconos importantes para la humanidad, personajes que marcaran algo que hiciera la diferencia, que pasaran por el mundo y la historia sin desvanecerse en el tiempo.
De bodegones a santos
Así fue como surgió una línea de trabajo que comenzó con Santa Juan de Arco, Jesús y San Miguel Arcángel, todos en grandes formatos. El idilio de la gente con ese arte plasmado en mega lienzos fue instantáneo y comenzaron los encargos.
Actualmente, el artista Jorge Dager desarrolla en taller lo que será su próxima Exposición individual en la cual la figura humana y su legado, serán el centro de su propuesta artística. Es así, como las figuras se van perfilando en los bastidores y, por supuesto la de su tocayo, San Jorge, está a la cabeza. Patrono del Líbano, la tierra de sus ancestros, ocupa un lugar muy especial en su imaginario personal.
Luego, Santa Juana de Arco, San Miguel Arcángel, entre otros, cobrarán vida en lo que se espera sea una muestra cargada de significados personales importantes. Son piezas en preparación que serán mostradas a futuro en un conjunto de obras que tendrán como referencia deidades e íconos. “Las mostraré en grande –dice- en Venezuela o en el exterior”.
Una misteriosa conexión
Jorge confiesa que siempre ha sido muy espiritual, medita y disfruta esa especial conexión que encuentra entre la pintura y sus inquietudes más profundas. “Probablemente no lo verás en misa –dice Soraya- pero mantiene un fuerte arraigo con sus creencias”. Desciende de bisabuelos llegados directamente del Líbano al recio Llano venezolano quienes cultivaron una sólida fe cristiano-maronita. “Siempre he pensado que hay mucho, más allá de todo esto”, dice.
Figuras de potente significado para Venezuela hoy
La representación de San Jorge es de lucha y así lo refleja en su cuadro pues bajo su caballo y al alcance de su lanza está el mismísimo demonio. San Miguel lo concibe como protector, auxilio y guardián. En estos dos personajes se ha enfocado pues siente que el mensaje que envían tiene mucho que ver con la situación que viven hoy los venezolanos: la lucha enconada por la sobrevivencia y la necesidad de protección y ayuda. Son inspiradores y de gran alivio espiritual como símbolos del poder de Dios sobre el mal.
Jorge adquirió, de aquél maestro a quienes los entendidos dicen que superó con creces, la inclinación hacia la meditación. La cultiva y la disfruta. Confiesa que tuvo episodios muy significativos que lo llevaron a descubrir esa especial conexión de su espíritu con la pintura. “Cuando termina de pintar, es como si llegara de una jornada de ejercicio físico, todo sudado y visiblemente agotado -cuenta su esposa- . Es en este tipo de cuadros, cuando pinta a los santos, a Jesús, donde él siente que allí hay otra cosa”.
¿Sigue la Virgen?
Fue cuando tomó una decisión: detener todos los encargos para concentrarse en los íconos. Nos adelanta: “Es muy probable que me dedique un tiempo a lo nuestro, a plasmar lo que confiere sentido a la fe popular del venezolano. Los santos a los que reza, la firme tradición mariana que guarda este país, por qué no?”.
Realmente, eriza la piel el sólo pensar en una expo que reúna a todas nuestras advocaciones marianas, representadas en esos alucinantes lienzos de Jorge Dager. Ah! Y seguros estamos de que no tarda en plasmar a ese asceta y religioso maronita libanés, San Charbel, tan venerado por milagroso, consagrado sacerdote según la liturgia católica a los 25 años de edad, hoy imbatible referencia identitaria y espiritual del pueblo libanés.