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Abierto el primer santuario mariano en tiempos de coronavirus por voluntad del Papa

ANTENUCCI
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Ary Waldir Ramos Díaz - publicado el 09/06/20
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Inaugurado en Italia el santuario de la “Virgen del Silencio” querido por Francisco. Entrevista a Fray Antenucci, Rector del santuario: “En esta pandemia no estamos solos tenemos una madre”. En la pandemia tenemos una Madre que nos cuida”,  dijo a Aleteia fraile Emiliano Antenucci, capuchino, rector del santuario diocesano dedicado a la Virgen María del Silencio, apenas inaugurado en la iglesia de San Francisco de Asís, ubicada en Avezzano, municipio del territorio de la Provincia de L’Aquila, en la región italiana de Abruzos.

El papa Francisco ha dado la bendición para que peregrinos y fieles puedan dar culto publico a esta especial advocación mariana, cuyos dones son un modelo para realizar las obras de misericordia en silencio, a escondidas, sin vanagloriarse de nada, practicando el estilo de la discreción. 

Fray Antenucci considera que ‘La Virgen del Silencio’ puede inspirar a las personas durante esta pandemia. “En primer lugar, todos sufrimos esta prueba mundial. El silencio forzado durante la pandemia nos ha forzado a realizar un silencio interior. La Virgen del Silencio es un signo de profecía contra la dictadura de la sociedad del ruido, contra el chismorreo que existe en la Iglesia, y nos hace escuchar la ‘brisa suave’, como decía el profeta Elía, es decir, la voz de Dios en el silencio”.

«“El silencio nos llama a la confianza en la vida, en Dios, en los otros, en nosotros mismos”, Fray Antenucci. »

Silencio para tener capacidad de escucha

El distanciamiento social obligatorio puede también ser una tentación para el aislamiento y contaminar el alma de egoísmo, individualismo y autoreferencialidad. Un antivirus es la escucha activa que proviene del silencio. Precisamente, durante la primera fase de confinamiento en Italia, en la Capilla de la Casa Santa Marta, el papa Francisco ha invitado a valorizar la oportunidad que nos ofrece el silencio de este período de pandemia: “En este tiempo hay tanto silencio. Incluso se puede oír el silencio. Que este silencio, que es un poco nuevo en nuestros hábitos, nos enseñe a escuchar, nos haga crecer en nuestra capacidad de escucha” (21 de marzo 2020). 

Distanciamiento social, pero no del corazón

El rector del nuevo santuario mariano afirma que “el distanciamiento social nunca deberá ser un distanciamiento del alma y del corazón, por ende, éste tiempo de prueba nos tiene que hacer renacer a una nueva humanidad. Necesitamos de un nuevo modelo de cercanía social a imagen y semejanza de la ‘santísima trinidad’: Dios está en las ‘relaciones’. Dios no es soledad infinita. Por eso, hoy más que nunca es importante ser sociables y menos ‘social’ (la relación exclusivamente dada en la redes sociales o el mundo virtual)”.

El silencio no es pasivo 

El también autor del libro “El camino del silencio”, producto  de una de sus inspiraciones que nacieron en los cursos del silencio dirigidos a todos aquellos que desean escuchar la voz de Dios, explica que “María” con su silencio se muestra  como una “madre laboriosa” y – como todas las mamás es madre de la vida – que “cumple el objetivo de generar vida e hijos de paz. En una película vi algo muy lindo. La definición de madre: ‘mamá es aquella que te protege del mal del mundo’, por lo tanto, la Virgen es la madre en movimiento que nos protege del mal que existe en el mundo causado también por nosotros los hombres y por el ruido ensordecedor del mal”.

«“Cómo desearíamos que se renovara y fortaleciera en nosotros el amor al silencio, este admirable e indispensable hábito del espíritu, tan necesario para nosotros, que estamos aturdidos por tanto ruido, tanto tumulto, tantas voces de nuestra ruidosa y en extremo agitada vida moderna”, San Pablo VI (5-01-1964).»

El silencio prepara a palabras esperanzadoras 

“El silencio también produce palabras de esperanza”, según el religioso Capuccino: “La Virgen acompaña a aquellos que acogen el silencio en la búsqueda de palabras auténticas, verdaderas, esperanzadoras y consoladoras. El silencio contra las palabras malvadas, violentas, destructivas que son como piedras o proyectiles contra las personas. Por ende, es un silencio en ausencia de guerra”. 

Refutar el lenguaje bélico 

Fray Emiliano Antenucci destacó que el silencio es el lenguaje de Dios y nos prepara para orar. Este, añadió, es un tiempo de transformación y lamentó la propagación de un lenguaje bélico que contamina con el “virus del miedo” y lo contrapone al silencio interior que es antivirus que “restituye confianza en Dios, en la vida, en los demás y en nosotros mismos”. 

El silencio y sentido del sacrificio

El silencio no es pasivo. Por el contrario, recuerda el religioso que la acción de la Virgen y de la Sagrada Familia Nazareth es activa y en defensa de la vida. Fray Antenuncci citó el silencio de Nazaret que ha descrito papa Pablo VI (5-01-1964) como la escuela donde “aprendemos a observar, a escuchar, a meditar, a penetrar en el sentido profundo y misterioso” de la fe y del sacrificio.

«“El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. El fruto del servicio es la paz” Teresa de Calcuta»

Silencio prepara el camino de la misericordia 

En este momento tan complejo para la humanidad, Fraile Antenucci lo destaca como una gran oportunidad para la transformación. “Es un tiempo de misericordia y silencio”. Claro, hay un silencio ensordecedor, el del luto. Pero también hay un silencio del corazón. Como lo señala el papa Francisco, y que es ocasión para escuchar la voz de Dios y, escuchando su voz, podemos también seguir el camino para encontrar, después de la emergencia, un plan de resurrección.

Escuchar el lenguaje de Dios

“Escúchate a ti mismo, a Dios y a los demás. El silencio asusta hoy que vivimos en esta dictadura del ruido. El silencio es la verdad y, por lo tanto, el silencio es difícil. Pero el silencio es el lenguaje de Dios. Es el camino que conduce, más rápidamente, a la espiritualidad y la interioridad”, sostuvo el religioso. El silencio de Nazaret – decía Pablo VI  – es símbolo derecogimiento” e “interioridad” que prepara a estar “dispuestos a escuchar las buenas inspiraciones y la doctrina de los verdaderos maestros”. 

Distanciamiento social, sin perder  comunión 

El fraile capuchino invita a respetar las normas restrictivas del distanciamiento social y explorar nuevas formas de cercanía a pesar del uso del tapabocas o el barbijo. “En la misa por ejemplo no podemos intercambiar el saludo de la paz con la mano, pero podemos usar la mirada para enviar un gesto de paz. ¡Esto es importante! Cultivar otras expresiones, pero jamás indiferencia en la mirada y en el rostro, porque el hombre es un animal social, decía Aristoteles, debemos esforzarnos por comunicar, dialogar y vivir en comunión”.

Santuario mariano abiertos en medio de la pandemia 

La cosa interesante es que este santuario nace en la pandemia, por ende en los momentos de crisis, de terremotos, de pruebas para la humanidad, las mamás vienen a auxiliar a sus hijos.   Varios santuarios marianos han nacido después de grandes catástrofes para la humanidad. La Virgen de la Salud en concomitancia con el final de la peste, la Reina de la Victoria por la Batalla de Lepanto (1571), la Salus Popoli Romani  (590 d.C.).  Toda la historia de la mariología nos enseña que las manifestaciones marianas se presentan en momentos de crisis. Es un signo de cercanía de Dios con la humanidad, tramite la madre, la Virgen María que no nos deja solos”. 

Ícono de la Virgen del silencio

El año pasado, durante una audiencia privada, Fraile Antenucci llevó al Pontífice la copia original del ícono de la Virgen del silencio: la Madre de Dios lleva su dedo a los labios con un gesto que nos invita a guardar silencio. Francisco también ha dado su bendición para la apertura del Santuario mariano tras el peor momento de la pandemia en Italia.

La apertura del Santuario a la Virgen del Silencio ya trae sus primeros frutos, según padre Antenucci. “Existen tantas gracias: muchas personas se acercan a rezar y  otras se confiesan después de tantos años. El silencio es una llamada. La Virgen invita a dejar atrás el torbellino de rumor del mundo y el primer milagro que hace es el de la paz y de la alegría en el corazón”.

El silencio no es ausencia de Dios

El silencio no es ausencia de Dios, es Dios que lo llena todo. “Quien cree no está solo, dice el papa emérito Benedicto XVI, no estamos solos, no nos dejara abandonados. No estamos a la merced de las pruebas y de las dificultades que existen en el mundo. Hay una mamá”. Fray Antenucci recuerda que Madre Teresa se presentaba siempre a los potentes de la tierra con una oración que evocaba la paz en el silencio: “El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. El fruto del servicio es la paz”. 

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