El padre Elewaut y un puñado de simpatizantes de Serra estuvieron rezando el Rosario, a pesar de las burlas y amenazas de algunos
Las manifestaciones en contra de la violencia policial y el racismo en Estados Unidos han derivado en estados como California, en manifestaciones contra símbolos y figuras católicas. Ninguna como la figura del evangelizador y misionero mallorquín San Junípero Serra.
Su estatua ha sido violentada en múltiples ocasiones, tanto en algunas de las 21 misiones las misiones que fundó como en ayuntamientos, universidades y plazas públicas californianas. Pero lo que sucedió el pasado 23 de junio en la ciudad de Ventura, raya en el peor de los asombros.
Un movimiento anti-Serra organizó una manifestación frente a las oficinas del Ayuntamiento de Ventura, una ciudad costera al noroeste de Los Ángeles, donde se encuentra la efigie de San Junípero.
Bajo la pancarta de “Padre genocidio” el grupo de manifestantes tenía la intención de derribar la estatua y mostrar, así, su repulsa contra el misionero franciscano que, según ellos, fundó las misiones de California, convirtiendo a los naturales a la fuerza.
Por cierto, en Ventura se encuentra la última misión que fundó San Junípero Serra en su incansable labor evangelizadora y civilizatoria en California: la Misión de San Buenaventura que el fraile mallorquín logró erigir el 31 de marzo de 1782.
Escudo humano
Nada de esto importó al grupo anti-Serra que había movilizado gente a través de redes sociales con la etiqueta “Derribar Junípero Serra”. Los dos días anteriores, otros grupos similares habían derribado estatuas del santo (canonizado en Washington, en 2015, por el Papa Francisco) en Los Ángeles y en San Francisco (California).
Pero cuál no sería su sorpresa que, avisados del hecho y decididos a no permitir esa acción, un grupo de fieles católicos hizo de escudo humano, rodeando la estatua de bronce de San Junípero, defendiendo el patrimonio cultura y espiritual de Ventura y de California.
Antes de la algarada, tanto el alcalde de Ventura, Matt LaVere, como el párroco de la Misión de San Buenaventura, el padre Tom Elewaut, y la jefe tribal Julie Tumamait Stenslie, habían emitido un comunicado pidiendo alcanzar “una resolución pacífica” con respecto a la estatua de San Junípero que se encuentra en el mismo sitio desde 1936 (aunque la actual estatua de bronce la reemplazó en 1989).
Frente a la pancarta “Padre genocidio”, los partidarios de Serra ya habían rodeado discretamente el pedestal de la estatua y sostenían letreros que decían: “I ♥ Padre Serra”, “Save Serra” y “Serra: Defender of the Chumash”. (“Yo amor a Serra”; “Salvar Serra” y “Serra: defensor de los Chumash”, un pueblo originario de los condados que hoy abarcan San Luis Obispo, Santa Bárbara, Ventura y Los Ángeles).
Un hombre adelantado a su tiempo
El padre Elewaut y un puñado de simpatizantes de Serra estuvieron rezando el Rosario al otro lado de la calle, a pesar de las burlas y amenazas de algunos participantes del evento.
Según los organizadores de la intentona de derribar a San Junípero, la Iglesia católica debe reconocer públicamente su participación en el genocidio de los pueblos indígenas de California y que debe nombrar a cada persona Chumash enterrada en el cementerio de la Misión de San Buenaventura.
Tras de tres horas de amenazas, insultos, escupitajos y provocaciones, la policía de Ventura se acercó a la zona y los anti-Serra tuvieron que irse del lugar, dejando el derribo de la estatua para otra ocasión.
La Conferencia de Obispos Católicos de California había emitido un comunicado al respecto diciendo que San Junípero Serra no era simplemente un hombre de su tiempo. Al trabajar con los nativos americanos, “fue un hombre adelantado a su tiempo que hizo grandes sacrificios para defender y servir a la población indígena y trabajar contra una opresión que se extiende mucho más allá de la era de la Misión”.
Los obispos californianos terminaron su comunicado diciendo: “Y si eso no es suficiente para legitimar una estatua pública en el Estado que (San Junípero) hizo tanto para crear, entonces prácticamente todas las figuras históricas del pasado de nuestra nación tendrán que ser eliminadas por sus fallas medidas a la luz de los estándares de hoy”.
Con información del California Catholic Daily
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