Anticiparnos y prepararnos con el objetivo de mantener la paz y la armonía familiarSi estás rodeado de amigos y familiares que comparten tu misma visión, una conversación sobre política será más fácil de sobrellevar. Sin embargo, la realidad es que la política suele ser la puerta a temas controvertidos y difíciles de contener no sólo porque vivimos en una sociedad compleja, sino también porque podemos sentirnos cómodos enfrentándonos cara a cara diciendo lo que pensamos, y más aún después de unas copas.
Es raro que la conversación no sea algo incómoda o las diferencias generen conflictos movidos por la pasión con la que uno puede creer o pensar algo. A pesar de ser parientes, hay muchos factores que pueden causar discusiones como la diferencia generacional, tipos de personalidad, diferentes niveles de educación y opiniones personales.
La tradición del protocolo dicta que no debe hablarse de política en la mesa, pero en una sociedad moderna y el clima político actual tan presente en nuestra vida cotidiana, pasar de ciertas conversaciones puede ser algo casi imposible.
Los temas pueden llevarnos a entrar en aguas peligrosas durante una cena o un evento familiar y será importante saber navegarlas para conciliar y evitar una gran explosión durante este tipo de conversaciones con diferentes puntos de vista y personalidades fuertes participando, de modo que un encuentro festivo no se convierta en un velorio.
¿Qué podemos hacer para evitar una discusión política? ¿Qué podemos decir si las cosas se salen de control?
Con algunas claves podemos anticiparnos y prepararnos con el objetivo de mantener la paz y la armonía familiar.
No te involucres si no hay un buen nivel de tolerancia
Si bien algunas familias disfrutan del diálogo compartiendo distintos puntos de vista, no siempre es el caso. Por eso, antes de decidir si evitar o discutir sobre política con tu familia, es importante conocer el nivel de tolerancia que hay para una discusión. Muchas veces sentimos que queremos decir algo o que tenemos una certeza genuina sobre un tema, pero ser prudentes y saber callar es importante. Si no hay tolerancia no vale la pena.
Guardar silencio puede ser difícil si sabes que un pariente está desinformado o dice algo contrario a lo que piensas, pero puedes contenerte y evitar una pelea en la mesa. Hay situaciones en las que es mejor no encender la llama. Un discurso apasionado no cambiará las inclinaciones políticas de tus familiares.
Si no hay buena predisposición es muy probable que todos salgan de la discusión política con las mismas creencias con las que entraron.
Habla de antemano con alguien de confianza en tu familia
Anticípate y si tienes confianza con tu padre, hermano u otro pariente cercano puedes hablar antes con él para intentar mantener la paz en caso de que la situación se torne muy áspera.
Si sabes que tus padres o un hermano son a menudo los que comienzan los debates, se les puede pedir con respeto que bajen el tono en la cena o que no toquen determinado tema para evitar un conflicto, herir o molestar a otra persona.
Si eres anfitrión, sienta a las personas estratégicamente
Es natural que todos encuentren su propio lugar en la mesa, pero si en tu familia hay miembros a quienes les encanta generar pleitos en temas de política, la ubicación podría ser un factor que salve el encuentro. Mézclalos y designa los lugares por ejemplo sentando a alguien que sepas que es propenso a discutir junto a otro que tenga un pensamiento más abierto o tenga un carácter más conciliador.
Designa un espacio para las conversaciones sobre política
Antes se acostumbraba a tratar los temas de política en un espacio aparte. Alguien que es anfitrión podría designar una habitación en la casa o un tiempo específico, para tener este tipo de conversaciones. Así se les da la oportunidad a aquellos que deseen participar, debatir o compartir sus puntos de vista en un entorno controlado, lejos de aquellos que prefieren no participar. Si hace buen tiempo, puede ser al aire libre y disfrutar de un poco de aire fresco.
Ten en mente temas de conversación y actividades listas
Piensa en tener una lista de puntos de conversación planificados como por ejemplo comidas, viajes o proyectos familiares. Las reuniones familiares suelen darse en circunstancias donde se pueden rescatar y compartir muchos puntos positivos.
Si se comienza a discutir, puedes proponer temas pendientes o preparar un juego para no tener solamente que hablar, sino también hacer algo y poner el foco de atención en otra cosa.
Comunica cuando te sientas incómodo
Ya sea que estés familiarizado o no con la dinámica familiar o con la posición política de tus familiares, si eres invitado debes alertar al anfitrión de inmediato si estás incómodo.
Si piensas que esto puede ser un problema debes considerar qué tipo de sugerencias puedes darle al anfitrión para aliviar la situación. Un buen anfitrión reconocerá tus sentimientos y te ayudará a manejar la situación rápidamente.
Elige mantener la paz antes de profundizar en un tema
Si alguien menciona algo que probablemente lleve a crear pleitos, vale la pena que hagas algo por mantener la armonía en la familia y evitar problemas digestivos en la mesa. Uno podría mencionar el equipo deportivo favorito de una persona, ofrecer un trago o un plato de comida o pedir una receta. Esto te da una buena excusa para separarte de la persona con la que no estás de acuerdo, y te hace ver como una persona considerada con buenos modales.
Y si piensas que no eres capaz de mantener la paz, encuentra a alguien que pueda ayudarte a dirigir la conversación en otra dirección si sale mal. Uno podría entrar en este tipo de conversaciones con la intención de disfrutar de un debate animado o descubrir por qué el otro siente lo que siente o piensa, pero si uno sabe que el único resultado será un drama familiar, no vale la pena continuar en un tema que termine en la ruptura de una relación.
Prepárate para hablar con una mente abierta
Algunas conversaciones pueden ser útiles, y se recomienda entrar en ellas con la mente abierta. Si los miembros de tu familia son personas que pueden disfrutar de un discurso político respetuoso y reflexivo y aún sonreír al final, y sienten que luego aprendieron algo, entonces será algo bueno. Pero si no es así y aún estás en desacuerdo con algo, muestra disposición para tener una conversación respetuosa.
Si eliges hablar de política, prepárate para escuchar algunos puntos de vista diferentes a los tuyos. Es posible que escuches un punto de vista que te abra los ojos a algo en lo que nunca has pensado antes, o que te permita conocer más a esa persona o su manera de pensar o lidiar con determinados temas aunque al final no estés de acuerdo.
Ten un plan de salida para conversaciones pesadas
Siempre hay una manera educada de retirarse de un diálogo incómodo con pocas palabras. Si estás atrapado con uno de tus parientes puedes decir su nombre para que se sienta escuchado y decirle con respeto que le aprecias, pero que no deseas entrar en un debate en ese momento. Acuerdas estar en desacuerdo. Si quieres terminar un debate, comunícalo. Es mejor ser directo e ir al grano para que no haya dudas sobre cuáles son tus intenciones.
Si la mesa se enciende, propone un brindis. Algo que nunca falla es acercar tu vaso a la familia. Tan pronto como los gritos se vuelven insoportables, brinda por el amor, la gratitud y la oportunidad de de estar juntos. Puedes hablar sobre un logro reciente de uno de los integrantes de la familia o un programa de TV que sabes que a todos les encanta.
Establece algunas reglas básicas antes de iniciar la conversación
Antes de participar de una discusión política, se pueden establecer ciertas pautas previamente como por ejemplo fijar un límite de tiempo para que el tema no sea el único o bien que se puedan escuchar unos a otros sin interrumpirse y tampoco hacer expresiones irrespetuosas ante comentarios contradictorios.
Expresar las opiniones de manera no conflictiva y evitar los insultos, calumnias, ataques o juicios apresurados pueden ser pautas de ayuda a la hora de comunicar ideas. Puedes mostrar respeto por la otra persona antes de expresar tu opinión diciendo por ejemplo: “Me parece muy interesante tu punto de vista. Yo lo veo así…”.
Una opinión política que no está de acuerdo con la tuya no hace que la otra persona sea mala. No es más que un punto de vista diferente. Y si hay un clima de respeto mutuo y se presta atención al por qué el otro cree de la manera en que lo hace, será más fácil comprender cómo ha llegado a pensar así. Al final los argumentos políticos son un tema que suelen evitarse, pero deberían fomentarse debates sanos y productivos entre seres queridos.