Descubrimos la historia de una de las maestras españolas más importantes del siglo XIX que defendió la igualdad salarial y la misma formación para hombres y mujeres.
El siglo XIX supuso el inicio de los primeros pasos hacia la igualdad de derechos en distintos ámbitos de la sociedad. Aunque aún quedaba mucho camino por recorrer y muchos logros que alcanzar, algunas personas, con su palabra y su ejemplo, aportaron su granito de arena a la causa feminista. Ese fue el caso de una maestra murciana de gran talento y profundas creencias cristianas, que se dispuso, con su trabajo diario, a mejorar la situación de las mujeres.
La instrucción en común, […] lleva consigo el estímulo y la emulación.
Se llamaba Pilar Pascual de Sanjuán y había nacido en Cartagena el 23 de octubre de 1827. Su padre, Francisco Pascual, era capitán de artillería y su madre, Mariana Ibars, era ama de casa. Entre sus labores domésticas, Mariana asumió la tarea de formar a su hija y darle una buena educación.
Pilar no desaprovechó la oportunidad y desde bien pequeña se sumergió en largas horas de estudio y lectura. Devotos cristianos, sus padres inculcaron en Pilar sus creencias religiosas que nunca perdería y serían referencia constante en su labor como maestra.
-Pues, ¿quién ha hecho esa flor?
-No sé, ¿quieres que se lo pregunte?
-No, ya lo sé yo.
-¿Quién?
-Dios.
-¿Sí?, ¿y quién es Dios?
-Un Señor que te quiere mucho.
-¿Me conoce?
-Te conoce y te ama, ya te lo he dicho.
-Yo no le he visto, ¿y tú?
-Yo tampoco, pero le amo mucho.
-¿Por qué?
-Porque es bueno y me ha dado muchas cosas.
-¿Dónde está?
-En el cielo.
-¿Allí arriba?
-Más arriba. Cuando dices el Padre nuestro, que te enseña tu abuela, hablas con Él.
Pilar tuvo una infancia feliz que se vio truncada cuando era una joven de catorce años. La muerte de su padre situó a su madre en una complicada situación económica que provocó que ambas tuvieran que ganarse la vida cosiendo. A pesar de las dificultades, Pilar encontró tiempo entre costura y costura para no abandonar sus estudios.
Cuando tenía veintiún años, Pilar contrajo matrimonio con un farmacéutico de Mequinenza con el que se marchó a vivir a Lérida. En su nuevo hogar, Pilar cumplió sus sueños de ser maestra obteniendo el título de magisterio y abriendo una escuela privada para niñas. Pero de nuevo la muerte volvió a truncar su paz. A sus treinta años, se encontró viuda y sola alejada de su familia de Cartagena.
Sin embargo, lejos de hundirse, Pilar siguió adelante centrando su vida en su carrera como maestra. Abandonó Lérida y su primera escuela y se marchó a San Juan de Vilasar donde obtuvo una plaza de profesora. Años después, tras pasar por distintas escuelas, se trasladó a Barcelona donde fue elegida para dirigir un colegio. Allí permanecería el resto de su vida, dedicada a la docencia y a la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres.
Pilar defendió siempre que pudo la necesidad de abrir las puertas de las escuelas a las niñas para ofrecerles la misma formación que a sus compañeros. También luchó para que las maestras cobraran los mismos sueldos que sus compañeros de profesión, denunciando la injusta brecha salarial que existían entre ellos.
Mujer inquieta, Pilar compaginó su labor como maestra con la escritura de un gran número de libros, atreviéndose con distintos géneros literarios como el teatro, la poesía o los artículos periodísticos. En buena parte de sus escritos destacaban dos ideas fundamentales. Por un lado, la importancia de una moral cristiana y una educación que llevara a la devoción y, por otra, la necesidad de dotar a las mujeres de los mismos contenidos que los hombres.
Obras como Preceptos morales para la infancia, Oraciones en Verso para la Entrada y Salida de la Escuela y para los Sábados por la Tarde, Año Evangélico para los Niños, El sendero de la virtud, pretendían enseñar de manera pedagógica y amena la importancia de la moral cristiana en los más pequeños. Textos que en su época tuvieron gran importancia en la sociedad española reeditándose en multitud de ocasiones y convirtiéndose algunos en material didáctico en las escuelas.
Una de sus obras más conocidas, Flora o la educación de una niña, fue tan famosa que las pequeñas asumieron a la protagonista de la obra como una amiga más y un modelo de referencia.
Pilar Pascual de Sanjuán tuvo una vida plena, y activa en distintos círculos culturales y feministas de la época. Fue una mujer respetada que no dudó en alzar su voz para dignificar la vida de las mujeres. Aún era pronto para defender ideas demasiado revolucionarias para el siglo XIX pero su defensa de la igualdad en la educación fue muy importante para poner sobre la mesa la necesidad de dar a hombres y mujeres las mismas oportunidades intelectuales. Una de las maestras más reconocidas de su tiempo, Pilar falleció a los setenta y dos años el 18 de noviembre de 1899.
*Citas extraídas de la obra de Pilar Pascual de Sanjuán, Flora o la educación de una niña