Hubo una época en la que un dictador sarcástico podría haber preguntado: “¿Cuántos buques de guerra tiene el Papa?”El dictador soviético Joseph Stalin preguntó una vez con sarcasmo: “¿Cuántas divisiones tiene el Papa?”
Por supuesto, el obispo de Roma no tiene divisiones militares. Pero hubo un tiempo en que tenía una Marina de guerra.
Es difícil de imaginar hoy: no pensamos que la Iglesia esté “armada”, por así decirlo. Pero la historia de la Armada Papal está ligada a la historia de los Estados Pontificios.
“Los historiadores creen que la marina pontificia fue establecida en el siglo X por el Papa Juan VIII”, reporta Catholic News Service. “Los papas Nicolás V y Sixto IV enviaron barcos militares contra los turcos durante las guerras otomanas, y el San Buenaventura fue comisionado por el Papa Sixto V para luchar contra los piratas marinos en el siglo XVI”.
La flota, compuesta por fragatas armadas, corbetas, barcos de vapor y goletas, se vio reforzada cuando los Estados Pontificios se vieron bajo una grave amenaza, primero por los franceses en el siglo XVIII y luego por el floreciente nacionalismo italiano en el siglo XIX, explica la agencia norteamericana.
Buques papales armados vigilaban el puerto italiano de Civitavecchia y navegaban por las aguas de los mares Adriático y Mediterráneo en busca de contrabandistas. Tres barcos de vapor construidos en Inglaterra se unieron a la flota en 1842 para navegar río arriba en el río Tíber, una ruta importante para llevar bienes y materiales comerciales a Roma.
Otro barco de remos se unió a las filas, y en 1848 los barcos fueron utilizados para luchar contra las fuerzas nacionalistas que buscaban acabar con el poder temporal de los papas y establecer la República romana.
La armada pontificia llegó a su fin con el fin de los Estados Pontificios en 1870.
Incluso el Instituto Naval de los Estados Unidos tiene un apartado sobre la historia de la Armada Papal. “Aunque no fue una gran fuerza en ningún momento, esta armada hizo mucho para mantener la paz en el Mar Mediterráneo durante unos 1000 años”, dijo el instituto. “En su momento rescató a cientos de miles de cristianos de la esclavitud, convocó a mercaderes, protegió la costa contra las invasiones bárbaras y envió expediciones para ayudar a los asentamientos cristianos en Tierra Santa”.
Otra curiosidad: al no tener acceso directo al mar, el Estado Vaticano es admitido a las navegaciones marítimas con sus propias naves de bandera pontificia, según la Declaración de Barcelona de 1921, aunque actualmente no hace uso de este derecho.