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Agnes McLaren: Una conversa en las misiones

AGNES MCLAREN
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Sandra Ferrer - publicado el 20/08/20
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Feminista y doctora en medicina, Agnes McLaren se convirtió al catolicismo e impulsó mejoras sanitarias en la India colonial

La vida de Agnes McLaren fue la vida de una mujer implicada intensamente en distintas causas sociales. Nada ni nadie frenaron sus sentimientos solidarios y no dudó en dejar atrás su fe protestante y su propio hogar. Agnes había nacido el 4 de julio de 1837 en Edimburgo. Su padre, Duncan McLaren, era un próspero comerciante escocés que inculcó en su hija las creencias presbiterianas.

Agnes no conoció a su madre, Chistina Renton, segunda esposa de Duncan, pues falleció cuando era un bebé de apenas tres años de edad. Viudo por segunda vez, Duncan volvió a casarse, esta vez con una amiga llamada Priscilla Bright, quien dio a Agnes y sus hermanos el cariño de una madre y les enseñó valores de respeto y libertad.

Durante su juventud, Agnes se preocupó más por colaborar en proyectos de caridad que en la vida social. Los suyos, orgullosos de su gran corazón, empezaron a llamarla cariñosamente “hermana”.

Convertida en una mujer con sus propios principios, hacia 1873, Agnes se unió a su madrastra en la lucha por el sufragio femenino viajando por distintos lugares en los que acudían a reuniones sufragistas y daban conferencias para conseguir que las mujeres pudieran votar. Agnes llegó a ser secretaria de la Edimburgh National Society for Women’s Suffrage. Priscilla quería a Agnes como si fuera su propia hija, siempre admiró su carácter solidario y también destacó de ella su profunda fe:  “Agnes vive en la presencia de Dios”.

Agnes McLaren fue una joven estudiante dispuesta a convertirse en doctora, algo que a mediados del siglo XIX no era un sueño al alcance de todas las mujeres. Muy pocas eran escolarizadas y muchas menos llegaban a cursas estudios superiores. Pero Agnes estudió y se esforzó hasta conseguirlo. Para ello no dudó en enfrentarse a su propio padre y a dejar su hogar para conseguirlo.

En 1876, abandonó Escocia y se marchó a la ciudad francesa de Montpellier donde inició sus estudios de medicina. Agnes hizo historia cuando años después se convertía en una de las primeras mujeres británicas en graduarse en esta disciplina.

De Francia, Agnes se marchó a Irlanda donde continuó su formación en la Universidad Real de Dublín. Miembro de distintas asociaciones médicas, como la London School of Medicine for Women o el Royal College of Physicians de Irlanda, desde entonces Agnes trabajó intensamente en distintos hospitales y defendiendo la necesidad de abrir las puertas de las universidades y hospitales a las mujeres que querían ejercer la medicina.

Tras una larga vida dedicada a la medicina, a los sesenta años se convirtió al catolicismo y utilizó sus conocimientos médicos para ayudar en las lejanas colonias. Años atrás, ya había tenido un cierto interés por el catolicismo.

En un viaje a Roma acompañada de su hermano, quedó maravillada por la belleza de sus iglesias. El doctor Panteleoni, amigo de la familia, dijo entonces de ella: “Tenía una magnífica comprensión de la religión. Aunque no era católica, entendía la fe casi como si lo fuera”.

Agnes ingresó como miembro secular de la Orden Tercera de Santo Domingo y se marchó con una misión católica a Rawalpindi, una zona de la India donde las mujeres sufrían una terrible marginación. Según sus creencias, las mujeres tenían prohibido recibir atención médica por parte de un médico y como había muy pocas doctoras, muchas mujeres fallecían de enfermedades o durante el parto por falta de atención sanitaria.

Agnes trabajó duro para crear un Comité de Misión Médica que recaudó dinero y reclutó a personal sanitario femenino. Sus esfuerzos se materializaron en la creación del Hospital Santa Catalina de Rawalpindi, centro médico en el que trabajaban mujeres que atendían exclusivamente a mujeres. Agnes se dio cuenta entonces de que las religiosas que querían ejercer de doctoras tenían una importante traba en el Derecho Canónico.

Fue por eso que Agnes inició un largo proceso de peticiones al Vaticano, a donde se trasladó en varias ocasiones, que culminaría con la abolición de esta norma en 1936.

Mientras tanto, el resto de lo que quedaba de vida, Agnes McLaren trabajó intensamente en la India para salvar cientos de vidas de mujeres enfermas y embarazadas y mejorar sus condiciones sanitarias.

Agnes McLaren fallecía el 17 de abril de 1913. Su labor misionera y sanitaria continuaría viva gracias a otras doctoras como Anna Dengel, una doctora australiana que tomaría el relevo y llegaría a fundar la Medical Mission of Sisters.

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