Por mucho que intentemos evitarlo, todos moriremos en algún momento, y muchos morirán en este mismo momento. Estas personas no se recuperarán de su enfermedad o accidente y pasarán de esta vida a la siguiente.
Es el destino de todos los seres humanos, y aunque puede ser difícil dejar ir a nuestros seres queridos, la buena noticia es que Dios ha preparado un lugar para todos nosotros.
Aquí hay una oración para todos aquellos que morirán hoy, pidiendo a Dios que tenga misericordia de sus almas y los lleve a la Vida eterna.
Esto puede consolar nuestra alma, sabiendo que la muerte no tiene la última palabra y que es solo el comienzo de nuestra vida unida a Dios, donde cada lágrima será enjugada.
¡Jesús misericordioso, amante de las almas!
Te pido, por la agonía de tu Sacratísimo Corazón
y por los dolores de tu Madre Inmaculada,
que limpies en tu propia sangre
a todos en el mundo entero que están ahora en su agonía y morirán en este día.
Amén.
Corazón de Jesús, una vez en agonía, ten piedad de los moribundos.