Uno de los sitios más espectaculares de Venezuela, metido entre ensenadas y montañas alucinantes
“Tierra de muchas Aguas”, eso significa Mochima en lengua indígena. Probablemente el dialecto de los indios Cumanagotos, quienes fueron sus antiguos pobladores. Es parque nacional desde 1973, se encuentra ubicado entre los estados Sucre y Anzoátegui en el oriente de Venezuela y corre a lo largo de la costa marítima del país, entre las ciudades Puerto la Cruz y Cumaná.
En realidad, es un grupo de islas así como también, de montañas de frondosa cobertura vegetal. Eso constituye su principal atractivo pues, si se circula en lancha o yate por allí, se disfrutará un panorama nunca visto: un mar azulísimo y altas montañas de un verdor tropical intenso.
Allí radica la belleza del parque, en la combinación de montañas que caen al mar, playas espectaculares, cantidades de islas, muchas de ellas prácticamente vírgenes. Un grupo de islas que contienen escenarios de bahías, acantilados, golfos, costas de aguas profundas, playas de arena blanca, arrecifes de coral, islas e islotes y ensenadas. Todo ello entre un primoroso cajón de montañas.
El lugar se presta a deportes acuáticos tales como el submarinismo y el velerismo gracias a las siempre cálidas aguas del Mar Caribe.
La leyenda
Mochima fue muy visitada por piratas franceses e ingleses y contrabandistas holandeses. Robaban su valiosa sal desértica pero Mochima se vengaba y los extraviaba en el ancho y profundo Mar Caribe. Quedaban totalmente perdidos en el océano y sin paradero alguno. Jamás se encontraron ni barcos ni los tripulantes; simplemente desaparecían como si el agua se los tragara.
El cronista relata:
Lamentablemente, no hubo intervención celestial en los principios para aquellos que ansiaban el perdón luego de sus arrepentimientos para no ser perdidos en las aguas del Caribe. Cuenta que una mujer pecadora, arrepentida, abrazó la cruz y suplicó perdón. Los curiosos no han podido separar de ella la cruz y tomó esto como una señal de que había sido perdonada. En la actualidad se cree que toda persona que logra abrazar la cruz será automáticamente perdonada.
Mochima es exótica. Tal vez esa palabra sea la mejor descripción. Una de sus playas, Playa Colorada, es mundialmente famosa por su fina arena de color dorado, casi rojizo, que da nombre al lugar. Otra denominada Playa Blanca posee aguas cristalinas y de verdes tonalidades, de arena muy blanca y fina. “Parece talco”, dice la gente que la ha visitado.
Hay quien ha recogido historias sobre Mochima. Son leyendas, pero que han ido circulando de generación en generación, casi convertidas en historia lugareña. Como ésta de la relación de Mochima, un águila, con el material con que los indígenas fabrican sus temidas cerbatanas para caza y defensa:
Mochima fue un águila
“Cuentan los indios de la Gran Sabana que hace mucho tiempo existía un águila llamada Mochimá que cogía a los indios, se los llevaba a un cerro y allí los comía. Era un ave tan grande que sus alas eran como las hojas de los plátanos.
Cuentan también los indios que, en una ocasión, un niño comenzó a llorar, y la madre, para callarlo, le dijo:
-¡Cuidado, que viene Mochimá y te llevará!
Pero el niño seguía berreando, y la madre, para asustarlo más, lo sacó de la casa y dijo:
-¡Mochimá, ven a por este muchacho!
Y apenas dijo esto, cuando sintieron un viento muy fuerte como de huracán que no era otra cosa que el batir de alas de Mochimá.
Sin que nadie pudiera reaccionar, cogió al niño con una de sus garras y desapareció con él.
Mochimá aparecía cada vez con más frecuencia a llevarse niños y adultos, y por eso, uno de los indios pensó un día en darle caza. Afiló una de sus hachas y esperó escondido a que Mochimá apareciera.
Cuando finalmente apareció el águila, batió repetidas veces sus alas y enfiló hacia donde estaba el indio, al que agarró y llevó por los aires.
Lo transportó hasta el cerro, pero, antes de devorarlo, se puso a limpiarse. Mientras lo hacía, el indio le dio unos hachazos en las alas. Malherida, se fue volando a otro cerro, donde, con ellas rotas, murió.
Donde cayeron sus plumas, brotó una planta, que es con la que los indios fabrican desde entonces las cerbatanas”.
Delfines, ballenas y pelícanos
Lo más hermoso de Mochima, además de sus vistas, es la fauna marina. Aves, las tortugas y otros reptiles tales como iguanas, lagartos negros, serpientes, además de una gran diversidad de peces. Hay delfines, ballenas y los graciosos monos capuchinos entre otros. Profusión de aves como gaviotas, pelícanos, paraulatas, palomas, y guacharacas El clima es semiárido pero la temperatura envidiable: entre 22 y 28 grados C.
Una joya, oculta para todo el que no navegue. Pero absolutamente cautivante para quien se dé una vuelta por aquellos parajes de ensueño.
Te puede interesar:
La fe en el Sagrado Corazón salvó a este pueblo caribeño de la destrucción