En 2007, la Fundación New Economics designó a Vanuatu como "el país más feliz del mundo". Sin estrés, con una naturaleza exuberante, playas desiertas... Se trata de un archipiélago formado por 83 islas, en el Océano Pacífico Sur. Con su cara y su cruz: a veces escasea el agua potable, por ejemplo, y el acceso a cada isla por tierra o mar se hace difícil si el tiempo no es favorable.
La meteorología también puede ser altamente peligrosa: en 2015, el ciclón Pam causó la muerte de 15 personas y provocó daños graves en numerosas poblaciones, entre ellas Port Vila, la capital.
Al otro lado del Globo
Antonio López es misionero corazonista. Nació en España pero vive y trabaja desde que tenía 18 años en Port Vila, la capital de Vanuatu, siguiendo la invitación del Espíritu Santo a cumplir, según él mismo explica, aquello que se lee en los Hechos de los Apóstoles: "Seréis mis testigos hasta los confines de la Tierra". Y es que, mirando un globo terráqueo, fue a dar casi en los antípodas de su país de origen.
Vanuatu tiene grandes ventajas en cuanto a recursos naturales, pero resulta difícil hacer llegar el Evangelio hasta las gentes de las pequeñas islas.
Maestro de escuela
Este misionero imparte clases a los indígenas. "Mi labor misionera -explica- se ejerce a través de la educación. En mis clases, intento suscitar en mis alumnos ese deseo de seguir a Jesús, de vivir el Evangelio de forma comprometida."
Gracias a la labor de Antonio López, hoy muchos jóvenes que asistieron a sus clases se han bautizado, se han casado y han formado familias cristianas.
La semilla del Evangelio en este lugar tan remoto es posible gracias a la ayuda económica que esta misión católica recibe a través de las Obras Misionales Pontificias, sobre todo a través de la campaña anual del Domund, que se lleva a cabo en octubre.
Hoy hay 113 escuelas distribuidas por varias islas del archipiélago, y se cuenta con 32 parroquias. El balance de los últimos 16 años da un crecimiento de 600 a 710 bautismo. El hermano Antonio comprueba con sus propios ojos los frutos de la labor de Dios en estas personas. "Vanuatu" significa "hogar, tierra" y "pararse", y allí está él echando raíces en los confines de la Tierra.