Octubre, el mes del rosario, ha servido para que las mujeres venezolanas, madres, hermanas, hijas y esposas se organicen a fin de compartirlo en familia desde los cuatro puntos cardinales del orbe
En una de las visitas ad limina al Vaticano, hace pocos años, el obispo venezolano entonces presidente del episcopado le dijo al Papa Francisco: “Los venezolanos están rezando más que nunca”. Era y es verdad porque continuamos así. Este país asume que estamos en una lucha del bien contra el mal y que la oración no es plato de segunda mesa en los esfuerzos por regresar a la civilidad, sino que es un recurso de primera importancia para el creyente permanecer en gracia de Dios y rogarle constantemente por nuestro destino.
Ni la pandemia ha logrado mermar las oraciones. Antes bien, las entradas a las misas, meditaciones y charlas de los sacerdotes y obispos a través de las redes sociales aumentan exponencialmente. El mes de rosario, octubre, el rezo a la Virgen ha sido constante y adquiere dimensiones pocas veces vistas. El confinamiento ha llevado a ser creativos y generar alianzas para acercarse las familias, amigos y compatriotas a través de la oración a la Santa Virgen a quien sabemos la mejor vía para llegar al Señor.
Así, son muchas las mujeres, madres de familia, que se han organizado para rezar juntas el rosario. Son disciplinadas y ayuda la poca movilidad fuera de casa que en estos días de cuarentena se impone. Han logrado poner hora y el lugar es aquél donde cada una se encuentre en su respectiva ciudad. Llegan a la cita puntuales, valiéndose de los chats, aplicaciones diversas y del deseo de rezar juntas.
Beatriz Borregales, una de las animadoras de la actividad, dice para Aleteia:
“A mediados del mes de marzo se decretó la cuarentena y yo quedé confinada lejos de Caracas, en una pequeña casita de playa que tengo. Me dije que algo debía inventar para unirme al grupo de unas veinte amigas que siempre nos veíamos. Comenzó ese grupo pero se han ido anexando muchas más. Tres de ellas quedaron en España y contrajeron el virus. Empeñadas como estábamos en rezar por su recuperación, apelamos al rosario y rápidamente, a pesar de su edad –el grupo supera los 70 años como edad promedio- rápidamente se curaron. Eso nos animó mucho a continuar pues más personas conocidas cayeron en gravedad. Algunas lamentablemente fallecieron. Una de las nuestras sufrió un derrame cerebral con ACV incluido. Nos dedicamos a rezar por ella con mucha fuerza y persistencia. Su mejoría fue notoria y muy rápida. Fue increíble. Hasta nos envió su foto haciendo más de 100 hallacas –plato típico navideño venezolano-, foto que cedo para Aleteia, lo que prueba que se encuentra en perfecto estado de salud”.
Todos esos episodios las fueron acercando más al rosario, a la Virgen, mientras el consuelo por los amigos fallecidos y las recuperaciones de personas con serias condiciones de riesgo han sido notables. Desde el mes de abril lo rezan diariamente, este mes con mayor devoción y ahínco.
Otra de las integrantes del grupo se confesó emocionada de haber escuchado al Papa unirse al millón de niños rezando el rosario, razón por la cual se afilió con mucha regularidad al grupo.
Lo interesante es que casi todas se encuentran en países diferentes, algunas porque se han mudado fuera de Venezuela y otras porque, al comenzar la cuarentena y paralizarse los vuelos internacionales, quedaron varadas fuera. Hay algunos esposos que están solos, y también esposas, pues unos estaban en Venezuela y otros de viaje y es sólo hace pocas semanas cuando han podido reunirse a través de vuelos humanitarios, si enarbolan una buena razón para acogerse a ese beneficio.
Desde los rincones más recónditos del mundo se suman a la hora convenida y comienzan su rosario online. “Así nos mantenemos unidas –dice Beatriz- si bien es verdad que la idea fue mía, también fue acogida con entusiasmo por todas. Cada vez se suman más. La hora es las 5 de la tarde, todos los días. Cuando faltan quince minutos, comienzo a llamar a todas y recordar las intenciones del día, que no son mías, sino que todas vamos acopiándolas durante la mañana”.
Uno de los “milagros” del rosario es que, en este país donde el internet registra tantas fallas, a la hora precisa, siempre está disponible. “¡Cosas de la Virgen!”, comenta otra.
Incluyen los cumpleaños pues son tantas que cada mes hay varias que cumplen y se incluyen en las oraciones. Por supuesto, agregan a todo el que se encuentre mal de salud o en problemas de cualquier índole. Hacen acción de gracias y al final de las letanías, mediante stickers, todas envían un “amén”.
“Yo –cuenta Beatríz- siempre pongo la misma frase: ‘Para Dios nada es imposible’. Es un lema que tengo y que me impacta muchísimo. Fue lo que dijo el ángel a Zacarías que no creía poder tener hijos puesto que era muy anciano. Isabel lo tuvo y Zacarías creyó. Eso de que para Dios no hay imposibles, lo he constatado yo en muchos momentos de mi vida”.
Tampoco es imposible unirse diariamente en el rezo del rosario, dar la vuelta al mundo en un rosario, aunque unas estén en Caracas, otras en Europa, o en Asia o en cualquier rincón del planeta. Se puede conseguir una conexión mucho más firme porque es la unión en la oración. No extraña esto en Venezuela puesto que somos, como lo señaló un antropólogo, el país más mariano del continente.
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