La curiosa historia de la Basílica de san EustaquioEn el centro de roma muy cerca del famoso Panteón, se encuentra la basílica de San Eustaquio. Miles de turistas pasan por delante de la basílica pero solo los buenos observadores que miran a lo alto podrán observar una particularidad de la iglesia.
En la parte más alta de la fachada de la basílica, se puede ver una curiosa escultura de ciervo con una cruz entre sus cuernos.
¿Y que hace en la basílica esta rara estatua?
La iglesia fue construida en el siglo VIII en el mismo lugar donde vivió el santo que lleva su nombre, Eustaquio, que murió martirizado con su familia en la época del imperio romano.
Eustaquio, o más bien Placido, nombre que llevaba antes de ser bautizado, fue un ponderado general del ejército en la época de Trajano.
Según los relatos de la Leyenda Aurea, Plácido un día salió a cazar, vio a la distancia un hermoso ciervo. Lo siguió sigilosamente hasta el borde de un barranco, cuando la bestia se dio vuelta hacia él, pudo ver que una cruz brillante salía de entre sus cuernos.
El ciervo que hablaba
El venado se volvió hacia el general, alegando ser Jesús y le preguntó porque lo perseguía. Plácido, asustado, corrió a casa de su esposa, que también había tenido una visión. Decidieron ir a contarle todo al obispo y luego se convirtieron al cristianismo.
Años más tarde, toda la familia fue condenada a muerte por no querer renegar de su fe cristiana. En el Coliseo les echaron a las fieras, pero las bestias no quisieron tocarlas.
Entonces Adriano, quien era el emperador de la época los condenó a morir dentro del toro de Falaris. Consistía en introducir a las víctimas en un toro de bronce al que hacían arder con fuego. Se dice, que una vez abierto el instrumento de tortura, los cuerpos estaban sin vida, pero intactos.
La primera mención de la basílica se remonta al año 795, durante el pontificado del Papa León III, y se recuerda como un antiguo centro de asistencia a los pobres.
El antiguo edificio fue completamente reconstruido y ampliado en el 1195 con el Papa Celestino III; que hizo añadir el campanario románico que aún hoy se puede admirar. Y el ciervo que mira desde lo alto de la basílica.
Fuente: santeustachio.it
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