Entrevista con Alessandra Smerilli, la economista del PapaEstamos en plena celebración del congreso de tres días (19-21 noviembre) de “Economy of Francesco”, el evento por excelencia dedicado a la Economía, querido por el Papa Francisco.
La iniciativa, que cuenta con intervenciones de economistas de fama internacional y de jóvenes empresarios, tiene lugar en un momento particularmente difícil para la Humanidad: La pandemia, las evidentes consecuencias de una recesión económica global, los cambios climáticos, los fenómenos migratorios, las guerras por los recursos…
Uno de los temas centrales de la reflexión está dedicado a “Finanzas y humanidad”. Lo dirige sor Alessandra Smerilli, profesora de Economía Política en el Auxilium de Roma, además de primera mujer consejera del Estado Ciudad del Vaticano. Es también coordinadora del grupo de trabajo sobre Economía y Covid querido por el Papa.
Aleteia la ha entrevistado para comprender mejor este gran proyecto de renovación.
– Sor Alessandra, ¿cómo es posible conciliar la finanza y la humanidad, cuando el objetivo de la primera es el beneficio, y el de la segunda la persona?
Los jóvenes del grupo Finance and humanity se han preguntado precisamente por este tema: ¿es verdad que el objetivo de las finanzas es el beneficio, mientras que el de la humanidad es la persona?
Economía humana
Y se han remitido al pasaje de la Laudato Si’, al número 128. En él se dice que dejar de invertir en las personas para garantizar ganancias financieras a corto plazo es algo que va en detrimento tanto de las personas como de la sociedad.
Por eso creemos que las finanzas y la humanidad pueden estar juntas, porque las finanzas deben estar al servicio del desarrollo de las personas, de la sociedad.
Lo que hace daño hoy es ver a las finanzas ganar dinero sobre el dinero, sin que esto esté conectado a nuevos puestos de trabajo, a empresas que abren, a ideas que se hacen realidad. Queremos que las finanzas vuelvan a su vocación original.
– En una reciente entrevista, usted ha dicho que la pandemia ha demostrado que hace falta que el mercado civil y las finanzas vuelvan a su vocación franciscana. ¿Qué quiso decir?
La pandemia nos ha hecho ver que necesitamos unos de otros, y que necesitamos un espíritu de solidaridad. Porque tenemos que salir adelante juntos tanto desde el punto de vista sanitario como desde el punto de vista económico y financiero.
Vigilar a los que ganan dinero
Por esto es necesario que haya un mercado civil, una finanza civil que vuelvan a la vocación franciscana. Los franciscanos enseñaban que los empresarios y los que se ocupan de las finanzas deben dar pruebas de que producen para el bien común, y no para enriquecerse a costa de los que están alrededor.
La empresa tiene que demostrar que no quita riquezas a los que están alrededor, y para hacer esto decían: “toda la comunidad debe vigilar”. Por tanto, economía civil quiere decir que todos estamos atentos a que las empresas estén al servicio del Bien Común.
Con todo el desarrollo que, a causa de la pandemia, está teniendo el comercio electrónico, nos preguntamos si este enorme desarrollo no debería reverberar en una redistribución – dado el enorme enriquecimiento de pocos – a favor de quienes están perdiendo el trabajo por este motivo.
– ¿Cómo es posible acercar a las personas a las finanzas? Los jóvenes con quienes usted se ha relacionado pata preparar “The Economy of Francisco”, ¿cómo viven su compromiso de empresarios y católicos?
Es posible acercar a los jóvenes y a las personas a las finanzas cuando logran comprender que las finanzas no son algo que está en las nubes, o algo complicado. Sino que hablar de finanzas significa dar instrumentos a las ideas para convertirse en empresa, para convertirse en algo con lo que se puede trabajar para el Bien Común.
Oportunidades
Las personas se acercan a las finanzas cuando comprenden que pueden “contar algo” y “votar” a través de sus inversiones, si las dirigen a empresas comprometidas con el respeto a las personas y el medio ambiente. Creo que esto puede acercar a las personas a las finanzas.
– ¿Qué urgencias y preocupaciones ha podido percibir?
Entre los jóvenes veo que las urgencias y preocupaciones están relacionadas con la incertidumbre del futuro. Pero sobre todo, al hecho de que sienten, especialmente en algunas partes del mundo y de Italia, que no se les deja casi espacio.
Los jóvenes necesitan oportunidades, pero también que los adultos sean realmente adultos y les acompañen.
– En la encíclica Fratelli tutti, el Papa habla de una economía dirigida al bien común y de unas finanzas que vuelven a poner a la persona en el centro. ¿Las finanzas pueden ser inclusivas?
Las finanzas pueden ser inclusivas, y lo son y lo han sido durante la historia, cuando es el mercado, y no la beneficiencia, un instrumento de inclusión.
Finanza inclusiva
Pensemos en todo el tema del microcrédito, nacido con los Montes de Piedad de los franciscanos, y luego desarrollado en época contemporánea por Muhammad Yunus y otros.
Son instrumentos que permiten con pequeños préstamos, a veces de forma comunitaria. Es ese oxígeno que mantiene viva una actividad, que no encuentra obstáculos como la concentración de riquezas del que acumula todo para él.
Las finanzas son un bellísimo instrumento de inclusión que da dignidad a las personas, porque el don a fondo perdido puede fomentar la pereza y puede hacer creer a la gente que no es capaz de devolver. Un préstamo, en cambio, da dignidad.
– ¿Cómo puede la fe, según usted, influir en las finanzas? En pocas palabras, ¿es un binomio posible?
Creo que más que influir la fe en las finanzas, el que vive en este ámbito y se reconoce en determinados valores, y mira al mundo a la luz del Evangelio, no puede sino buscar el Bien Común.
La regla de oro
Luego hay una tradición bíblica sobre el uso del dinero, sobre el hecho de que el dinero no debe dominar, sino estar al servicio. Que nos dice que si nos dejamos iluminar, no sólo estaremos mejor, sino que nos beneficiaremos de una cierta forma de hacer empresa y business…
– ¿Cuál es la regla de oro de las finanzas y de la economía en la búsqueda de propuestas y de buenas prácticas?
Creo que por asonancia, se puede aplicar la regla de oro del Evangelio: “Hagan a los demás aquello que quieran que los demás les hagan, y no hagan a los demás aquello que no quieren que les hagan”.
Es decir, valorar propuestas y buenas prácticas en función del beneficio que ofrecen a las personas que las llevan a cabo, a la comunidad que las rodean y a los pobres.
Cuando funcionan de verdad y cuando las finanzas se usan al servicio de esto, se basan en la confianza, generan confianza, y sabemos que la confianza es el pegamento de la sociedad.
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