Así lucha María Paramio por la educación de sus hijos. Es una auténtica madre coraje que ahora se enfrenta a una situación sin precedentes. Lucas, su hijo mayor tiene 8 años y un 65% de discapacidadMaría tiene 40 años y vive en Getafe (Madrid). Tiene tres hijos y tuvo que dejar su trabajo cuando Lucas cumplió 4 años. Hace unos minutos, mientras su hijo estaba en su colegio de educación especial, María hablaba por teléfono conmigo y se le rasgaba la voz al contarme su historia. Y su emoción, no es precisamente porque tuviera que dejar su empleo.
María tiene tres hijos: Julieta que tiene seis meses, María que tiene 4 años y Lucas que tiene 8 años y una discapacidad del 65%. Algo -como te puedes imaginar- duro y complejo. Lucas va a un colegio privado que atiende correctamente sus necesidades y María a un colegio concertado. Y Julieta, aunque todavía se libra del cole, algún día irá al centro de su hermana.
¿Y por qué tanto lío con los colegios? Precisamente porque en España estamos con mucho lío con los colegios. El Gobierno de España está tramitando la llamada Ley Celaá que perjudica de forma importante a los colegios concertados (en su mayoría religiosos) y podría hacer desaparecer los colegios de educación especial (centros dedicados a personas con diferentes tipos de discapacidad).
Y ante esta situación, a María se le viene el mundo encima.
Lucas necesita educación especial
Su situación ya es dura de por sí. Lucas tiene muchos problemas motores pero a su madre le preocupa especialmente su imposibilidad para comunicarse: no puede hablar.
A parte de todos los problemas que tiene Lucas, simplemente el hecho de no poder hablar debe ser muy duro”.
Ahora bien, María cuenta que “él tiene la capacidad de convertir esa dureza y ese esfuerzo en felicidad”.
Dejar su trabajo fue fácil. No porque no le gustara, sino porque no se arrepiente: sus hijos son lo primero. Cualquiera que sea padre sabe lo difícil que es, y si lo eres, estoy seguro de que te puedes imaginar lo duro que es convivir con un niño que tiene este tipo de necesidades. No por él, sino por la preocupación que supone. No ha sido fácil que Lucas se adapte a un colegio como un niño normal.
Tiene 8 años y no puede hablar, se pone nervioso, no puede comunicarse… María me intenta poner en situación de forma muy directa: “Imagínate ser profesor, estar en clase y que un alumno de esa edad se haga caca encima”.
Las necesidades de Lucas hicieron que María decidiera cambiarle de colegio, a un centro privado y especializado.
Cuenta que en su nuevo colegio la situación es bien distinta: “Las clases tienen solo seis alumnos y los profesores no están formados solo en educación, sino también en Psicopedagogía, Logopedia, Terapia ocupacional, Fisioterapia…” lo que hace que sea al menos un poco más fácil para la familia.
Los miedos de María
Pero la nueva ley podría coartar esta libertad. María dice que tiene miedo y se le quiebra la voz al contármelo:
Lo que más miedo me da de esta ley es pensar que he podido perder los 8 años de aprendizaje con él. Me da miedo que su cole actual no sea suficiente, que tengamos que acabar en un colegio especial y que con esta ley…volvamos al punto cero”.
Además este no es el único problema. María no solo tiene que lidiar con un hijo con estas necesidades, con otra hija, con un bebé…sino que además va a tener que plantear cambiar a su niña de colegio…
Es el colegio al que fui yo y al que fue mi madre. Me da mucha pena y mucha rabia. Nuestro colegio no es para nada de ‘élite’ como cuentan. Es un cole de gente normal donde pagamos voluntariamente el que quiere y el que puede 45 euros al mes. No entiendo cuál es el problema en que con mis impuestos se mantengan también estos centros”.
María se encuentra ahora mismo de hospital en hospital, recogiendo a niños del cole, cuidando de su bebé… y además luchando porque sus hijos puedan recibir la educación que necesitan.
La plataforma española ‘Más plurales’ lucha en toda España por defender que los padres puedan seguir eligiendo la educación para sus hijos. De esta manera ha convocado varias manifestaciones y actos de protestas para “parar la Ley Celaá”.
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