Con 14 años esperaba el trasplante que salvaría su vida. No llegó. Inés Frassinetti falleció a finales de octubre, pero antes dejó un hermoso legado y una vida digna de ser contadaInés era especial. Una “santa de la puerta de al lado”. Cualquiera que la hubiera conocido lo sabe. Risueña, inteligente y talentosa. Y todo ello pese a padecer una enfermedad desde nacimiento por la que, a lo largo de su corta vida, fue sometida a más de 40 intervenciones quirúrgicas. Padecía el síndrome de Varctel, una malformación congénita que hizo que la pequeña necesitara un trasplante de pulmones y de corazón.
Desgraciadamente, los órganos no llegaron a tiempo e Inés Frassinetti falleció el 29 de octubre en el hospital pediátrico del Papa, el Bambino Gesù de Roma.
“Doy gracias a Dios por habérnosla dado, porque nos ha dejado un gran legado. Su vida, aunque fue muy breve, fue vivida en plenitud, siempre con alegría, entusiasmo y altruismo. Cualquiera que haya estado con ella, aunque fuera solo una vez, quedaba maravillado por su inmensa alegría de vivir, sus incansables ganas y la firme voluntad de hacer siempre algo que hiciera felices a los demás”. Son las palabras de la madre de Inés, Juliette Romeo, que recoge Ancoraonline.
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Pocos días después de morir su hija, esta madre coraje escribía el testimonio de la vida de Inés, una vida extraordinaria: “Cuántas veces me han preguntado cómo hacía mi hija para tener esa energía y esas ganas de vivir. Siempre he dicho que su secreto era la oración. Cuando estábamos en Roma, hablaba con el capellán del hospital de temas como la igualdad, la justicia social, la solidaridad, el sentido de la vida y la esperanza. Todos los sábados pedía el folleto de la misa para prepararse y leer la Palabra de Dios y así recibirlo en la Comunión”.
¿La santidad es algo inalcanzable?
El padre Vistremundo Nkogo, capellán del centro, lamentaba también la pérdida de Inés a quien recuerda como una persona que demostró que la santidad es algo a lo que todos podemos aspirar: “Muchas veces pensamos en la santidad como algo inalcanzable. Pero algunas personas como Inés nos demuestran lo contrario. Ella ha pasado su vida al servicio de los demás dando testimonio de una fe inquebrantable pese a la enfermedad”.
La pequeña llevaba desde enero hospitalizada en Bambino Gesù. La pandemia complicó la llegada de un donante compatible. Mientras esperaba, en su habitación nunca faltó su sonrisa y su vivacidad.
Estaba llena de un talento que expresaba a través de la pintura, la poesía y la música. Desde el hospital escribió una canción en la que decía que esperaba sus órganos como una reina espera a su rey. En el vídeo grabado el 18 de agosto, la enfermera Francesca Canella pone voz a las letras de Inés. El terapeuta musical Adriano Mastrolorenzo toca la guitarra. Inés no deja de sonreír. El vídeo subido por el hospital, tiene miles de visualizaciones.
Inés, que esperaba un corazón, ahora vive en el corazón del Padre. Una santa de la puerta de al lado. También en todos aquellos en los que dejó una lección imborrable de amor por la vida pese al sufrimiento y la enfermedad. Su fuerza era la oración. Como dice el Papa Francisco, Inés Frassinetti es “una santa de la puerta de al lado”.