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Muere el sacerdote voluntario para el ensayo de la vacuna COVID-19

FATHER JOHN FIELDS
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John Burger - publicado el 02/12/20
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El padre John Fields era director de comunicaciones de la archieparquía ucraniana católica de FiladelfiaEl padre John M. Fields, un sacerdote de Pensilvania (Estados Unidos) que participó en la tercera y última fase de las pruebas de la vacuna contra la COVID-19 de la farmacéutica Moderna, falleció el 27 de noviembre. El padre Fields, sacerdote de la archieparquía católica ucraniana de Filadelfia, tenía 70 años y murió en su hogar de Filadelfia.

La causa de la muerte fue un evidente ataque cardiaco, según el padre Michael Hutsko, pastor de la iglesia de los Santos Pedro y Pablo en el municipio de Mount Carmel, Pensilvania. El padre Fields no tenía COVID-19, según confirmó el lunes el obispo auxiliar Andriy Rabiy, vicario general de la archieparquía.

El arzobispo metropolitano Borys Gudziak de Filadelfia dijo en una declaración que él y el padre Fields, que trabajaba como director de comunicaciones de la archieparquía, acababan de hablar antes de Acción de gracias y que el padre Fields “estaba de buen ánimo y aparentemente mejorando en su salud”.

No dudó en participar

“El padre John era un patriota estadounidense fervoroso y un orgulloso heredero del legado de la minería de carbón de su tierra natal de Pensilvania”, afirmó el arzobispo Gudziak. “No hay nada que le gustara más que compartir historias de la gente, de las parroquias y del pasado de nuestra región de antracita”.

“Conservó la esperanza en el futuro, en el de la Iglesia, del país y de su propia capacidad para contribuir”, continuó el arzobispo. “Como profesaba y predicaba el padre John, nuestra esperanza está en el Señor y Su Resurrección”.

El 23 de noviembre, un artículo de la agencia Catholic News Service (CNS) informaba de que, cuando el padre Fields recibió un correo electrónico este verano de la Universidad de Pensilvania preguntándole si querría participar en las pruebas de la vacuna, él respondió que sí de inmediato.

“No lo dudé”, contó a la agencia de noticias. “Sería una gran oportunidad para combatir este molesto virus que ha surgido de repente y sembrado el caos en todo el mundo, trayendo muerte y alterando todos los aspectos de nuestras vidas”.

El padre Fields fue aceptado en las pruebas, fue el primer voluntario en el estudio de la Universidad de Pensilvania y recibió su primera inyección el 31 de agosto, informó CNS.

No tuvo preocupación por los riesgos

El sacerdote habló de que, durante la primera semana después de la inyección, tuvo que informar diariamente de su temperatura y de cualquier síntoma, ya fuera cansancio, náuseas, dolor en el lugar de la inyección, inflamación del brazo, escalofríos o fiebre o dolor de cabeza, según CNS. El cura afirmó que no tuvo ninguno de estos síntomas. Más tarde, el 1 de octubre, recibió una segunda inyección, tras la cual tampoco sintió ningún síntoma.

El 26 de octubre, regresó para una evaluación de seguimiento. Debía continuar la evaluación durante 25 meses. Estaba encantado con la noticia de que la vacuna de Moderna estuviera mostrando cada vez mayor tasa de efectividad.

El padre Fields aseguró que nunca tuvo ninguna preocupación por los riesgos de participar en las pruebas.

“Lo consideré una situación beneficiosa para todos”, contó a CNS. Al estar en el estudio, decía que “podría contribuir aunque fuera un poco al desarrollo de una vacuna efectiva que ayudara a detener esta pandemia mundial de COVID-19 y el miedo, el sufrimiento y la muerte que ya ha causado a millones de personas y a poner fin a los confinamientos y ayudar a restaurar la sociedad una vez más a su estilo de vida normal. Y, esperemos, si no me toca el placebo y de hecho recibo la vacuna que posteriormente reciba aprobación, estaría entre los primeros en beneficiarse del avance médico de la vacuna de Moderna”.

El sacerdote expresó su esperanza en que, junto con los casi 30.000 demás voluntarios en todo Estados Unidos en el estudio de Moderna, “colectivamente hayamos contribuido a derrotar este virus mortal y prevenir millones de muertes por todo el mundo. Por esto doy gracias a Dios, por esta oportunidad”.


ENRICO BERNUZZI
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Con formación de jurista

John Michael Fields nació el 19 de febrero de 1950 en Butler Township, Pensilvania. Estudió en la Universidad de Lehigh en Bethlehem, donde obtuvo una licenciatura en Humanidades en 1972. En 1975, se graduó en la Facultad de Derecho de la Universidad de Villanova, donde recibió un doctorado en derecho. Fue socio de la Oficina Jurídica Thomas and Fields.

Accedió al seminario ucraniano católico de Saint Josaphat en Washington, D. C., y estudió en la Escuela de Teología de la Universidad Católica de América. Tras recibir una maestría en Teología Sagrada en 1986, completó el cursado en Derecho canónico en la Universidad Católica.

El arzobispo metropolitano de Filadelfia Stephen Sulyk lo ordenó diácono el 4 de abril de 1985 y sacerdote el 11 de mayo de 1986. Ambas ordenaciones fueron en la catedral ucraniana católica de la Inmaculada Concepción en Filadelfia. El 17 de mayo de 1998, el arzobispo Sulyk confirió al padre Fields el título de “protopresbítero (arcipreste)” por su dedicada labor en el sacerdocio.

Entre muchos otros puestos, el padre Fields sirvió como editor en The Way, el periódico oficial de la archieparquía ucraniana de Filadelfia y como miembro de la junta directiva de la Conferencia católica de Pensilvania.

Le sobreviven dos hermanas, Diane M. (Dennis) Berkheiser y MaryAnn Fields-Whyne, además de sobrinas y sobrinos.

Se ofrecerá un funeral en la iglesia de Saint Michael en Frackville, Pensilvania, el jueves 3 de diciembre a las 11 a.m. La familia del padre Fields solicita que, en lugar de flores u otras ofrendas, se hagan donaciones en su nombre al Fondo de Dotación del Seminario de Saint Josaphat (St. Josaphat Seminary Endowment Fund), a cuenta de Archbishop’s Chancery, 810 North Franklin Street, Philadelphia, PA 19123.

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