Durante el año del COVID y los confinamientos, la crisis económica ha generado estragos. El suicidio de empresarios en diferentes países europeos ha dado la voz de alarma. Roma contó 25 suicidios y 21 intentos entre marzo y mayo de 2020. Ante la ola de suicidios, en Francia han creado un programa de ayuda psicológica a empresarios y comerciantes. En España no hay cifras oficiales, pero sabemos que los ha habido, porque algunos suicidios de empresarios han salido en los medios de comunicación.
La desesperación ha llegado a empresarios que han perdido su empresa, se ven incapaces de pagar sus deudas, no pueden mantener a sus empleados y no ven un futuro cierto.
Suelen ser personas que transmiten sus dificultades, pero no comunican su desesperación a su entorno más cercano. Aunque no lo sean, suelen tener sentimiento de culpabilidad por su impotencia ante la situación.
Estos empresarios abrumados piensan en ocasiones que, como líder, no “puedes transmitir debilidad”. Se es un empresario de éxito o un fracasado, y se espera que siga luchando pase lo que pase.
En efecto, durante los últimos años se ha vendido la idea de que “si quieres, puedes” de lo que se podría deducir que un empresario fracasa porque no “ha querido luchar lo suficiente”.
Los familiares afirman que “no se ve venir”, “no tenía problemas psicológicos”, “podía haber pedido ayuda a muchísima gente, pero se lo comió él solo”.
El suicida no es que no quiera vivir, lo que no quiere es sufrir.
La incertidumbre ha venido para quedarse y queremos buscar una seguridad que no encontramos. Tenemos que recuperar la calma. Se trata de buscar un equilibrio entre lo que podemos controlar y lo que no.
Vivimos en una sociedad que pensaba que lo podía controlar todo. Sobre esta falacia hemos vivido y esta crisis sanitaria y económica nos ha enseñado que no podemos tener el control sobre todas las cosas.
Manejar la incertidumbre resulta incómodo. Estamos más tranquilos cuando sabemos qué pasará. La incertidumbre hace que busquemos una seguridad que no encontramos.
La ventaja del cristiano es que sabe que su Señor conoce hasta el número de cabellos de su cabeza; Si viste a los lirios del campo, Él no nos abandona; Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?; Las ovejas reconocen su voz; y a sus ovejas las llama una por una",
Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré.
Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio.
Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.
"Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera." Mt 11, 28-30
Con todos estos argumentos ¿Por qué desesperar?
Cuando estas palabras están grabadas a fuego en el corazón es difícil caer en la desesperanza.
No obstante, cualquiera puede caer en la depresión. Por ello, resulta de interés conocer algunas medidas de prevención.
Puntos clave para superar situaciones críticas:
La pérdida económica puede acercarnos a los demás, generar sentimiento de grupo y hacer más llevadero el problema.