Un genio del balón, un marido imperfecto, un padre orgulloso, y sobre todo un hombre de feUn año que ya presagiaba desgracia, puesto que empezaba la pandemia por Covid-19, el 2020 también se llevó a uno de los más grandes deportistas de todos los tiempos.
El 26 de enero uno de las más grandes estrellas del baloncesto perdía la vida en un accidente de helicóptero junto a su hija de 13 años, dejando al mundo de la NBA, a miles de seguidores y especialmente a su familia rotos de dolor.
Un genio del balón
Kobe Bryant rompió varios récords, llevó a su equipo a ganar sin fin de campeonatos y ganó dos veces el Premio Bill Russell al MVP de las Finales de la NBA.
Fue un hombre exigente con su carrera y con su vida. No le gustaba aceptar la derrota y se esforzaba al máximo para dar lo mejor de sí. Pero no todo en su vida fue gloria. Kobe Bryant fue acusado de agresión sexual en 2003, llevándolo no solo a perder su enorme credibilidad como deportista sino rompiendo su matrimonio, ya que su esposa le pidió el divorcio.
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La fe de un grande
La fe y el consejo de un sacerdote le devolvieron a Bryant la vida y la esperanza. Tras haber pedido públicamente perdón por haber mantenido relaciones sexuales con la chica que lo acusó, hizo un enorme acto de contrición y arrepentimiento; llevándolo a superar esa crisis tanto personal como familiar y devolviéndole el perdón de su mujer.
La última misa
Kobe Bryant y su hija Gigi asistieron a misa antes de abordar el helicóptero que los trasladaría al partido de baloncesto de ella. Poco podían prever que sería la última de sus vidas. Un trágico accidente arrancó de golpe sueños y vivencias en toda una familia. En ese accidente perdieron la vida además el entrenador de béisbol del Orange Coast College, John Altobelli, y su esposa, Keri, y su hija, Alyssa. La entrenadora de baloncesto Christina Mauser; Sara Chester y su hija Payton Chester (compañera de Gigi) y el piloto Ara Zobayan.
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“Dios es grande“
A un año de su partida, tras esa pérdida irreparable para el mundo del deporte y una familia, recordamos a Kobe Bryant por lo que fue con una mirada de esperanza y un profundo agradecimiento por su valentía y fuerza para superar los obstáculos difíciles, dejando un verdadero testimonio de vida: Kobe, el genio del balón, el marido imperfecto, el padre orgulloso, y sobre todo el hombre de fe que supo reponerse de una gran crisis, mirar al cielo, pedir perdón y recuperar su vida.
“Dios es grande. Nada más simple que eso hermano” Kobe Bryant
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