Una familia de Chignahuapan pide ayuda. De inmediato vecinos donaron despensas, medicamentos y se gestionó apoyo económico para comprarles gas LP y pudieran subsistirSi bien se escuchan a diario historias terribles de violencia en México, también a diario se conocen ejemplos de cristianismo y esperanza en el marco de la crisis sanitaria y económica por la que atraviesa el país norteamericano por la pandemia.
De éstas últimas destaca la que dio a conocer el periódico Milenio sucedida en la Unidad Habitacional El Cariño, una urbanización para personas de escasos recursos (fraccionamientos “de interés social”, se les clasifica en México), en la ciudad de Chignahuapan, en el Estado de Puebla, al sureste de la capital mexicana.
Ausencio Rosete, albañil de profesión y con 47 años de edad, dio positivo a la Covid-19 a finales de enero pasado. Fue el inicio de la cadena de contagios que alcanzaría, en la primera decena del mes de febrero, a su esposa y a sus dos hijos pequeños.
La segunda en contagiarse fue María Cristina Guzmán (27), esposa de Ausencio. Y luego, casi de forma natural por lo reducido del espacio donde habita la familia, se contagiaron del virus los dos hijos: Jonathan, de ocho años, y Matilda, de apenas nueve meses.
En menos de 15 días los cuatro miembros de los Rosete Guzmán tenían coronavirus. Lo que no tenían (ni tienen) es seguridad social. Los ingresos que llevaba Ausencio cayeron dramáticamente durante los meses que la industria de la construcción estuvo prácticamente detenida en Puebla, y se redujeron a cero con su enfermedad.
Gracias desde el corazón
Encerrados en casa, decidieron pasar la tormenta sin atención médica y con el único recurso que les quedaba a la mano: un trozo de cartulina, los rudimentos del alfabeto de alguno de sus miembros y la solidaridad de sus vecinos.
En su ventana colocaron la cartulina grande con la que contaba la familia con las siguientes leyendas: “NECESITO tu AYUDA. Hoy por mi, mañana por ti. Gracias por tu ayuda”.
Según la información de Milenio, tras ver el cartel pegado en la ventana del la casa de los Rosete Guzmán, “de inmediato vecinos donaron despensas y medicamento” y el Juez de Paz de la localidad, Iván Vargas, gestionó apoyo económico para cubrir la renta y comprarles gas LP” para que pudieran subsistir.
Pero falta mucho para que salgan adelante. Apoyo económico para tener un tratamiento médico, alimentos, agua, pañales, y todo lo que puede necesitar una familia de cuatro miembros, sin recursos y sin poder valerse por sí misma.
Sin embargo, lo que han hecho los vecinos de la Unidad Habitacional y el Juez de Paz, motivó que en una hoja arrancada de un cuaderno de tareas de Jonathan, el niño haya escrito el siguiente mensaje de agradecimiento: “Gracias a todos y que dios los vendiga (sic)”.
Bajo el patronazgo de María
Chignahuapan es conocida por la Basílica de la Inmaculada Concepción y su enorme figura de la Virgen María, tallada en cedro. Ella y el apóstol Santiago, cuya parroquia tiene la peculiaridad de colores brillantes en la fachada, cuidan a sus habitantes y en especial, habrán de velar por la salud de los Rosete Guzmán.