Vivimos poco tiempo, pero el suficiente para ganarnos una eternidad maravillosa al lado de Dios… ¡aprovecha, ama!Es inevitable sentirse preocupados con esta pandemia, pero también debes estar agradecido con Dios por tantas gracias que nos otorga.
Muchos nos encontramos encerrados por la cuarentena, nos enteramos de la hospitalización de conocidos y de la muerte de algunos. Me ha ocurrido.
Y no dejo de pensar en la fragilidad de la vida. Es tan corta, pero a la vez extraordinaria… Nos da la posibilidad de ganarnos el cielo, y pasar una eternidad maravillosa, al lado de Dios.
Breve vida
La Biblia esta llena de versículos y referencias sobre lo corta que es la vida.
“… ustedes no saben lo que será el mañana. ¿Estarán con vida todavía? Pues no son más que humo que se ve por unos instantes y luego se disipa” (Santiago 4, 14).
Y lo es.
Mi padre murió en mis brazos, en aquel cuarto oscuro de un hospital. Se marchó de esta tierra mientras le hablaba al oído de las maravillas que encontraría en el Paraíso.
Tenía una radio grabadora en su habitación y le puse las canciones que más le gustaban. Recuerdo aquellas lagrimas que brotaron de sus ojos.
Supe entonces que aun en estado de coma, podía escucharme. Sabía que no estaba solo. Se apagó como una vela que se va gastando. Fue un hombre de comunión diaria. Salí de aquella habitación sereno, con la certeza que mi padre estaba con Dios.
Rezar por los fallecidos
En ese entonces nunca imaginé que íbamos a vivir estos días tan difíciles. Solo en mi país, Panamá al día de hoy tenemos 5.831 muertos.
Cada número es un nombre con apellido, un padre, una madre, un tío, una abuela, un abuelo. Almas por las que debemos rezar, pedir a Dios que las lleve a Paraíso.
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Oración por los fallecidos
Justo ayer me telefonearon para darme la noticia de un amigo de juventud que había partido. Reflexionar sobre esto me ayuda a comprender que debemos ser más humildes y a la vez agradecidos.
La vida es un regalo
No somos dueños del tiempo, ni de la vida, es un don que Dios nos da. La Biblia te lo explica con claridad:
“En Él vivimos, nos movemos y existimos” (Hechos 17, 28)
Disfruta cada día, como si fuese el último, vive a plenitud. Te lo ruego, sé feliz.
Dios quiere que seas feliz, por eso te pide que seas santo. Sabe que los santos, a pesar de tantas adversidades, injusticias, enfermedades y sufrimientos, son felices. La certeza de un Dios Padre, bondadoso que habita en medio de ellos, les basta para sentirse seguros y contentos.
Ama
No te sientas solo ni sola, ¡Ánimo! Dios va contigo.
Tú haz lo tuyo y deja que Dios haga lo suyo. Mientras, sigue este maravilloso consejo del gran san Agustín que te ayudará y arribarás a buen puerto:
“Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor, si perdonas, perdonarás con amor”.
Amable lector, reza por mí yo rezaré por ti. ¡Dios te bendiga!