Un famoso restaurante en Lima (Perú) que fusiona cocina peruana con francesa y es administrado por un grupo de religiosas. La entrevista en Aleteia a la hermana Anna Santivañez, quien cuenta los detalles de una iniciativa extendida a varios países y que verdaderamente llena el alma de los comensales “‘L’EAU VIVE’, es más que un simple restaurante. Es una abadía moderna abierta a todos… Un lugar de encuentro… de espera de alguien…Es el encuentro de Jesús con la mujer samaritana en el pozo de Jacob (Jn. 4)”.
Así comienza la presentación, en su sitio web, de un histórico restaurante de Lima. Pero no se trata de un lugar más, pues mantiene algunas particularidades, por ejemplo, que es administrado por un grupo de religiosas.
Pero no solo eso es lo que distingue a este sitio, “Agua Viva” por su traducción en español, que fusiona la cocina peruana con la francesa. Es ahí donde surgen aspectos que van desde el ambiente, el trato y un curioso final.
Aleteia quiso conocer de primera mano una labor extendida en varios países de la mano de una congregación de religiosas. A continuación la entrevista con Anna, responsable de las hermanas en Perú, quien respondió a nombre de la comunidad:
-“Agua Viva” es considerado como uno de los mejores restaurantes a la hora de la fusión entre cocina peruana y francesa. ¿Cuál es su secreto?
“L’Eau Vive del Perú” (Agua Viva) es un restaurante de especialidad francesa e internacional. Somos una comunidad internacional y la formación inicial lo hacemos en Francia. A parte de los cursos de Instrucción religiosa que recibimos, también aprendemos las bases de la cocina francesa para impregnarnos mejor de la cultura francesa.
Como misioneras, debemos aprender de la cultura del país donde somos enviadas para poder amar y servir a la gente de nuestro país de misión. Conocer y aprender lo que les gustaría a nuestros clientes es parte esencial, no solo para satisfacerlos, sino también para que puedan experimentar el amor de Dios. Al ejemplo de una mamá que cuida a sus hijos dándoles buena comida, las hermanitas preparan con cariño pensando y rezando en cada uno de los clientes. Sin conocerlos, hacen lo mejor posible para que nuestros clientes puedan seguir adelante con ánimo, en sus trabajos, en sus familias llevándose ellos también allí donde van el amor de Dios.
Más de 40 años en Lima
-Hablar de Lima es hablar de comida. Pero de restaurantes administrados por religiosas no es algo tan en común. ¿Cómo ha sido este proceso de puesta en marcha?
Tenemos un carisma misionero: llevar la misericordia de Dios en los diversos sectores de la sociedad. Y se manifiesta de diferentes maneras según el contexto y situación de cada lugar y país. Atraídas por el amor y misión de Santa Rosa de Lima, en 1978 dos hermanas vinieron al Perú para ver si habría una posibilidad de hacer una fundación en Lima.
Con ayuda del padre Guerrero (OP) obtuvieron en alquiler esta casona en Jirón Ucayali 370, donde con sus sacrificios y ayuda de nuestras misiones presentes en el mundo se pudo construir la casona actual, respetando su estilo colonial. Buscando la manera de complementar la misión de la Iglesia en la diócesis de Lima, se abrió el ‘Restaurante l’Eau Vive del Perú’ que simboliza a Jesús en el pozo de Jacob del evangelio de San Juan capítulo 4. Un Pozo de Jacob en pleno centro de Lima a fin de que todos los que pasan por el centro de Lima, sea por trabajo, por tramites o por visita; cualquiera fuera la razón o su religión, l’Eau Vive estaría allí para ofrecer el ‘Agua Viva’ a todos.
Actualmente, el restaurante “l’Eau Vive del Perú” es un medio de apostolado misionero que funciona hace más de 40 años en Lima. Por ello las hermanitas ponen su esfuerzo para formarse en la cocina francesa pero también en la cocina peruana porque saben que la misión pasa también a través de buenos platos elaborados acompañados de sus oraciones y sacrificios.
Religiosas, las administradoras
-¿Hay gente que se sigue sorprendido cuando se entera de que al frente hay religiosas?
Sí, no todos nos conocen. Cuando abrimos la puerta algunos curiosos piensan que es un museo, pero cuando miran en la entrada la presencia de la Virgen María “Virgen de los pobres” se admiran y preguntan si somos católicas o de alguna otra religión.
“Dame de beber”
-Las Hermanas Trabajadoras Misioneras de la Inmaculada de la Sociedad de Vida Apostólica Donum Dei. ¿Qué podría decirnos sobre esta congregación?
Fundadas por el padre Marcel Roussel Galle el 11 de febrero de 1950 en Francia. Recibió la inspiración del Espíritu Santo para reunir a jóvenes, que se consagraran a Cristo para siempre a través del acto de ofrenda al amor misericordioso de Dios, de Santa Teresita de Lisieux. Vivimos los consejos evangélicos de: pobreza, castidad y obediencia en un espíritu de familia internacional al ejemplo de la Santa Familia de Nazaret.
Participamos a la obra Redentora de Cristo, especialmente en su encuentro con la mujer samaritana en el pozo de Jacob (Jn 4, 1- 43). Nuestra misión es de hacer entender el grito de Jésus : “Dame de beber” y de conducir los hombres y las mujeres de nuestro tiempo a la fuente de Agua Viva que surge del corazón de Dios”. Realizamos nuestra vocación misionera a través de nuestro trabajo, de los diversos apostolados y obras sociales y a través de nuestra vida consagrada al servicio de Dios y del prójimo en especial hacia los más pobres.
Comida sana, rica y amor de Dios
-Un restaurante vinculado a esta congregación, ¿cuál es el fin?
Con el fin de llevar el amor y la misericordia de Dios a todos los hombres de nuestra sociedad, buscamos la manera de poder hacerles llegar el evangelio. Aquí en la diócesis de Lima, ya existían colegios, hospitales, Cáritas para evangelizar. Las hermanas vieron que en pleno centro de Lima, la gente viene para trabajar, hacer trámites, compras y sobre todo turistas que visitan en centro de Lima. ¡Todas estas personas necesitarían un lugar para comer! ¿Por qué no un restaurante que les pueda ofrecer buena comida, sana y saludable y al mismo tiempo ofrecerles el amor de Dios? Un restaurante, tal el pozo de Jacob en medio del desierto, del trajín la vida cotidiana para ofrecerles ‘Agua Viva’ que es el amor y la misericordia de Dios.
Amar y hacer amar a Dios es nuestro objetivo, por este motivo, estamos al servicio del prójimo en especial de los más pobres y necesitados. Una parte fe los fondos del restaurante sirven para ayuda a nuestra misiones y para ayudar a los más necesitados y mendigos de la calle.
Atmósfera de familia y tranquilidad
-¿Podría hacernos una breve descripción, a modo de recorrido, de cómo es el restaurante, sus características y con que se encuentra el comensal cuando llega?
En el restaurante ‘Agua Viva’ se vive la espiritualidad de Jesús en el pozo de Jacob (Evangelio San Juan 4,10). Jesús que espera a cada uno para ofrecerles su misericordia y perdón y que les invita a llevar este amor de Dios a donde vayamos. Por ello, cuando los clientes y amigos ingresan a nuestra casa pueden sentir una atmosfera de familia y tranquilidad. Sus características de casa colonial llenan de admiración a todos pero también que te pueden hacer viajar entre cielo y tierra.
Los comensales pueden experimentar que las hermanitas se esfuerzan para satisfacerlos ofreciéndoles una comida sana, saludable y rica. Ellas lo preparan utilizando sus conocimientos y experiencias, dándoles como resultado una mescla de sabor que refleja a nuestra comunidad internacional.
Entre la pandemia y un plato para papa Francisco
-¿Cómo ha funcionado el restaurante en tiempos de pandemia?
Durante la pandemia del año pasado estuvo cerrado casi seis meses. Luego nos fue difícil obtener el permiso para la reactivación, no con los protocolos porque siempre tuvimos cuidado con la higiene y seguridad, sino más bien que teníamos que invertir para aplicar las normas que pedía el gobierno. Tuvimos que esperar la fase 3 para empezar pero solo por delivery con recojo en local. Fue difícil y lento pero al final pudimos abrir con aforo limitado. Del mismo modo poder reiniciar el servicio a los pobres. Fue una alegría poder ver de nuevo a nuestros amigos clientes y nuevas caras que descubrían nuestro restaurante.
En la segunda ola de la pandemia, igual cerramos. Nos hubiera gustado poder continuar con la ayuda a los pobres pero la situación difícil no impidió y tuvimos que suspender. Solo atendemos a los que tocan a nuestra puerta por ayuda, dándoles de comer y ayudándolos según nuestra posibilidad con medicinas, pagos de gas, electricidad, etc. Gracias a la ayuda de muchas personas podemos seguir ayudándolos.
-Si alguna vez tuviera como comensal al papa Francisco, ¿qué le recomendarían y ofrecerían?
El Papa Francisco es muy simple y humilde. Le recomendaría una riquísima sopa de cebolla gratinada, un lomo a la crema de roquefort, con un riquísimo vino argentino. Le ofreceríamos un postre de casa ‘Eau Vive’ y para digerir le invitaríamos al canto del Ave María para confiarle a María su misión, según la costumbre que solemos hacer con todos los comensales.
Te puede interesar:
Su restaurante quedó confinado y él cocinó para un hospital
Te puede interesar:
No olvidarás a los camareros de este restaurante