Yucatán y el iridio: la pieza final del puzzleLa península de Yucatán, al sureste de México, está llena de misterios. La civilización maya y su extraña fuga en la noche de los tiempos; la extensa red de cenotes que guardan leyendas fantásticas y, además, ser el lugar donde hace aproximadamente 66 millones de años un meteorito impactó la superficie terrestre y acabó con los dinosaurios y otras especies mayores que entonces habitaban la Tierra.
El lugar señalado del impacto es un cráter cuyo centro aproximado está ubicado al noroeste de la península de Yucatán, al oriente de la capital del Estado, Mérida, cerca de la actual población maya de Chicxulub (“Pulgas del diablo” en maya), a la que el cráter de 180 kilómetros de diámetro, debe su nombre (se calcula que el meteorito medía poco más de 11 kilómetros de diámetro).
Según un estudio científico sobre el cráter de Chicxulub publicado en Wikipedia, el impacto habría causado algunos de los mega tsunamis de la historia de la Tierra. Una nube de polvo, cenizas y vapor habrían extendido el diámetro y área del cráter, cuando el meteorito se hundía en la corteza terrestre en menos de un segundo. El material excavado, junto con trozos del asteroide habrían sido eyectados a la atmósfera por la explosión, se habrían calentado hasta convertirse en cuerpos incandescentes que habrían reentrado a la propia atmósfera terrestre, quemándola y posiblemente provocando incendios globales”.
Vida difícil para los seres vivos
Pero esto no fue todo. Evidentemente, para la extinción masiva de los dinosaurios y otros grandes reptiles tuvieron que producirse “enormes ondas de choque habrían causado terremotos y erupciones volcánicas globales”. Desde luego, “la emisión de polvo y partículas podrían haber cubierto la superficie entera de la Tierra durante varios años, posiblemente una década, creando un medio de vida difícil para los seres vivos”.
Finalmente, “la producción de dióxido de carbono provocada por el choque y por la destrucción de rocas carbonatadas habría causado un dramático efecto invernadero”, haciendo imposible la vida en el planeta. Y otra consecuencia del impacto fue que las partículas de polvo de la atmósfera “habrían impedido que la luz solar llegara a la superficie de la Tierra, disminuyendo la temperatura drásticamente. La fotosíntesis de las plantas habría quedado interrumpida, afectando a la totalidad de la red trófica”.
El cráter fue descubierto por Antonio Camargo, Glen Penfield y colaboradores, geofísicos que trabajaban en Yucatán para Petróleos Mexicanos en busca de yacimientos de petróleo a finales de la década de 1970. Inicialmente, no se pudieron encontrar pruebas que evidenciaran que esa inusual estructura geológica era, en realidad, un cráter de impacto, por lo que se abandonaron las investigaciones.
Un hallazgo importante
La reciente detección de polvo de iridio y otros metales presentes en los meteoritos en el cráter de Chicxulub, es suficiente evidencia científica para demostrar que ese impacto fue el causante de la extinción dado que el polvo de iridio es un metal que tiene mayor presencia en los cuerpos extraterrestres que en la composición de la Tierra. Así las cosas, el fin del período del Cretáceo-Paleógeno se produjo en esa región del actual territorio de Yucatán.
El resultado de la investigación del cráter de Chicxulub fue dado a conocer mediante un comunicado de una de las instituciones que participaron en el desarrollo del estudio: el Museo de Ciencias Naturales de Viena. La geóloga y profesora Christian Köberl sostuvo que las mediciones realizadas “muestran claramente que la capa que contiene iridio y otros metales del grupo del platino está conservada dentro del cráter”.
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El puzzle completo
El hallazgo de iridio es la pieza que faltaba al puzzle del motivo por el cual se produjo la extinción masiva del Cretácico-Paleógeno y es el resultado del trabajo de campo de un grupo de científicos de varios países del mundo que en 2016 comenzaron a perforar las colinas que rodean el cráter. Allí, en los sedimentos arcillosos, tras extraer material y el estudio de cuatro laboratorio geológicos se encontró una muy alta concentración de iridio propia de los meteoritos.
El polvo producido por el impacto permaneció un buen número de años suspendido en la atmósfera y después cayó en el enorme agujero provocado por el impacto, de tal suerte que extinción e impacto van íntimamente ligados según la investigación que se publicó recientemente en la revista Science Advances, dando por finalizada una discusión sobre la coincidencia de ambos fenómenos que se extendía ya desde la década de 1970 del siglo pasado
Y es que algunos científicos pensaban que el impacto no fue el único motivo de la extinción masiva y se preguntaban si en realidad fue un único impacto o si en la colisión de Chicxulub participaron una serie de bólidos que podrían haber impactado contra la Tierra aproximadamente al mismo tiempo. El polvo de iridio ha sido el eslabón de la cadena que faltaba para demostrar que en Yucatán está la respuesta.