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El cierre del canal de Suez ha levantado todas las alarmas en la navegación marítima global

SUEZ
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Salvador Aragonés - publicado el 04/04/21
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La seguridad comercial queda en entredicho en las vías marítimas teniendo en cuenta los tres puntos clave del tráfico marítimo mundial: Suez, Malaca y Panamá


El cierre del canal de Suez, que une el Mediterráneo con el mar Rojo, aunque ha sido por muy poco tiempo, ha levantado toda una oleada de alarmas sobre el comercio mundial marítimo, y se ha comparado el cierre del canal, con lo que pasaría si se cerraran los otros dos puntos clave de navegación en el mundo: el estrecho de Malaca y el canal de Panamá.

El buque portacontainers Ever Given, uno de los más grandes del mundo, al encallar en el canal de Suez, ha dejado seis días cerrado el canal.

Para comprender mejor el problema, conviene saber que el 80 por ciento del volumen de mercancías que se comercian en el mundo se hace por vía marítima. Y de este volumen, un 90 por ciento se hace en contenedores. Un incidente como el del buque Ever Given puede hacer subir los precios de materias primas como el petróleo, además de subir los costes marítimos en el traslado de mercancías de Europa a Asia, que ya se multiplicaron por cuatro el año de la pandemia 2020.

Por el canal de Suez pasa el 12 por ciento del comercio mundial, que une Europa y Asia, sobre todo se transporta petróleo, café y manufacturas, entre otras mercaderías, con más de 1.100 millones de toneladas.

El estrecho de Malaca une el este asiático (China, corea y Japón, principalmente) con el sur de Asia (India) el petróleo del Oriente Medio y Europa, pasando por Suez. Malaca separa la península de Malasya y Singapur de la isla de Sumatra (Indonesia). Por este estrecho, que no es artificial como Suez y Panamá, para el 60 por ciento del comercio marítimo mundial y por él pasa el 25 por ciento del petróleo que se transporta por mar. O sea que es el estrecho más importante del mundo y de él se provisionan los principales puertos del mundo que se encuentran en el Pacífico, especialmente en China.

Este estrecho no es lo suficientemente profundo (solo tiene 25 metros) por lo que las dimensiones máximas de los buques para pasar por Malaca se llaman Malaccamax, que tienen unas dimensiones predeterminadas. El problema de este estrecho es principalmente la niebla y el humo de los incendios forestales de Sumatra. La alternativa a este este estrecho es el estrecho de Lombok, que separa las islas Lombok y Bali, con un recorrido bastante mayor.

Y finalmente está el canal de Panamá, que hace unos años fue ampliado y pueden pasar por él los buques llamados “Panamá”, con unas dimensiones determinadas, que se han incrementado después de la ampliación. Panamá tiene un tráfico equivalente a la mitad del canal de Suez, en cuanto a toneladas (más de 450 millones).

El principal problema de Panamá es que las aguas de los océanos Pacífico y Atlántico no tienen la misma altura y para los buques se utiliza un sistema de esclusas, que no necesitan ni Suez ni Malaca. Tiene la ventaja de que no hay piratería como la que hay en los otros dos estrechos, al pasar por países políticamente inestables, como Somalia, y donde dominan en algunas zonas los llamados señores de la guerra.

Hay una nueva ruta, que ensaya Rusia, que es la que pasa por el norte del continente de Eurasia, y que se dirige al Pacífico. Sin embargo, a pesar de los avances tecnológicos de máquinas rompehielos se hace muy difícil --o al menos con mucho riesgo de encallamiento-- la navegabilidad durante el invierno.

Los tres canales mencionados están custodiados por las grandes potencias, aunque son propiedad de los países que los albergan. Así, Estados Unidos custodia el canal de Panamá, Suez las potencias europeas, y Malaca las potencias del Pacífico, más India.

Son lugares estratégicos en los que cualquier desequilibrio podría ser causante de una crisis que podría terminar en guerra. Casi ocurrió con el canal de Suez, al decidir el entonces presidente de Egipto, Gamal Abdel Nasser, nacionalizar el canal, pero Gran Bretaña y Francia supieron arreglar la crisis sin provocar una guerra abierta.

Hemos visto que el comercio mundial se puede paralizar por un incidente, un gran barco que encalló en las arenas del mar Rojo. Esto pone de manifiesto la vulnerabilidad en la que vivimos. Ya lo está demostrando también la pandemia que lleva más de un año azotando al mundo.

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