Los obispos de ambos lados de la frontera entre Estados Unidos y México han emitido una declaración conjunta sobre la situación actual en la zona.
Reuters informó el viernes que las autoridades estadounidenses capturaron a más de 171.000 migrantes en la frontera de Estados Unidos con México en marzo. Es el total mensual más alto en dos décadas.
Los datos incluyen alrededor de 19.000 niños migrantes no acompañados y 53.000 familiares que viajan juntos, confirma la agencia.
"La administración Biden está luchando por albergar a los niños no acompañados recién llegados, que están exentos de expulsión bajo una orden de salud COVID-19 conocida como Título 42", informa Reuters.
"Los niños han sido recogidos en estaciones fronterizas y centros de procesamiento abarrotados durante días. El sistema de refugios que alberga a los niños se ha visto superado, y los funcionarios estadounidenses se han apresurado en las últimas semanas para abrir refugios de emergencia, incluidos centros de convenciones en Dallas y San Diego".
"Como obispos de Estados Unidos y México a lo largo de la frontera, somos testigos a diario del dilema que enfrentan nuestros hermanos y hermanas migrantes", afirma la declaración de los obispos del 1 de abril.
"Para la mayoría, la decisión de migrar no está motivada por la indiferencia hacia su tierra natal o la búsqueda de la prosperidad económica; es una cuestión de vida o muerte. La situación es aún más difícil para los niños".
Si bien reconocieron el derecho de una nación a mantener sus fronteras, los prelados pidieron soluciones humanitarias al problema actual.
"Existe una responsabilidad compartida de todas las naciones de preservar la vida humana y proporcionar una inmigración segura, ordenada y humana, incluido el derecho al asilo", afirman.
"Por esa razón, renovamos nuestro llamado a nuestros gobiernos, líderes políticos y sociedad civil para que trabajen juntos para acoger, proteger, promover e integrar a los migrantes de acuerdo con su dignidad intrínseca; así como trabajar con otros países en la región para eliminar las condiciones que obligan a sus ciudadanos a recurrir a migraciones peligrosas e irregulares, produciendo soluciones a largo plazo".
Los obispos agregaron que la unidad familiar "debe ser un componente vital" de cualquier respuesta a la crisis actual. "Pedimos que se preste especial atención a las poblaciones particularmente vulnerables, como los niños", afirman.
"Instamos encarecidamente a que se establezcan estructuras y se realicen reformas en nuestras leyes; para promover una cultura de bienvenida para nuestras hermanas y hermanos y respetar la soberanía y la seguridad de nuestros países".