Estar en el paro no es nada agradable, todos lo sabemos. No sé si es más o menos estresante que una mudanza o emigrar a otro país, pero todos los que hemos pasado por la situación de desempleo sabemos que es un hueso duro de roer. Y mucho más cuando se prolonga en el tiempo.
Se unen muchos aspectos negativos:
-perdemos nuestro empleo cuando el trabajo es un elemento nuclear en nuestro crecimiento como personas.
-rompemos con rutinas diarias: horario, desplazamientos, tal vez viajes…
-se debilita la relación con las personas del entorno que había generado ese trabajo: colegas, clientes…
Pero hay un aspecto más…
En una encuesta realizada por LinkedIn recientemente, en la que participaron 2.000 personas, el 48% confesó que en alguna ocasión había ocultado su situación de desempleo entre sus familiares y amigos.
¿Por qué? Cuatro de cada diez participantes en aquella encuesta confesaron que actuaron por vergüenza. Otros tres dijeron que no se sentían cómodos con la situación.
Despejar el camino de regreso a un empleo
Para gestionar una situación de desempleo, hay herramientas que pueden ayudarnos a superar la situación y a hacer más fácil el camino de vuelta al empleo.
¿Cómo lograrlo? Aquí tienes algunos consejos prácticos que podrás “trabajar” personalmente. (Y es que buscar trabajo ya es un trabajo de por sí).
Los puedes ver en la siguiente galería fotográfica:
1Asumir la realidad.
Es importante situarnos en la realidad real, asumir que la vida de hoy no es igual a cuando teníamos trabajo. Quedarnos sin empleo es siempre una situación dolorosa. No sería nada inteligente echar una cortina de humo o mirar hacia otro lado. No vale, por tanto, esfumarse mirando Facebook o evadiéndonos.
2“Trabaja” mentalmente la nueva situación.
Toma nota de qué es lo que ha cambiado: eso implicará no solo la ausencia del trabajo que tenías sino toda una serie de consecuencias. Por ejemplo, sitúate en la nueva realidad económica. Habrá que reducir gastos o reconsiderar en qué empleas el dinero a partir de ahora. Sería muy negativo seguir llevando el ritmo de vida que llevabas solo por guardar las aparencias. Es mejor, en estos casos, hablarlo con quien nos puede aconsejar con un punto de vista más objetivo.
3Asume el dolor.
Perder el empleo produce un dolor psicológico. Es una pérdida y es lógico que nos aceche el sentimiento de vergüenza. Sin embargo, cuando este nos inunde, hay que identificarlo y sacar nuestra batería de argumentos para vencerlo. Por ejemplo, la seguridad de nuestro propio potencial, la experiencia adquirida, la esperanza cristiana de considerar que no estamos solos en las luchas de la vida, la confianza en que las personas que nos quieren nos ayudarán si se lo decimos…
4Pon la pérdida en su sitio.
Perder el trabajo no es algo buscado. No lo has elegido tú. Por lo tanto, interiormente no debemos culparnos de algo que no hemos querido. A veces puede golpearnos la idea de que la familia ahora sufrirá por nuestra culpa, o que los hijos no podrán hacer determinados estudios por falta de ingresos…
No te culpes por un paro que no buscaste
Hay que distinguir entre las consecuencias de la pérdida de empleo y la culpa de que eso haya ocurrido. No te castigues por algo de lo que no eres culpable. Eso solo te restaría fuerzas para encontrar un nuevo puesto de trabajo.
5Ponle cara al desempleo.
La mejor forma de combatirlo será… buscando empleo. Así que ponte manos a la obra. Trabaja tu perfil en las redes sociales, habla con tus amigos y familiares, activa el perfil de LinkedIn… Cuantas más personas conozcan que buscas trabajo, más opciones hay de que encuentres uno nuevo.
6Activa la resiliencia.
Una de las virtudes que más deberás poner en acción ahora es la resiliencia. Es la fortaleza para resistir el golpe, que además seguramente necesitarás durante un tiempo. Y también es fortaleza para reaccionar. Encontrar un nuevo empleo tal vez tarde unas semanas o meses. Con resiliencia, vencerás el paso de los días, los altibajos, así como los “noes” en alguna entrevista.
7Evita la negación.
El instinto hace que nuestra mente niegue lo que nos resulta desagradable. Y estar en paro es siempre desagradable. Pero esa negación no nos dejaría avanzar, así que hay que sobreponerse y luchar. Para conseguirlo, empieza por algo pequeño: elabora un plan diario para avanzar en la búsqueda de trabajo. Por eso podrás llamarla “búsqueda activa de trabajo”.
Para los reclutadores -y para todas las empresas- es un factor positivo que alguien sea luchador, resiliente y proactivo en las dificultades. Eso no es un título académico pero al final puede ser un elemento decisivo para que te escojan a ti y no a otros.
8Prioriza.
Si te avergüenza decir que estás en el paro y buscas trabajo, perderás oportunidades de que otros lo sepan y te ayuden a encontrar un nuevo empleo. Así que, ¿qué prefieres?, ¿seguir callando para mantener tu posición ante los demás o intentar que jueguen en tu equipo y te ayuden a encontrar trabajo?
9Canaliza tus sentimientos.
Es imprudente decir que llores ante todo el mundo o te quejes públicamente una y otra vez de lo injusto que fue tu despido. No te encalles en el paro. En cambio, sí conviene que hables de ello con personas de tu confianza que puedan ayudarte a encajar el disgusto o incluso a perdonar a quien te hizo daño. A veces, llega a ocurrir que uno acaba dando gracias a Dios por haber sido despedido de un trabajo porque con el tiempo se da cuenta de la ganancia.
Si quieres salir del paro, pon la razón
El sentimiento de vergüenza es algo humano y normal. Pero aplica la razón y podrás sobreponerte.
10Tienes derecho a intentarlo.
Tienes derecho a buscar trabajo y para ello puedes decirlo, buscar en nuevos territorios, pedir ayuda o pedir consejo. También tienes derecho a intentar una opción diferente, por ejemplo cambiar de tipo de trabajo. Si con el tiempo ves que te has equivocado, no pasa nada y vuelves a empezar.
11Tienes derecho a dar un paso atrás.
Si tenías cierta posición económica y/o social y al quedarte en el paro ves que va a ser difícil lograr un trabajo con ese sueldo, no es malo “bajar un peldaño”. Busca trabajo en una posición inferior si ves que eso te alivia económicamente. Con el tiempo verás si tienes opciones para regresar a un trabajo como el que tuviste. Tal vez descubras que en el nuevo trabajo estás mejor o tienes más calidad de vida.