Thomas Paprocki, de Springfield, EUA, tiene 67 años y es un obispo que corre maratones: ha participado en nada menos que 24.
El prelado empezó a correr diariamente para evitar el historial de enfermedades cardíacas que hay en su familia, pero el ejercicio se volvió un hábito de poderoso impacto positivo en su bienestar físico y mental.
De hecho, al amanecer, don Paprocki corre diariamente alrededor de 3 a 4 kilómetros en un parque local - y un poco más durante los fines de semana. Cuenta sobre los beneficios de este buen hábito en su libro “Running for a Higher Purpose” ("Correr por un propósito superior"), organizado en 8 etapas progresivas del cuerpo y el espíritu.
1. Revisar
2. Reformar
3. Resolver
4. Repetir
5. Renovar
6. Relajar
7. Recompensar
8. Alegrarse
Hablemos, por ejemplo, del primer paso: revisar.
En esta etapa, don Paprocki propone que el lector evalúe su situación de vida actual para identificar lo que le gustaría o debería cambiar. Esto se aplica al cuidado del cuerpo, pero también del alma. El proceso de revisión espiritual que sugiere es el tradicional examen diario de conciencia, durante el cual, como católicos, reflexionamos en diálogo con Dios sobre nuestros pensamientos, palabras, actos y omisiones, para identificar los pecados que necesitan confesión y enmienda.
A medida que don Paprocki continúa explicando los otros pasos, también presenta citas inspiradoras y oraciones que tratan sobre la buena relación entre el cuerpo y el alma, es decir, entre nuestra vida física y nuestra vida espiritual. Una de las citas seleccionadas por él, por cierto, es de san Juan Pablo II, el “Papa deportista”. Lo recuerda en el capítulo sobre la etapa de “reformar”, con la siguiente frase:
En una entrevista al sitio web católico Crux, el obispo también habla de la importancia aún mayor de hacer ejercicio en el contexto actual de una pandemia, con el objetivo de prevenir comorbilidades como la obesidad. En Estados Unidos, de hecho, esta situación alcanza una de las mayores proporciones de población adulta en todo el mundo en comparación con otros países.
Don Paprocki también responde a quienes afirman que no hacen ejercicio porque no tienen tiempo:
Después de todo, “mens sana in corpore sano”.