“Las suites de Bach en directo valen tanto como toda la morfina del mundo…”, afirmó en el medio M6 el señor Kamel, de 57 años, antes de fallecer por un cáncer extendido. Con su violonchelo y su gran maletín lleno de partituras, Claire Oppert, arteterapeuta, recorre a grandes zancadas los pasillos de hospitales y centros médicos para ofrecer sus talentos musicales a pacientes en el final de su vida.
A diario, Claire llama a la puerta de estos pacientes para proponerles pequeños conciertos en directo. Un momento de alegría y de paz que permite a estos hombres y mujeres, a menudo con daños psicológicos y físicos, olvidar durante algunos minutos su sufrimiento. Assane, de 72 años, da testimonio de ello: “Me hace olvidar mis preocupaciones, mis dolores… me lleva a otro mundo”.
Habitual del hospital Rives de Seine en Puteaux (Francia), Claire Oppert ofrece también sus servicios en el centro médico Jeanne Garnier, en París. Titulada por el Conservatorio Chaikovski de Moscú, lleva ya veinte años acercando su música a las camas de personas en cuidados paliativos. Unos momentos de gracia de los que no se cansa y que abrigan el corazón de muchos enfermos. “Es una actividad diferente, sienta bien y tranquiliza. Uno se siente mejor incluso en circunstancias así… Me da mucha fuerza, me anima”, declara Emilienne, de 88 años.
Es un placer también para el equipo médico que confirma, cada día, los beneficios de la música para los pacientes. Un estudio clínico realizado con 112 pacientes ha demostrado además que la música puede disminuir entre un 10 y un 50 % el dolor y la ansiedad de los enfermos durante los tratamientos. Claire Oppert, que también es autora del libro Le Pansement Schubert, está totalmente convencida de las virtudes terapéuticas de la música: “Se producen muchos milagros, en el sentido del poeta Christian Bobin: arrebatos del corazón, aclaraciones del pensamiento [...], milagros que no son resurrecciones o enfermedades curadas, sino algo fundamental, esencial [...] que toca una parte fundamental de la persona como ser humano y como paciente enfermo”, precisa la especialista.