Por segundo año consecutivo, organizar una boda en mitad de la pandemia de COVID-19 es todo un dolor de cabeza. Aunque las normas varían de un lugar a otro, todas las reuniones están sujetas a restricciones. En el mejor de los casos, las celebraciones están limitadas.
Quienes se casaron en 2020 tuvieron que adaptarse a las restricciones replanteando todo el evento punto por punto: el número de invitados, los muy estrictos protocolos sanitarios, un recinto abierto o espacioso para el banquete… Aun así, sus historias y testimonios han inspirado a otras muchas parejas decididas a casarse en las fechas que planearon originalmente.
Las llamadas “microbodas” son tendencia en 2021, aún en la estela de la pandemia, y consisten en invitar solamente a los invitados esenciales y mantener la celebración a un nivel mínimo, en conformidad con los protocolos sanitarios. Según afirman quienes han optado por este estilo, la microboda tiene ciertas ventajas.
Una microboda te invita a devolver el foco a lo esencial: el sacramento del matrimonio. Este sagrado sacramento promete la fiel presencia de Dios en tu vida matrimonial.
En el día de una boda, los novios consagran su amor a Dios. En ese momento, el Espíritu Santo cambia el significado y la fecundidad de su amor en pensamiento, palabra y acción.
A través del sacramento de matrimonio, cuando la pareja se recibe y entrega mutuamente, el cielo se abre y el Señor baja a curar, nutrir, perdonar, servir y renovar… El sacramento lo cambia todo. De modo que, si tú y tu pareja no podéis esperar a uniros ante Dios, ¿por qué no dar prioridad al sacramento del matrimonio antes que al número de invitados?
Con una microboda, la lista de invitados se vuelve considerablemente más íntima. No hay necesidad de invitar a tu jefa, a los primos segundos y a esos conocidos que hace años que no ves. La celebración tiene lugar únicamente en presencia de los implicados directamente en la ceremonia y los familiares y amigos más íntimos.
¿No es toda una bendición poder celebrar tu boda con las personas que más te importan de verdad y que la pareja se sienta elevada por la cercanía de sus oraciones? Esta simplicidad austera e íntima sin obstáculos “mundanos” para el significado auténtico del matrimonio religioso puede aportar unos tesoros preciosos. Además, un evento más íntimo y, por tanto, más personal permitirá a los seres queridos experimentar una ceremonia que refleje mejor la personalidad de la pareja.
Una microboda puede ser la solución ideal para parejas con un presupuesto limitado. Esta es una situación que afecta a muchos jóvenes durante este tiempo de pandemia y sus consecuencias económicas. Obviamente, el coste no es el mismo cuando prevés 100 invitados que cuando hay solamente un puñado.
Además del ahorro, la organización de un banquete más modesto o incluso simbólico, según las restricciones, es mucho más simple, fácil y rápida. No hace falta alquilar un salón enorme o contratar una empresa de catering. ¡Dos cosas menos por las que estresarse! Más tarde, cuando la vida social recupere su normalidad, también se podrá planear una fiesta más elaborada…