El país centroamericano tiene una ocupación de camas de cuidados intensivos casi al límite de su capacidad y mantiene el cierre de actividades no esenciales en cuatro de sus más pobladas provincias.
Con 1,153 personas que se encuentran hospitalizadas (la tercera parte en las Unidades de Cuidado Intensivo), y una tasa de contagio que en los últimos treinta días se ha incrementado en 196 por ciento, Costa Rica enfrenta una situación muy compleja, aunque el ritmo de contagios pudiera ir pronto a la baja.
En medio de este cierre de actividades y del difícil control del contagio al que todos los países de América Latina están enfrentando, la Caja Costarricense del Seguro Social anunció esta semana “el acceso libre a la anticoncepción de emergencia” en sus centros de salud.
En otras palabras, liberó la “píldora del día siguiente!, aduciendo, como desde hace mucho años se ha hecho en otros países, que se trata de un “anticonceptivo de emergencia” al que se puede recurrir después de una relación sexual presumiblemente fecundante y si se quiere impedir un embarazo no deseado.
Sin embargo, la “píldora del día siguiente” tiene una acción “antinidatoria” o “antiimplantatoria”, es decir, que impide que ocurra la anidación o la implantación del óvulo fecundado en la pared uterina, por lo que más que un mecanismo de anticoncepción podría ser una práctica directamente abortiva.
En este sentido la doctrina de la Iglesia católica es muy clara: la vida –y con ella la dignidad de toda persona humana- comienza con la fusión del óvulo y el espermatozoide, por lo que si la píldora impide que el óvulo ya fecundado se implante en el útero, se estría llevando a cabo una forma de aborto.
Mediante un mensaje intitulado “Apertura a la Vida”, los obispos de Costa Rica se han mostrado “sorprendidos” y “consternados” por el anuncio hecho por la seguridad social que puso “la píldora del día siguiente” a disposición de cualquier mujer que la requiera.
Los prelados destacaron en su comunicado que “la vida humana es sagrada”. Y dejaron muy claramente dicho que “sólo Dios es Señor de la vida desde su comienzo hasta su término: nadie, en ninguna circunstancia, puede atribuirse el derecho de matar de modo directo a un ser humano inocente”.
Más adelante se mostraron preocupados por que en los últimos años se han promovido, en ese pequeño país centroamericano, políticas en contra de la defensa de la vida, “especialmente por este gobierno”, encabezado por Carlos Alvarado quien aparece como un presidente católico en su perfil de Wikipedia.
Invitaron a los profesionales de la salud “a dar testimonio de defensa de la vida por medio de la objeción de conciencia” y pidieron a todos los que tienen alguna responsabilidad pública que no permitan seguir propiciando “condiciones contra la vida del ser más vulnerable que es el embrión humano”.
“El descenso de la natalidad preocupa y pone en riesgo el futuro de la sociedad. En años venideros, seremos uno de los países de América Latina con más adultos mayores que niños”, afirmaron los obispos en su carta. Y, en efecto, con tan solo 58,000 nacimientos en 2020, el país registró su tasa más baja en las últimas dos décadas.
Por esta preocupación y, evidentemente, por la defensa de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural, concluyeron los prelados costarricenses su mensaje exclamando: “Basta ya de políticas que van en contra de los valores que han caracterizado a nuestra nación”.