Enrico degli Scrovegni, un rico banquero de Padua, mandó a construir la capilla dentro del palacio de la familia, para que cumpliera la función de oratorio y de mausoleo.
Para embellecerla llamó al gran artista Giotto para que realizará los frescos de las paredes de la capilla.
Giotto en esa época ya era un artista famoso: había trabajado para el Papa en la Basílica de San Francisco en Asís y en San Juan en Letrán. En Padua trabajó también en la Basílica de San Antonio.
Al artista le tomó solo dos años pintar la capilla de los Scrovegni, desde el 1303 al 1305.
Se diría que es una completa catequesis, donde se va relatando por escenas la historia de la Virgen y Cristo y un grandioso Juicio Final concluye la historia de la salvación humana.
Toda la historia de la Salvación contada bajo un hermoso cielo azul estrellado.
La idea era de instar a quienes entraban en la capilla a reflexionar sobre el sacrificio del Hijo de Dios para salvar la humanidad.
Pasó el tiempo y no se supo nada de la capilla hasta el 1880, cuando fue adquirida por el municipio de Padua. Para entonces la capilla ya había sufrido un gran deterioro.
Enseguida se comenzó la intervención para poder detener que se continuara deteriorando. Solo en el 2001, se comenzó con el verdadero restauro de la capilla, para darle nueva vida, pero sobre todo para salvar la extraordinaria obra de arte de valor incalculable.
Desde el 2006 la capilla es candidata a convertirse en Patrimonio Mundial de la UNESCO.
En la escena de la Adoración de los Magos, Giotto representó el cometa Halley que había observado pasar en el 1301.
Fuente: cappelladegliscrovegni.it