Carla Fracci murió en Milán, en su casa, a los 84 años. Habría cumplido 85 el 30 de agosto próximo, recuerda el diario La Repubblica. Nació en Milán en 1936 y vivió en las campiñas cremonesas y de esos orígenes siempre reivindicó la solidez, la belleza y la riqueza de los afectos.
Desde hacía tiempo luchaba con una enfermedad oncológica que enfrentó con valentía.
La encomendamos a los cuidados maternos de María Santísima, de quien era muy devota.
Carla Fracci, el mito de la danza italiana e internacional, icono de disciplina, elegancia y dedicación - que desde pequeña soñaba con ser peluquera - habló de fe y de la devoción mariana que la acompañó desde niña, en una bella entrevista con Matilde Amoroso al semanal Maria con te.
Su pelo negro azabache con la inconfundible raya en medio, la mirada intensa, el vestido siempre blanco, Fracci era realmente una leyenda indiscutible.
Pero el increíble éxito que alcanzó no le hizo perder de vista el amor por su familia, la importancia de la fe, el afecto filial por la Virgen María, valores esenciales transmitidos por sus papás y su abuela materna Argelide.
Su mamá, devota de san Antonio, le hizo "respirar" dentro de casa un sentido profundo y sencillo de espiritualidad y oración que Carla nunca perdió.
¿Rezar antes de entrar en escena? ¡Un rito imprescindible!
Interpretó precisamente la figura de la Virgen María en 2014, en un espectáculo dirigido por su marido titulado “Sogno Annunciazione Vita di Maria” - "Sueño Anunciación Vida de María", una versión de Marienleben de Ranier Maria Rilke.
En 2018, la bailarina se encontró con el Papa Francisco y la emoción fue muy fuerte:
En su camino humano y de fe tuvo un lugar especial la santa de Calcuta que un día le envió una preciosa carta:
Con el moño, el tul y las puntas, la señora de la danza ha dado testimonio con extraordinaria gracia y ligereza de su gran espiritualidad y devoción por María.