Las imágenes del pequeño nicaragüense Wilto Gutiérrez, deambulando el día primero de abril de este año, en medio del desierto que conforma la frontera entre México y Estados Unidos, recorrieron el mundo. El pequeño se acercó a una persona que viajaba en un vehículo y le dijo entre lágrimas y sollozos entrecortados:
"¿Me puede ayudar? Es que yo venía con un grupo de personas y me dejaron botado y no sé a dónde están, yo venía en un grupo (…) y al final me dejaron botado y yo venía aquí a pedir auxilio. Yo vengo porque si no dónde me voy a ir. Tal vez me pueden robar, secuestrar o algo… Tengo miedo…".
El video fue subido a redes sociales por una persona cercana a la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos y llegó a verse en todo Estados Unidos y en el resto del planeta. Era la imagen viva del drama humanitario que se vive en esta región. El pequeño viajaba con un grupo grande de personas y, al final, los traficantes lo abandonaron a su suerte.
Más tarde, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos informó que Wilto, en efecto, era nativo de Nicaragua. Venía viajando en un grupo de alrededor de 184 personas. En un momento, por el cansancio, se quedó dormido. El grupo siguió su marcha y al despertar se vio en medio de la nada.
Como las dos pequeñas ecuatorianas que fueron lanzadas por los traficantes de personas desde lo alto del muro que divide a los dos países, Wilto tuvo la fortuna de ser encaminado a un refugio –el de Donna, en el Estado de Texas—por la Patrulla Fronteriza. Finalmente, se salvó de caer en las garras de alguna bestia humana.
Desde el refugio migratorio de Donna, Wilto pudo contactarse con sus familiares que residen en Estados Unidos. Y tras de dos meses de hallarse custodiado por las autoridades fronterizas estadounidenses, y tras una gran cantidad de peripecias, esta semana, Wilto ya está con su mamá, Meylin Obregón.
Del albergue de Donna, Wilto fue llevado al albergue Casa Padre y de ahí a la Posada Providencia (refugio para inmigrantes y solicitantes de asilo) situado en la población de San Benito (Texas), de donde, finalmente, salió abrazado de su mamá quien había sido –según su testimonio—secuestrada en México.
Obregón llevaba algunos días desaparecida (viajaba en el grupo de Wilto) en México. Finalmente, pudo cruzar la frontera y pedir asilo en Estados Unidos, con la intención de poder reunirse con su hijo, a quien pudo visitar dos veces a la semana en la Casa Padre como está establecido en el régimen de visitas de este centro.
El asunto de Wilto y su madre se prolongó porque el padre, que vive en Nicaragua, solicitó su custodia. Pero la abogada que defiende a Obregón pudo demostrar a los jueces migratorios que el papá de Wilto había dado su anuencia para que ambos, madre e hijo, viajaran e intentaran entrar a Estados Unidos.
En estos días Wilto y su mamá, ya junto y con permiso de la autoridad migratoria, vayan hasta Miami (Florida) para reunirse con el tío Misael Obregón. En un video subido a redes sociales, Misael dio gracias a Dios porque finalmente el niño y su hermana están libres e hizo votos porque Wilto se convierta en un "hombre de bien" en Estados Unidos.