Treinta kilos de explosivos estallaron en la Trigésima Brigada del Ejército en la ciudad de Cúcuta, al nororiente colombiano. El atentado dejó 36 heridos y cuantiosos daños materiales, pero no pudo tumbar la imagen de la Virgen María que había sido entronizada en diciembre del año pasado. Tampoco debilitó la fe de quienes confían en su protección.
La figura permaneció de pie, a pesar de que a pocos metros quedaron los restos del carro bomba, solamente se quebró el vidrio que la resguardaba de la lluvia. Para los miembros de la unidad militar es un milagro y confirma la intercesión de la María Santísima.
La llaman la "Virgen de la Protección", no porque exista esa advocación mariana, sino porque un militar de alto rango al recibirla dijo: “Esta es la Virgen de mi protección”. Y efectivamente salvaguardó la vida de todos los que allí se encontraban el pasado martes en la tarde, cuando terroristas activaron la carga explosiva, que habían logrado ingresar en un vehículo a la instalación militar.
“El primer gran milagro es que no haya habido ningún fallecido”, asegura el padre Salomón Jaimes Ureña, capellán de la Brigada, quien se encontraba esa tarde en el lugar.
“Muy cerca estaban cuatro mujeres laborando en las oficinas, a ellas no les pasó nada, tampoco a buena parte de los signos religiosos, vimos cómo los crucifijos no se cayeron de las paredes”, contó en su diálogo con Aleteia.
El sacerdote afirma que otro milagro fue que ocurrieran dos detonaciones, lo cual facilitó que las personas pudieran alejarse del lugar:
“Los militares actuaron rápidamente para que los funcionarios salieran de las oficinas y se alejaran del lugar antes de la segunda explosión. No hay duda de que el Señor nos libró de la muerte”.
Frente a la imagen de la Virgen se congregan para realizar actos piadosos, allí rezan el Rosario y ubican una estación del Viacrucis o de la procesión en la fiesta del Corpus Christi. En el pequeño jardín que la rodea, cuenta el capellán, enterraron dos medallitas por cada unidad militar, una del Sagrado Corazón de Jesús y otra del Inmaculado Corazón de María, suplicando por todo el personal. Y las súplicas fueron escuchadas.
La historia de quién elaboró y cómo llegó la imagen allí está ligada a labor pastoral que adelanta un grupo de esposas de militares, para acercar el amor de María a los soldados, como lo contó a Aleteia Patricia de Pérez, promotora de la iniciativa y esposa del brigadier general Oliverio Pérez Mahecha, quien durante el año pasado fue comandante de la Fuerza de Tarea Vulcano, precisamente en esa región.
La misión de ellas es promover la elaboración de imágenes de la Virgen por parte de soldados, oficiales y suboficiales del Ejército Nacional, con el fin de motivar la devoción a través del arte. Es por eso que a cada lugar a donde llegan, ella propone adelantar este proyecto:
“Soy de familia muy católica en la que todos nos bendecimos diciendo ‘que la Virgen lo acompañe y lo libre de todo mal’ y me sorprendí cuando me casé y descubrí una gran devoción en el medio militar”, cuenta Patricia.
En los primeros años hacían pesebres con encolado artesanal. Pero por ser de elaboración difícil, empezaron a hacer vírgenes y regalarlas a las familias, las instalaciones militares y a todos los que quisieran llevar un recordatorio del gran amor de María.
“Me encargo de presentar el proyecto a los capellanes, quienes son de gran apoyo, y gestionar los materiales reciclables para que los militares, en sus ratos libres, pasen y vayan trabajando en esta obra manual. Cada Virgen es diferente, porque encierra la historia y el sentir de cada soldado ante Dios”, asegura.
Lo particular es que la gran mayoría no conoce de las advocaciones marianas, ni trabaja siguiendo un modelo. Ellos van haciendo la imagen como les va saliendo. Ya sea con corona, con el niño en brazos, con escapulario, con manto negro como la Dolorosa, las manos unidas o separadas, otros le ponen un Rosario… inclusive, algunos no católicos participan de esta actividad en sus batallones.
Esta forma de acercamiento da muchos frutos espirituales: “Lo importante es involucrarlos a través de este ejercicio y no empezar catequizando. Que el interés por elaborar las imágenes los cautive y genere una fuerza inspiradora de fe, la cual los lleve a encomendarse a Dios cuando estén en la primera línea de combate o en cualquier labor que emprendan como parte de su servicio a la patria. El camino, no hay duda, es a través de María”.
El año pasado, la pandemia obligó a los militares a estar confinados y tenían mucho más tiempo para esta labor manual. Esto permitió contar a finales del año con verdaderos ‘pelotones’ de vírgenes. Las mismas fueron entregadas a los comandantes de la región, a las familias y a los ‘artesanos’ que las hicieron. En el caso de la Brigada de Cúcuta, la consagración y bendición de la Madre Protectora se hizo el 20 de diciembre.
“No hay duda –concluye Patricia de Pérez– de que en este caso también estuvimos amparados por la Santísima Virgen. Vendrán muchos desafíos para nuestro Ejército y para nuestra fe, pero son muchas más las bendiciones que recibimos si tenemos puesta nuestra confianza en Dios. Él cuida de aquellos que le aman con sincero corazón”.