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Padre Pío y la historia de amistad con un militar estadounidense

El Padre Pío habla con unos soldados.

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Maria Paola Daud - publicado el 19/06/21
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Historias y testimonios de Padre Pío, hay miles para contar, y esta es una, que trata de la amistad del santo con un soldado americano en tiempo de la Segunda Guerra Mundial

El episodio fue relatado en el canal oficial Padre Pío TV, en el programa “Un minuto con Padre Pío”.

Entre el 1941 y el 1943, Italia entró en guerra con los Estados Unidos; una guerra del país aliado que en realidad no era con el país mediterráneo, sino con su líder dictador, Benito Mussolini.

Por esta razón, toda Italia estaba invadida de pelotones militares estadounidenses, una de ella estaba en Foggia, muy cerca de San Giovanni Rotondo, donde residía Padre Pío.

Los soldados estadounidenses tenían mucho cariño por “el monje barbudo” que se les aparecía en el aire mientras volaban con sus aviones de guerra.

Muchos de ellos lo iban a visitar entre ellos se encontraba un ítalo estadounidense llamado Joe, era el asistente del capellán de la decimoquinta armada del Air Force que tenía su base en Foggia.

Casi todas las semanas visitaba al Padre Pío, se confesaba y le servía como traductor con los otros soldados.

Un día el santo le pide un favor al soldado: que acercara a cinco civiles (obviamente italianos) a Foggia, porque habían perdido el autobús que los llevaba a casa.

El soldado se negó rotundamente porque lo que le pedía iba en contra del reglamento militar. Padre Pío le pone un dedo en la frente y con modo bastante autoritario le dijo:

“Giuseppe, tú me hiciste una promesa y la mantendrás. Recuerda que cada vez que yo te pida de hacer una cosa para mí, tú la tienes que hacer y sin miedo”

Joe sin decir nada, hizo subir a los cinco civiles en su jeep para transportarlos a Foggia. En el trayecto lo pararon dos veces para controlarlo la policía militar, y las dos veces “milagrosamente” no le llamaron la atención.

Tanto Joe como las personas que iban en el jeep, luego comentaron que durante todo el trayecto percibieron un perfume intenso, aquel perfume que se identifica con el santo. Era como si Padre Pío los hubiese acompañado por todo el camino.

Luego cuando la guerra termina, y Joe debe regresar a los Estados Unidos, le confía a Padre Pío, que quería, ser monje trapense. A lo que el santo con una carcajada le responde: “¿Tú que no sabes lo que es estar callado te vas a meter en un claustro? Tú estás hecho para tener una familia”.

Pasado un tiempo Joe en los Estados Unidos encuentra un buen trabajo y conoce a una joven ítalo - estadounidense como él, Adelina.

Lo sorprendente es que al poco tiempo recibe una carta de Padre Pío donde le dice que en poco tiempo conocería a una joven, que ella sería su esposa, y que tendría dos hijos a los que llamaría: Pío y Francesco.

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