El Consejo de Patriarcas y Obispos Católicos de Oriente Próximo ha anunciado para el 27 de junio una Jornada de Paz para Oriente. Ese domingo, los Obispos de la región celebrarán al mismo tiempo la Misa en sus respectivos países y consagrarán Oriente Próximo a la Sagrada Familia. El Patriarca latino de Jerusalén, Arzobispo Pierbattista Pizzaballa, bendecirá un icono de la Sagrada Familia en la Basílica de la Anunciación de Nazaret que, a continuación, peregrinará por varios países de Oriente Próximo para luego llegar a Roma el 8 de diciembre.
Respecto a la Jornada de Paz para Oriente, el presidente ejecutivo de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), Thomas Heine-Geldern, ha explicado:
“La iniciativa de la Jornada de Paz para Oriente llega en el momento oportuno. Los sangrientos conflictos de hace pocas semanas en Tierra Santa han demostrado, una vez más, lo frágil que es la paz en la patria de Jesucristo, la región de origen de nuestra fe”
ACN se une de todo corazón a esta jornada por la paz, y hacemos un llamamiento a nuestros benefactores y a todas las parroquias para que en ese día se acuerden especialmente de las gentes de Oriente Próximo, para que recen por ellas y se unan a ellas en la celebración de la Misa dominical.
Para ACN, la minoría cristiana de Oriente Próximo es algo más que un asunto sentimental. Para nosotros, nuestros hermanos y hermanas de esta conflictiva región son socios de proyectos y amigos. Ayudarlos es una auténtica vocación que hemos ido descubriendo y abrazando cada vez más en los últimos años. Además, depende en gran medida de nosotros, de los cristianos de Occidente, que dentro de veinte, cincuenta o cien años siga habiendo cristianos en Oriente Próximo.
En este sentido, las familias revisten una importancia especial. Muchas familias numerosas se han visto desgarradas por la guerra y la huida, y muchas familias jóvenes se preguntan, escépticas, si todavía hay para ellas una perspectiva en su país. Muchas familias cristianas de Oriente Próximo tienen hechas sus maletas. Por ello, es una señal poderosa que en esta Jornada de Paz los Obispos consagren Oriente Próximo a la Sagrada Familia, que vivió en primera persona la huida, la pobreza y la persecución.
Esta región sangra por muchas heridas. En Siria, Iraq, Líbano, Israel, los Territorios Palestinos y otros países hay heridas infligidas por grupos islamistas fanáticos que quieren convertir a los cristianos en ciudadanos de segunda clase, estigmatizarlos como “enemigos” y eliminarlos.
Además hay heridas infligidas por guerras -también con participación occidental-, que han dejado más perdedores que ganadores. Y hay heridas infligidas por circunstancias terribles como la explosión de Beirut del pasado agosto, y por la mala gestión, la corrupción, los regímenes totalitarios y la inestabilidad política. Pero también se han abierto heridas porque, durante demasiado tiempo, los cristianos de Occidente han ignorado a sus hermanos de Oriente Próximo o, en el mejor de los casos, solo se han interesado de forma marginal por su suerte. Sin embargo, el mayor desprecio hacia nuestros hermanos en la fe es el olvido.
ACN, junto con muchos otros, ha podido contribuir en los últimos años a dirigir la atención del mundo occidental hacia la suerte de los cristianos en Oriente Próximo. Tras el éxodo masivo y la destrucción en la llanura de Nínive, hemos podido ayudar a los cristianos a volver a encontrar un futuro en su tierra natal.
En Siria pudimos contribuir a que las confesiones cristianas reforzaran su cooperación durante la guerra asesina, convirtiéndose estas en puntos de encuentro y signos de esperanza para toda la población.
Todo esto y mucho más ha sido posible gracias a los benefactores de ACN y a los numerosos colaboradores sobre el terreno, pero, sobre todo, al compromiso de los obispos, sacerdotes, religiosos y fieles de los propios países, que han ido más allá del límite de sus fuerzas para ayudar a las personas que les han sido encomendadas. Así hemos podido presenciar cómo llenaban de vida el programa político tantas veces citado de “luchar contra las causas del éxodo”.
Queda muchísimo por hacer y muchas preocupaciones: el éxodo de cristianos continúa, y la inseguridad política, económica y social parece insalvable. En Siria, la gente gime bajo las sanciones de Occidente, que golpean a los más pobres en lugar de a quienes se pretende castigar.
Pero también hay signos de esperanza, y las visitas del Papa Francisco a Iraq a principios de año o a la Península Arábiga están entre ellos. La paz necesita perseverancia a largo plazo… y necesita diálogo, especialmente, entre las religiones. Y sin libertad religiosa no habrá paz.
La Jornada de Paz para Oriente puede contribuir a concienciarnos acerca de las necesidades de sus gentes, a que expresemos nuestra solidaridad con ellas y a que las ayudemos activamente. Pero, ante todo, la Jornada de Paz para Oriente es una invitación a la oración: Quiera Dios curar las heridas de Oriente Próximo, y que la Sagrada Familia proteja, custodie y guarde a los cristianos de Oriente Próximo. ACN permanecerá a su lado.