Visitar la catedral de Burgos es una experiencia de primer orden. La belleza de esta obra de arquitectura gótica es extraordinaria. Sin duda es una de las catedrales más importantes en la Historia del arte gótico y de la Europa medieval. Comenzó a levantarse en el siglo XIII y las obras importantes concluyeron en el XVIII. Es Patrimonio de la Humanidad.
En el interior de la Catedral hay una curiosidad que todo visitante ha de encontrar: el Papamoscas. Por el nombre uno no sabe muy bien adónde ha de mirar cuando le indican que en el interior de la Catedral se encuentra este ser. ¿Será un bobo, un insecto, una planta carnívora...? Es nada más y nada menos que un autómata y se encuentra a 15 metros de altura, en el primer tramo de la nave central a mano izquierda según se entra.
Ver al "Papamoscas" en acción es el reto. Y es que este artilugio da las horas porque uno de sus brazos acciona el badajo de la campana del reloj que hay en el interior de la catedral. Un toque por cada hora, así que la mejor hora para verlo en funcionamiento son las doce del mediodía (o de la noche en los pocos casos en que está abierta la catedral a esas horas).
El autómata, que está encima del reloj, tiene medio cuerpo y parece salido de un ventanal del triforio para saludar a los que llegan. Cuando da las horas, por cada hora abre la boca. Se le llama "papamoscas": el pájaro -el cerrojillo, Ficedula hypoleuca en latín- que captura las moscas que le entran en la boca.
El "Papamoscas" lleva en funcionamiento desde el siglo XVI, aunque la figura que hoy vemos es del XVIII porque se sustituyó el original.
La figura del jaquemart (así es como se denominaba originalmente en francés a este artilugio que marca las horas) tiene una cara parecida a Mefistófeles. Es entre burlona y desafiante, y lleva vestimenta de cortesano, con casaca encarnada, cinturón y cuello, bocamangas y hombreras de color verde.
Junto al Papamoscas, podremos ver el Martinillo. Es otro autómata que está a menor altura y se encarga de hacer sonar los cuartos de hora con un timbre más agudo que el del Papamoscas. Cada cuarto de hora se señala con dos campanadas.