Historias o sucesos similares seguramente se han multiplicado en tiempos de pandemia del coronavirus. Personas que luego de un largo periodo en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) logran salir adelante y volver con sus familias. Estos casos se han replicado en todo el mundo.
Pero si a esta situación positiva, se le suma también la trascendencia con la correspondiente mirada a Dios, vale la pena hacer una pequeña pausa y no dejar que aquello siga de largo.
Es aquí donde aparece lo acontecido con Baberly Quiroz y una historia que es firmada por Silvana Vincenti en el medio boliviano El Deber.
Según la crónica, “tras más de un mes internada, con intubación y luego traqueotomía, Beberly Quiroz Mansilla (28) sufrió un paro cardiaco”.
Sin embargo, el equipo médico estaba ahí, algo calificado de bendición, y la reanimación empezó de manera inmediata.
Pero lo que hasta aquí puede sonar rutinario, comenzó a llamar la atención que aquella acción se tuviera que extender y hasta persistir por poco más de una hora. Todo, hasta que casi en los últimos suspiros de los médicos que estaban al frente, los signos vitales de Baberly empezaron a dar señales en el monitor.
Aldair Gross, su esposo, trabaja en el hospital. Él también jugó un rol fundamental, pero desde otro ángulo, y lo hizo todo en aquello que podría ser hasta calificado como el ingreso a la “zona Dios” (un poco haciendo referencia, salvando las distancias y situaciones, al término que hizo viral el director técnico Diego Simeone cuando habló del futbolista Luis Suárez –la ‘zona Suárez’- antes de la definición de la Liga de España).
La crónica indica que Aldair vivió de una manera muy fuerte lo que estaba sucediendo con su esposa y que en medio de la desesperación lo primero que hizo “fue ponerse de rodillas junto a la cama y llorando imploró a Dios para que no se vaya”.
En ese momento, a raíz de su desconsuelo, y al ver que la mujer no reaccionaba, lo sacaron de la unidad de terapia intensiva.
Baberly volvió a la vida y lo que relata su esposo da cuenta de una situación que sin lugar a dudas no es una más. Los propios médicos han reconocido que la mortalidad en esos casos es altísima. Es por todo esto, tal cual se ve en la foto, que esto será recordado por mucho tiempo y al momento de darle el alta la situación fue verdaderamente de festejo.
En tanto, mientras surgen conceptos como tromboembolismo pulmonar o análisis correspondientes en cuanto a posibles secuelas, surge la alegría de que Barberly dio negativo, volvió a abrazar a su hija y hasta una frase de Pablo Flores, médico que la reanimó: “Es un caso digno de ser considerado milagro”.
Mientras continúa el proceso de vacunación en Bolivia, la batalla contra el coronavirus persiste en un país que supo enfrentar en estos meses la crisis en medio de carencias de diversos insumos como el oxígeno. Hasta el momento, la pandemia ha dejado más de 400.000 casos positivos y un número de fallecidos superior a 17.000.