Cuando parte de nuestra rutina implica tener que llevar adelante tareas aburridas se nos presenta el gran desafío de encontrar la motivación necesaria para comenzarlas y completarlas.
¿Es posible sacar de algo aburrido un aspecto divertido, trascendente o positivo? Eso puede ser algo muy difícil, sobre todo si las tareas monótonas se prolongan en el tiempo.
El secreto es ubicarnos de forma interior y voluntaria en una actitud amorosa para poder aportar una dosis de verdad, de bien y belleza a las cosas. Estos son los grandes impulsores de la motivación que van cultivando el amor en aquello que hacemos.
Nuestra misión cotidiana es poder hacer cosas que acojan y reflejen una belleza auténtica en armonía con la verdad y la bondad, saliendo de lo efímero y superficial. Lo bello es lo verdadero y lo bueno nos llega a través de nuestros sentidos, de lo que vemos y oímos.
La clave para hacer que las tareas aburridas sean divertidas es lograr esa armonía de cualidades que convergen en el amor. El hecho de que sea ameno o más divertido no anulará que esa tarea no pueda completarse o realizarse bien.
Si estás teniendo dificultades con la rutina diaria, esta fórmula puede ayudarte a hacer esa tarea aburrida que simplemente no puedes evitar para llevarla a otro nivel. Lo importante es ajustar la dosis adecuada para lograr un equilibrio entre lo que nos rodea con nuestros pensamientos y acciones, así como con nuestros descansos y logros en el camino.
1Ajusta tu ambiente.
Nuestro entorno tiene un impacto directo en nosotros y es capaz de invitarnos a hacer algo específico o predisponernos mejor a ello. Una de las maneras de hacer más amena una tarea aburrida o monótona es buscar que tu entorno sea más interesante y bello.
Si estás sentado todo el día en tu escritorio escribiendo un informe, primero asegúrate de que estás trabajando en un lugar ordenado y limpio. Cuando vemos montañas de papeles por todas partes o tazas sucias del día anterior, será más difícil. Puedes colocar algunas plantas o también abrir una ventana para escuchar los pájaros y el espacio será muy diferente .
Unos afiches en la pared con mensajes positivos o incluso un aroma que te guste mucho pueden funcionar bien con velas o sahumerios para ambientar el lugar de trabajo. Pequeños detalles como el tipo de papel o los colores que utilizas pueden inspirarte a recoger mejor la información que necesitas. Utiliza esos recursos a tu favor buscando la belleza.
Si estás pasando la aspiradora o limpiando la cocina, reproduce tu álbum favorito de música. También puedes escuchar un podcast o un audiolibro sobre un tema que te interese mientras trabajas y así aprender algo nuevo mientras completas tus tareas.
2Utiliza pausas para pensar.
Pensar en otras personas es una fuente poderosa para encontrar ánimo en lo que haces. Mientras eres tú quien está lavando los platos sucios o sacando la basura, piensa que más allá del objetivo inmediato que es mantener el hogar limpio estás permitiendo que alguien más pueda encontrar descanso. El pensar con esa perspectiva te ayuda a recordar que tu colaboración es importante.
Esas tareas de rutina suelen convertirse en grandes oportunidades para la creatividad de la mente. Piensa en la idea del libro que tienes, en lo que harías si volverías a estudiar o a dónde te gustaría viajar. Inventa pequeñas historias y piensa en situaciones hipotéticas. No solo el tiempo se pasará más rápido, sino que serás capaz de encontrar pensamientos trascendentales mientras realizas los trabajos más mundanos.
3Toma descansos de manera inteligente.
Si algo te cuesta o te resulta muy pesado, sé inteligente en la manera de planificar para llevarlo a cabo. Tal vez puedes tener un horario definido para esas tareas o incluso dividirlo en un periodo de una semana o un plan mensual si te animas un poco más.
Establecer espacios de tiempo para completar una o varias tareas puede ayudar a lograr el objetivo haciendo un poco cada día. Nadie quiere sentarse y responder correos electrónicos durante cinco horas seguidas, pero si lo divides en períodos más cortos será más fácil. Puedes utilizar una alarma o recordatorios programados.
El buen descanso es lo que permite mantenerte con energía y concentrado en lo que tienes que hacer. Es un hábito saludable que te renueva para poder seguir adelante y no sentirte saturado al punto de no poder avanzar, como ocurre cuando se comete el error de creer que al excedernos podremos terminar antes.
4Enfócate en lo que habrás logrado.
Ten presente el resultado al finalizar tu tarea. Tal vez eso te de un tiempo valioso para hacer algo divertido la semana próxima o compartir con tus hijos o amigos. Puede que ese trabajo te lleve a pasar al siguiente semestre, ser un puntapié para un ascenso laboral o simplemente podría ser algo tan sencillo pero muy gratificante como meterte a la cama con sábanas limpias.
Todo esfuerzo tiene recompensa y esa es una verdad intachable. Cuando nos centramos en la recompensa, encontramos un sentido que vale la pena y las cosas dejan de parecernos tan pesadas como ocurre a primera vista. Date un regalo o una atención, cómprate ese café que te gusta tanto o tu chocolate favorito cuando hayas terminado, toma un baño relajante o lee ese capítulo pendiente. Esa motivación te ayudará a pasar al siguiente paso.
5Medita o reza por ti y por los demás.
Hay tareas que se pueden hacer mientras meditamos o rezamos. Muchas veces lo que es monótono, como por ejemplo el doblar la ropa lavada, nos ayuda a relajarnos ya que no requiere ningún esfuerzo de tipo mental de nuestra parte. Entra en ritmo y disfruta de lo que estás haciendo para desconectar por un momento. Respira profundo y encuentra paz.
A veces creemos que la oración tiene que ser en un lugar determinado y en ciertas condiciones separada de todo lo demás, pero lo cierto es que en la cotidianidad podemos incorporar palabras de agradecimiento o peticiones dirigidas a Dios personales por uno, por amigos y otros seres queridos.
Es posible elevar esos momentos rezando por otros y hacer nuestra buena obra del día, encontrarnos con Dios en la simplicidad de nuestra labor y muchas veces recibir el empujón que necesitamos para completar nuestras tareas.