Las vidrieras constituyen una de las partes más hermosas de las iglesias cristianas. Las piezas, grandes, pequeñas, cortadas con gran meticulosidad y montadas como si de un puzzle se trataran, conforman escenas de la Historia Sagrada, vidas de Santos o figuras imponentes de Cristo y la Virgen. Imágenes especialmente situadas para que la luz del sol ilumine las iglesias y las propias escenas cuyos colores ganan en intensidad.
El arte de las vidrieras nació durante la época medieval, cuando las técnicas arquitectónicas del gótico permitieron aligerar las paredes y rellenarlas con estas hermosas piezas de arte.
La gran mayoría de maestros artesanos fueron entonces personas anónimas que perpetuaron este arte que se mantiene vivo en la actualidad.
A principios del siglo XX, una mujer que destacó primero como artista cubista, centró su labor artística en la elaboración de vidrieras. En el proceso de cambio artístico, se había convertido al catolicismo.
Eva Sydney Hone nació el 22 de abril de 1894 en Roebuck Grove, en el condado de Dublín. El arte corría por sus venas, pues entre sus ancestros se encontraban algunos de los artistas más conocidos de Irlanda. Huérfana de madre a los dos días de nacer, perdió también a su padre cuando tenía catorce.
Evie, como se la conocía cariñosamente, creció junto a sus tres hermanas que intentaron suplir la ausencia de sus padres. Cuando tenía once años, sufrió un ataque de polio que la dejó paralizada y durante un año requirió de la presencia constante de una enfermera.
Ya entonces, Evie demostró ser una joven de gran piedad y profunda devoción. "En ningún momento – aseguró – dejé de sentir la presencia de Dios". Con gran esfuerzo, Evie consiguió recuperarse pero sufrió secuelas toda su vida.
Evie quería dedicarse al mundo del arte y luchó con todas sus fuerzas para superar todas las barreras físicas. Viajó por Francia e Italia y se empapó de la belleza de sus catedrales, pinturas y esculturas.
En 1913 se trasladó a Londres para estudiar arte en algunos de los centros más prestigiosos de la ciudad; y tiempo después hizo lo propio en París donde también colaboró con reputados artistas.
A su vuelta a casa, Evie ya era una artista reconocida, todo un referente en el arte cubista y miembro fundador de la Irish Exhibition of Living Art.
Pero hacia 1930 decidió cambiar de rumbo. En su vida artística y personal. En 1525, Evie Hone había pasado una temporada en un convento anglicano para profundizar en su fe. Doce años después se convertía al catolicismo.
Por la misma época, se centró en el arte del vidriado y fue tal su talento que pronto empezó a recibir importantes encargos.
Una de las primeras grandes piezas realizadas por Evie Hone fue un enorme panel de vidrio para el pabellón de Irlanda durante la Exposición Universal de Nueva York de 1939. Años después sería instalado en uno de los edificios del gobierno irlandés en Dublín.
Durante la Segunda Guerra Mundial, en el ataque aéreo alemán contra la ciudad de Londres conocido como Blitz, fueron muchas las vidas que se perdieron. También algunos edificios importantes fueron destruidos.
En el prestigioso colegio de Eton, la vidriera de su capilla voló por los aires. Recuperar aquella hermosa pieza de arte fue el encargo que recibió Evie Hone en 1949. Un proyecto artístico al que dedicó muchas horas, días y meses de trabajo hasta que, en 1952, la vidriera reconstruida de Evie volvía a lucir en todo su esplendor en la capilla de Eton.
Las escenas principales se centraba en episodios clave de la vida de Jesús, como la última cena y su crucifixión.
Evie trabajó también en otros edificios religiosos, destacando una de las vidrieras del colegio de Jesuitas de la Calle Farm de Londres o las ventanas de la Iglesia de la Inmaculada Concepción de Kingscourt.
En 1953 recibió un doctorado honorífico en el Trinity College de Dublín. Dos años después fallecía inesperadamente. En los últimos tiempos había estado trabajando a pesar del creciente dolor que fue mermando su salud y su fuerza para elaborar aquellas hermosas vidrieras que la consagrarían como una gran artista.