1. Jesús habla claro
Las palabras que Jesús pronunció en la sinagoga de Cafarnaúm y que hemos escuchado en los últimos domingos son la clave para entender su relación con nosotros. No se trata de una descripción del pasado. La realidad de la que habla Jesús está sucediendo ahora, y nosotros estamos participando en ella.
2. Palabras clave
En la sinagoga de Cafarnaúm, Jesús dijo: “Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida”.
Jesús sorprendió a la gente por la cercanía física que tiene con la persona que le recibe en la Santa Cena. En este pasaje del Evangelio, la frase “Mi Cuerpo” en el griego original es “Mi carne” (sarx mou). Además, para reforzar el significado de la palabra “carne”, Jesús utiliza el verbo “masticar” (trogo) en lugar de simplemente “comer” (esthio). Por eso, en el Evangelio de Juan, capítulo 6, versículo 54, aparece la expresión “Quien come (literalmente: mastica) mi carne y bebe mi Sangre tiene vida eterna”. Jesús utiliza estas palabras para enfatizar su presencia física en la Eucaristía.
Aquí puedes ver imágenes de la sinagoga de Capharnaúm:
La segunda cosa que impactó a los oyentes fue cuando Jesús dijo que quien bebe su sangre tiene vida eterna. Hay en la Escritura, ya en el capítulo 9 del Génesis, una clara prohibición de beber sangre. Más tarde se repitió. Además, en el Levítico está escrito que quien coma sangre será condenado a muerte. La sangre sólo podía ofrecerse como sacrificio en el templo. En este contexto, hay que destacar que la sangre de Jesús es el cumplimiento de todos los sacrificios de sangre que se ofrecían en el templo.
Desde entonces, muchos de sus discípulos se echaron para atrás y ya no querían andar con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: “¿También ustedes quieren dejarme?”. Simón Pedro le respondió: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios”.
Jesús está físicamente cerca de nosotros, pero nos deja la opción de estar con Él o dejarlo. San Juan Pablo II, en su Mensaje para la IX Jornada Mundial de la Juventud, comentando estas palabras del Evangelio, escribió: “Hay momentos y circunstancias en los que hay que hacer opciones decisivas que son vinculantes para la vida. El camino hacia la felicidad y la luz no pasa por atajos. Tu fuerza es el Señor, que te guía con amor y está siempre dispuesto a acogerte como el hijo pródigo.”
3. Hoy
“La medida del amor es el amor sin medida”, dicen los santos. Es precisamente el amor de Jesús el que tanto impacta a la gente. Su cercanía física en la Eucaristía. ¿De qué manera trato de estar físicamente cerca de Jesús? ¿Con qué frecuencia le recibo en la Sagrada Comunión? ¿Le visito en la iglesia, aunque sea para una breve adoración?
Meditación sobre el evangelio de Juan 6,55.60-69