Conforme van siendo publicados los informes sobre el calentamiento global, la meta de alcanzar el final de este siglo XXI con 1.5 grados centígrados menos se esfuma mientras aumentan las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera terrestre.
No solamente no hemos podido, como humanidad, frenar el calentamiento global sino que la elevación de la temperatura en 1.5 grados centígrados es muy probable que la alcancemos en 2035. Una catástrofe que tendrá muchas consecuencias negativas.
El último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos para el Cambio Climático (IPCC), aprobado por delegados de 195 países y publicado recientemente así lo subrayó. Pero no solamente ve al futuro. Sus datos se basan en lo que ya está sucediendo.
Este mes de julio ha sido el mes más caluroso de los que se tiene registro en la historia. Y es que la quema de combustibles fósiles y las emisiones de gases de efecto invernadero han incrementado la temperatura del planeta en cerca de 1,1 grados.
El problema está detectado; la acción debe ser rápida: las catástrofes medioambientales en 2020 provocaron 30,7 millones de migraciones forzosas en 149 países y territorios del mundo, según el Centro de Monitorización del Desplazamiento Interno.
Por lo demás, el aumento de las temperaturas provocará que se derritan más hielos eternos, liberando grandes cantidades de metano a la atmósfera. Eso dificultará aún más la lucha contra el cambio climático y generará que amplios segmentos costeros desaparezcan.
Las repercusiones directas en América Latina son fuertes. Las proyecciones del organismo estadounidense sin fines de lucro Climate Central para 2100 son que por el calentamiento terrestre numerosos lugares de la región quedarán sepultados por el mar.
Desde luego, nadie puede hacer reservaciones para vacacionar ese año, pero si las hicieran para entonces, podrían bucear y encontrar Cancún bajo el agua o los vestigios sumergidos de la ciudad maya de Tulum como atractivos turísticos.
En el siglo XXII, zonas costeras de la península de Yucatán, Quintana Roo, Campeche y Tabasco quedarán bajo el mar, según previsiones de Climate Central. En Colombia también quedarán bajo el agua zonas cercanas a Barranquilla (en la desembocadura del río Magdalena) y hacia Panamá (en el Golfo de Urabá).
En América Latina y el Caribe, más del 27 por ciento de la población vive en áreas costeras, y se estima que entre el seis y el ocho por ciento vive en áreas que tienen un riesgo alto o muy alto de verse afectadas por amenazas costeras.
La lista sigue: en Venezuela, el entorno del Lago Maracaibo y Tucupita; en Argentina puntos de la provincia de Entre Ríos, por donde transcurren los ríos Ibicuy y el Paraná, así como la provincia de Buenos Aires, a la altura de la bahía de Samborombón.
De acuerdo con la Organización Meteorológica Mundial (OMM) el nivel del mar en América Latina y el Caribe crece por encima de la media mundial. En la región de 1993 a 2020, el aumento es de 3,6 milímetros anuales, mientras que en el mundo la media es de 3,3 milímetros.
La OMM –mediante el informe ‘El estado del clima en América Latina y El Caribe 2020’, mostró, también, que las temperaturas en la región han aumentado más que la media mundial y la probabilidad es que sigan haciéndolo, lo cual pone a los países costeros en un predicamento.
Los glaciares de Groenlandia y de la Antártida se están derritiendo y los océanos se están calentando cada día más: un cóctel explosivo que debe detenerse reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero a escala mundial
Aunque muchos gobiernos, como el de México o no se dan cuenta, o no quieren darse cuenta que es el tiempo de dejar de quemar combustibles fósiles y de implementar políticas que impulsen las energías limpias.