La carta de un joven padre de 31 años, que enfrentó el cáncer y el Covid, tiene emocionado a Brasil:
“Los amo. He luchado hasta que pude. Cuiden a Rhavi, lo amo mucho, a todos ustedes queden con Dios”.
La familia de Raphael Melo Voltan recibió, el día de su muerte, el mensaje que él había escrito de su puño y letra durante el aislamiento en el hospital. La constancia escrita del amor del joven por su familia y, en especial, por su hijo de un año, fue un bálsamo para aliviar el dolor de la despedida en medio de las estrictas limitaciones impuestas por la pandemia.
Él fue ingresado en el hospital el 29 de julio con dificultad para respirar, aunque no estaba infectado con covid-19. Recibió el alta en pleno día del padre. En la misma semana, otra prueba confirmó que había contraído el coronavirus. Fue necesario internarlo el 11 de agosto, con fiebre alta y falta de aire. Se quedó en aislamiento sin la posibilidad de ser entubado a causa de los tumores que tenía en el pecho. Como los pulmones ya estaban muy debilitados, desgraciadamente no pudo resistir.
Raphael había hecho campaña, recientemente, para comprar un medicamento de 360 mil reales (58 euros, 68 dólares) con el fin de tratar el cáncer que se esparcía por los pulmones, páncreas y riñones. Como no tenía seguro médico, todo el tratamiento tenía que hacerse por el Sistema Único de Salud (SUS) en Brasil. En una de las consultas médicas, sin embargo, él recibió la dura noticia de que todas las opciones disponibles por el SUS ya habían sido agotadas.
Poco después, Raphael se enteró de la existencia de un tratamiento realizado con el fármaco Pembrulizumab. El costo de esa medicación, sin embargo, se acercaba a los 400 mil reales. El joven inició la campaña de recaudación de fondos en línea para comprarlo.
Incluso con todo el sufrimiento de la batalla contra el cáncer y las muchas dificultades para recaudar el dinero necesario para el tratamiento, Raphael intentó siempre estar cerca de su familia y ser el padre más presente que podía ser, según los relatos de Estela, su novia que tenía 7 meses de embarazo cuando el joven descubrió la enfermedad.
“Hizo todo por Rhavi, lo amaba tanto. Era una persona alegre y divertida. Podía estar débil, pero insistía en estar juntos. Amaba a sus amigos y familia. Estaba muy agradecido por lo que hicieron por él. Gracias a las personas que ayudaron, él pudo someterse al tratamiento. Sus padres, Dilma y Rubens, siempre estuvieron con él. Él luchó mucho por nosotros".
De hecho, Dilma insistió en estar al lado de su hijo durante toda la batalla contra el cáncer, un linfoma no Hodgkin, mientras Estela cuidaba del bebé. Fue la madre de Raphael quien guardó la carta que el chico escribió en el hospital São Vicente, en Jundiaí.
En una entrevista durante el tratamiento, Raphael declaró sobre su familia:
“Me acompañaron y se preocuparon por mí desde que me enteré. Eso te hace más fuerte. La familia y amigos que están ahí, siempre queriendo tu bien, mandando mensajes. Mis amigos siempre me dieron esperanza. Mi madre, mi padre y familiares sempre a mi lado, preocupados por esto”.
Vale la pena recordar que, para los católicos, visitar y acompañar a los enfermos es una obra de misericordia. El efecto del cariño y el amor es de fundamental importancia para el paciente e, incluso en los casos en los que ya no existe la posibilidad de curación física, el bálsamo espiritual y emocional de contar con la familia tiene un valor incalculable.
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