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“Con los refugiados afganos la UE ha repetido la política de Pilatos”

REFUGEES
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Jorge Martínez Lucena - publicado el 03/09/21
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Entrevista a Mussie Zerai, sacerdote eritreo afincado en Roma fundador de la Agenzia Habeshia y nominado al premio Nobel de la Paz


Son varios los motivos que traen a nuestro más urgente interés las migraciones. La retirada de tropas de Afganistán, combinada con la fulgurante reconquista del poder del país por parte de los talibanes, sin apenas resistencia, han hecho saltar las alarmas de los países europeos, que han vuelto a imaginar la “invasión” de los refugiados que previsiblemente llegarán desde aquellas lejanas latitudes, huyendo de las inhumanidades del régimen talibán. Los ministros del interior de la UE se han reunido esta semana por este motivo y han declarado que no van a aceptar refugiados afganos y que la prioridad será que sean acogidos por países vecinos.

Además, acaba de salir un informe de la Organización Internacional de las Migraciones según el cual 32000 personas habrían muerto o desaparecido en el mundo desde 2014 durante su viaje en busca de un futuro mejor o simplemente de un futuro posible. El lugar donde más personas han encontrado su fin durante su periplo ha sido el mar Mediterráneo, seguido de la travesía del Sáhara, del Norte de África –Libia, el Sinaí, Sudán, etc.-, o de la frontera entre Estados Unidos y México.

Para profundizar en estos puntos, hablamos con Mussie Zerai, sacerdote eritreo afincado en Roma –ya que no pude volver a su país porque está amenazado de muerte por el régimen de Eritrea-, fundador de la Agenzia Habeshia y nominado al premio Nobel de la Paz por la Academia noruega, cuyo día a día desde hace ya muchos años es el de ayudar a los migrantes del cuerno de África.

Con él conversamos sobre estos temas candentes, empezando por la actualidad de Etiopía y Eritrea.

“Cuando le dieron el Premio Nobel de la Paz a Abi y Ahmed Ali, presidente de Etiopía, algunos ya advertimos de que era algo prematuro dárselo. Es verdad que había firmado la paz con mi país, Eritrea, poniéndole fin a una guerra que se alargaba desde hacía demasiados años. Pero al final esa paz ha resultado convertirse en una alianza contra la región del Tigray, que queda atrapada entre Eritrea –al Norte- y Etiopía -al Sur. Allí se está usando no solo la fuerza militar para diezmar a aquella región, sino también el hambre y la violencia sexual contra las mujeres, ambas como arma de guerra”

Ésta es una de las razones por las cuales la comunidad eritrea y etíope crece en el mundo. Personas que huyen de la guerra en la que se ven sumidos y condenados a existir. Aunque ya vemos que en Occidente los extranjeros pobres son cada vez menos bienvenidos, es como si nos costase empatizar con personas de países lejanos.

“Son países lejanos, pero son países que durante mucho tiempo han sido explotados y usados como vertederos – y siguen siéndolo- por los países más desarrollados. La inmigración es un resultado de la acción de los países ricos sobre África, como lo son los venenos que hemos dejado durante años en las costas africanas y que van a volver en forma de alimentos tóxicos al primer mundo”.

Este verano hemos sido testigos de incendios por todo el globo, de tormentas devastadoras e inesperadas. Parece que los negacionistas del cambio climático lo tienen cada vez más difícil para argumentar.

“África ha sido arrasada por las guerras. No sólo han muerto muchísimas personas, sino que hemos visto cómo las bombas usadas dejaban el campo estéril y lo secaban. El terreno no da fruto y la gente tiene que irse. Este año hemos visto plagas de langostas en Yemen, Eritrea, Etiopía, Sudán, etc. Las cosechas han desaparecido. Esto sumado a la pandemia, que solo ha sido un pequeño desastre más, hace que las personas intenten huir hacia el primer mundo.”

¿Qué le ha parecido de la retirada de las fuerzas militares norteamericanas de Afganistán? Hemos visto cómo los talibanes recuperaban el poder prácticamente sin necesidad de luchar batallas.

“Es un ejemplo paradigmático de las intervenciones de los países más desarrollados en el tercer mundo. Estados Unidos no ha ido a construir Afganistán. No ha intentado llevar educación o la democracia, sino que llevó tanques. Su intención, lo ha reconocido el Presidente Biden, era la de la venganza por el atentado de las torres gemelas. No se aspiraba a más. 20 años después, se retiran las fuerzas militares y nada ha cambiado. La misma historia del colonialismo. Lo de siempre”

¿Qué quiere decir con qué Afganistán es un ejemplo paradigmático?

“Cuando las fuerzas internacionales dejaron Somalia en 1994 tras años de estar como mediadores sucedió exactamente lo mismo: desde entonces no ha habido un solo gobierno estable en Somalia. Todo está en manos de los Señores de la Guerra, que siguen comprando armas a cambio de materias primas de África. Cuando Occidente va a África o a Latinoamérica siempre va buscando business y las armas son uno de esos grandes negocios. En África venden armas y después vienen en misiones de paz. Son a la vez pirómanos y bomberos. Algo similar ha sucedido en Afganistán.”

Vista la conclusión de la reunión de los ministros del interior de la UE según la cual se iba a intentar que todo el previsible éxodo afgano fuese absorbido por países vecinos de Afganistán, a los que se ayudaría desde las arcas europeas, ¿qué opinión le merece esta postura de Europa según la cual se promueve la subcontratación de la acogida de los refugiados a países terceros?

“Me parece que la UE ha repetido la política de Pilatos. Por un lado, se finge una gran preocupación por los afganos, especialmente las mujeres, que van a tener que ver restringidas sus libertades en el régimen talibán, y después se les condena al olvido en los campos de refugiados de países de su entorno.”

Fijándonos en estos 20 años de invasión americana de Afganistán, ¿qué conclusiones podemos sacar?

“Pues que la solución del tercer mundo no vendrá nunca de Occidente o de los países más desarrollados, porque siempre se mueven por dinámicas económicas. La solución tiene que ver con la educación de la población, con ayudarles gratuitamente a que sepan emanciparse económicamente de los vínculos viciados con los países ricos. A esto debe contribuir la iglesia como lo está haciendo, a formar a las personas de aquellos países para que puedan independizarse del círculo vicioso del dinero fácil.”

¿Qué se necesita para ello?

“Paz, tiempo y educación. Se requieren siglos para construir democracias. Por eso el tercer mundo está lleno de mercenarios, porque los pirómanos no quieren dejar tiempo a la gente para crecer y organizarse.”

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