El Papa Francisco respondió a una pareja de esposos jóvenes, Peter y Zuzka, a la pregunta: ¿cómo debemos animar a los jóvenes a creer en el valor del amor casto?
El pontífice habló hoy, 14 de septiembre, ante 30.000 jóvenes en el Estadio Lokomotiva, ubicado en la ciudad de Košice:
“El amor es el sueño más grande de la vida, pero no es un sueño de bajo costo. Es hermoso, pero no es fácil, como todas las grandes cosas de la vida. Es el sueño, pero no es un sueño fácil de interpretar. Les robo una frase: «Hemos comenzado a percibir este don con ojos totalmente nuevos”.
El Obispo de Roma lució fortalecido después de días extenuantes de apostolado de frente a la multitud de jóvenes. El Papa les pidió de creer en el amor.
"En verdad, como han dicho, se necesitan ojos nuevos, ojos que no se dejan engañar por las apariencias.
Amigos, no banalicemos el amor, porque el amor no es sólo emoción y sentimiento, esto en todo caso es al inicio. El amor no es tenerlo todo y rápido, no responde a la lógica del usar y tirar. El amor es fidelidad, don, responsabilidad”.
La verdadera originalidad hoy, la verdadera revolución es rebelarse contra la cultura de lo provisorio, es ir más allá del instinto y del instante, es amar para toda la vida y con todo nuestro ser.
No estamos aquí para ir tirando, sino para hacer de la vida una acción heroica. Todos ustedes tendrán en mente grandes historias, que leyeron en novelas, vieron en alguna película inolvidable, escucharon en relatos emocionantes.
Si lo piensan, en las grandes historias siempre hay dos ingredientes: uno es el amor, el otro es la aventura, el heroísmo. Siempre van juntos. Para hacer grande la vida se necesitan ambos: amor y heroísmo.
Miremos a Jesús, miremos al Crucificado, están los dos: un amor sin límites y la valentía de dar la vida hasta el extremo, sin medias tintas. Aquí delante de nosotros está la beata Ana, una heroína del amor. Nos dice que apuntemos a metas altas.
Por favor, no dejemos pasar los días de la vida como los episodios de una telenovela”.
El pontífice ha recordado a la mártir eslovaca Anka Kolesarova, asesinada en 1944 por un soldado soviético y beatificada en 2018.
Esta joven es considerada un modelo de santidad para los jóvenes de Eslovaquia, por ende, su imagen fue protagonista en el discurso del Papa.
Se trató de uno de los eventos más multitudinarios de todo el 34 viaje apostólico del Papa en el país eslavo.
Asimismo, Anka Kolesarova fue recordada por el testimonio de una pareja de jóvenes esposos que gracias a su ejemplo, mantuvieron un amor ‘casto’ hasta el matrimonio. Peter Lešak, 37 años y su esposa Zuzana 36 años, hoy tienen tres hijas: Sofia (9 años), Lujza (7 años) y Mária Anna (4 años). Están esperando un niño para septiembre. En la actualidad, Peter es el director de una empresa llamada LAUDATOSI, que se dedica a la construcción ecológica.
La joven mártir fue asesinada a disparos por un soldado soviético después de resistirse a ser violada. Este hecho ocurrió durante la invasión del país por parte de la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial.
“Gracias a la beata Ana, redescubrimos y comprendimos el valor de la castidad en nuestra relación y la mantuvimos hasta nuestro matrimonio. Sin la bendita Anna, nuestra relación podría haber tomado una dirección diferente y no habríamos permanecido juntos durante mucho tiempo.
Reconocemos y agradecemos la gracia de la intercesión de Ana por nuestro amor. Entonces cambié totalmente mi vida”, dijeron los esposos.
El Papa indicó, por eso, “cuando sueñen con el amor, no crean en los efectos especiales, sino en que cada uno de ustedes es especial. Cada uno es un don y puede hacer de la vida un don. Los otros, la sociedad, los pobres los esperan. Sueñen con una belleza que vaya más allá de la apariencia, más allá de las tendencias de la moda.
Sueñen sin miedo de formar una familia, de procrear y educar unos hijos, de pasar una vida compartiendo todo con otra persona, sin avergonzarse de las propias fragilidades, porque está él, o ella, que los acoge y los ama, que te ama así como eres. Los sueños que tenemos nos hablan de la vida que anhelamos”.
Francisco en su discurso, sostuvo, “los grandes sueños no son el coche potente, la ropa de moda o el viaje transgresor. No escuchen a quien les habla de sueños y en cambio les vende ilusiones, son manipuladores de felicidad. Hemos sido creados para una alegría más grande, cada uno de nosotros es único y está en el mundo para sentirse amado en su singularidad y para amar a los demás como ninguna otra persona podría hacer en su lugar.
No se trata de vivir sentados en el banquillo para reemplazar a otro. No, cada uno es único a los ojos de Dios. No se dejen “homologar”; no fuimos hechos en serie, somos únicos y libres, y estamos en el mundo para vivir una historia de amor con Dios, para abrazar la audacia de decisiones fuertes, para aventurarnos en el maravilloso riesgo de amar. ¿Ustedes creen en esto? ¿Y es vuestro sueño?”.
El Papa también insistió: no olviden sus raíces. Lo dijo a la multitud de jóvenes eslovacos.
“Los padres y sobre todo los abuelos, ellos les han preparado el terreno. Rieguen las raíces, vayan a ver a sus abuelos, les hará bien; háganles preguntas, dediquen tiempo a escuchar sus historias”.
“Hoy se corre el peligro de crecer desarraigados, porque tendemos a correr, a hacerlo todo de prisa. Lo que vemos en internet nos puede llegar rápidamente a casa, basta un clic y personas y cosas aparecen en la pantalla. Y luego resulta que se vuelven más familiares que los rostros de quienes nos han engendrado.
Llenos de mensajes virtuales, corremos el riesgo de perder las raíces reales. Desconectarnos de la vida, fantasear en el vacío no hace bien, es una tentación del maligno. Dios nos quiere bien plantados en la tierra, conectados a la vida, nunca cerrados sino siempre abiertos a todos”:
El Papa se despidió de los jóvenes con la bendición apostólica. Luego se trasladó al aeropuerto hacia Bratislava. En la capital volverá a la Nunciatura, donde descansará para volver a sus actividades mañana, miércoles, cuando visitará el Santuario nacional de Šaštin.