El 15 de septiembre de 2021, Guatemala, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica cumplieron 200 años de independencia. En esa fecha de 1821, coincidiendo con la consumación de la independencia de la Nueva España (hoy México), la Capitanía General de Guatemala se fragmentó en estos cuatro estados.
Los obispos de la región aprovecharon esta fecha emblemática –que se celebró bajo las contingencias de la pandemia—para recordar el papel de la Iglesia católica en estos 200 años y, al mismo tiempo, hacer un llamado a desterrar los males que aquejan a sus respectivos países.
La Conferencia Episcopal de Costa Rica, en su mensaje sobre el bicentenario, reconoció los avances que ha tenido esta pequeña nación centroamericana, referente internacional en materia educativa, de derechos humanos, garantías sociales y respeto al entorno ecológico, entre otros.
Los obispos destacaron la presencia de laicos en el desarrollo del país y pusieron de relieve el papel de la devoción a Nuestra Señora de los Ángeles "que, desde su hallazgo en Cartago en 1635, fue referente del ser nacional y punto de confluencia de todos los costarricenses".
En el mensaje refieren puntualmente que la herencia del catolicismo en Costa Rica ha contribuido a lograr este papel preponderante de la nación en acuerdos de paz regionales la defensa de los derechos de los indígenas y afro-descendientes, el respeto a la vida y al medio ambiente, el rechazo a la pena de muerte, el aborto y la eutanasia.
"Damos gracias a Dios, pues aún en medio de luces y sombras propias de la realidad humana, dado el contexto de esos momentos, la Iglesia católica estuvo presente en cada uno de ellos con un papel proactivo, como agente constructor y constitutivo de la nacionalidad costarricense", expresaron los obispos en su mensaje.
Por su parte, la Conferencia Episcopal de Nicaragua ha emitido un mensaje en el que se invita a celebrar la independencia mediante el compromiso activos de todos los sectores de la sociedad a "superar divisiones y actitudes violentas y egoístas" y a rezar para que el país cuente "autoridades lúcidas, sabias y respetadas".
El mensaje de los prelados nicaragüenses, sumido en las circunstancias históricas del presente, advierte que "Nicaragua necesita reavivar la esperanza, tener un espíritu nuevo que dé vida a esos huesos secos, en palabras del profeta, que ya no sirven a la Comunidad".
Los nicaragüenses, dicen sus obispos, son "hermanos de una misma patria" que si se reconocen como tales, llevarán a vivir, a un país hoy profundamente dolido por circunstancias políticas, a un futuro basado en el espíritu de hermandad, libertad y paz.
Al celebrar el bicentenario de la independencia, los obispos pidieron generar en Nicaragua "una verdadera conversión de nuestro modo de pensar, implica una conversión del corazón, que nos veamos como hermanos, para que juntos podamos construir una nueva sociedad, motivada por la caridad y la solidaridad".
Los obispos agrupados en la Conferencia Episcopal de El Salvador, en su comunicado alusivo a la fecha expresaron que, "en el marco del Bicentenario de la Independencia de los países centroamericanos, el pueblo salvadoreño –como tantos otros pueblos– anhela vivir en un Estado de derecho y justicia pleno".
El tema central del mensaje de los prelados salvadoreños giró en torno a los problemas políticos que vive el país y que "deterioran la democracia" y, al mismo tiempo, "plantean una reflexión a los diferentes actores sociales sobre la justicia y el derecho por años negado, debido al ejercicio de prácticas ilegítimas e improcedentes".
Entre los males del país, los obispos señalaron la corrupción, la impunidad, el nepotismo, el compadrazgo, la compra de voluntades, la mentira, la difamación, la calumnia. "Prácticas como éstas, que son contrarias a la ley, han provocado miles de víctimas entre el pueblo salvadoreño".
En su mensaje insistieron en que en El Salvador, "no tendremos nuevas y renovadas estructuras sin hombres nuevos que a la luz del Evangelio sepan ser verdaderamente libres y responsables" y exigieron que la Constitución sea guiada "conforme a los valores y principios de nuestra sociedad, deberá defender el bien de la vida y la familia".
Por los obispos de Guatemala ha hablado el obispo de Escuintla, Víctor Hugo Palma, quien en su mensaje con motivo del bicentenario de independencia de su país expresó a que, aún en medio de las limitaciones de la pandemia, "encontremos en la Palabra de Dios y en la Doctrina Social de la Iglesia, la luz para construir siempre la libertad".
El obispo de Escuintla fue muy claro al recalcar que hay "cadenas que impiden vivir integralmente toda libertad: el recuerdo, hoy sin muchas celebraciones, del Bicentenario de la Independencia encuentra sin embargo, que hay cadenas o nuevas formas de esclavitud que impiden la realización plena de la persona".
Por ello, recordó el prelado en su mensaje, "en medio del abundante lenguaje de libertad de estos días, sea cual sea su formulación, no podemos olvidar la paradoja que esa libertad tiene para un cristiano", la cual solo puede lograrse "mediante la conversión con Dios".
Finalmente recalcó que "los cristianos católicos recordamos que nuestra misión es contribuir al bien común en todas sus formas y expresiones, toda vez se tenga en cuenta la libertad de conciencia de la persona, el cuidado de la vida desde su concepción hasta su fin natural, y la atención a quienes tienen menos recursos pero que son presencia del Señor necesitado".
